Le gusta ver como se despiden, pareciera que le obsequiaran sus guiños plateados.
En minutos las luces del alba teñirán el firmamento con matices rosados, pronto mutarán al anaranjado cuando el sol comience a emerger desde las profundidades del océano.
Instante mágico en estas latitudes donde pareciera que finaliza el mundo.
El comedor huele a café recién hecho, compartirá el desayuno con los otros soles que engendró junto al amor de su vida.
Si algún ser humano observara la escena diría que halló una familia perfecta.
Despedirá a sus amores hasta a hora del crepúsculo, nuevamente los leños encendidos serán testigos de anécdotas ocurridas durante el día de trabajo para uno y tareas escolares para los más pequeños.
Necesita como el sediento en el desierto llorar su pena, pena que vino de la mano de la traición incomprensible de dos seres a los que consideró amigos incondicionales.
Amigos con los que compartió alegrías y tristezas, nunca se atrevió a brindarle consejos a la pareja, solo sugerencias,para que el amor platónico que había nacido se convirtiera en realidad tangible.
Necesita caminar, hallar respuestas a sus preguntas que no son tantas.
El bosque de alerces se conserva intacto, magnífico, delante de él se divisan las primeras rocas.
Parador elegido por los turistas de cualquier parte del mundo para admirar el majestuoso océano, océano de aguas azules, océano profundo que es capaz de acercar a los que saben cultivar la amistad.
Graciosa una nube oculta los rayos de Febo, tiempo suficiente para que ella no pueda contener el llanto que anida en su alma.
Lágrimas que tratarán sin suerte de lavar el pasado reciente.
Han pasado varios días en que impuso una pausa en la amistad en la que había creído con todas sus fuerzas, amistad que solo se veía en un racimo de palabras bellas.
Pausa que tiene mucho de eterna, pausa que jamás hubiera imaginado sembraría tinieblas.
Hombre débil, por salvarse de una situación, convino una cosa para luego hacer exactamente lo contrario sin pensar que con esa actitud mezquina estaba socavando los cimientos de una supuesta amistad, supuesto sentimiento al que le rendía culto.
Por respeto trató de evitar roces en la pareja, sobre la espalda cargó con el peso de las mentiras, mentiras que no fueron piadosas sino producto de la ignorancia.
Tarde llegarían las disculpas, disculpas para cumplir con las formas, disculpas que de sinceras hoy el tiempo dice que fueron incomprensibles.
Ella una vez más creyó en el ser humano, ser humano con defectos y virtudes, sabe que en el mundo de los adultos las excusas infantiles no tienen cabida.
Es hora de dar vuelta la hoja, descartar del vocabulario la palabra exigencia, jamás toleraría ese concepto tan absurdo.
La protagonista de este cuento se sintió sucia por mentiras ajenas, la decepción ocupó sus pensamientos.
Solo tiene en claro que a partir de este episodio tan doloroso, donde las tinieblas de los celos aparecieron sin causa que los justificara, deberá ser más cautelosa a la hora de seleccionar a sus amigos.
Ni una lágrima más derramará por este tipo de eventos, quiso ayudar, no alcanzó, lo triste es que nadie mide las consecuencias de las mentiras que se pronuncian en determinados momentos.
Solo tiene una certeza, jamás disculpará a quienes le hicieron tanto daño, daño incomprensible como innecesario.
En el mundo de los adultos son otros los códigos.
No habrá más lágrimas, no existirán palabras ni justificaciones a las que fueron pronunciadas.
Asume con dolor que esos dos seres han pasado al olvido.
La traición no se perdona, puede repetirse.
http://www.youtube.com/watch?v=qcspke1uaC8&feature=related
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