RECUERDOS DE PAPEL

Marcelo Herrera es un hombre de gesto áspero para quien no ha llegado a conocerlo.
En poco tiempo ha perdido afectos que marcaron su vida, afectos que reavivarán como si fuera fuego su corazón abatido.
Tiene una vida estructurada, familia, hijos, trabajo.
Muchas veces pese a que los ama profundamente quiere estar solo para recordar pequeños momentos que no compartió con nadie, ni siquiera con su compañera de más de veinte años.
Son esos recuerdos que como el papel comienzan a tornarse en color sepia, momentos que un leve suspiro es suficiente para convertirlos en llamas.
Abandonará su jornada laboral unas horas antes, los trámites en la ciudad no pueden postergarse.
Mientras camina hacia la estación la recuerda, el primer amor que jamás ha podido olvidar.
Quisiera volver a escucharla ahora, cuando los años han sumado experiencia.
Sueña con un destino compartido, recrear la primera vez que pasaron juntos, aunando temor a lo desconocido.
Momentos imborrables en el alma de todos los que amaron sin límites.
La formación con su estridente bocina apura a los pasajeros, cada vida es protagonista de circunstancias diferentes.
Absorto en sus pensamientos decide continuar con la lectura de un libro, un escritor famoso que es diferente a los libros de política que lee con frecuencia.
Un vendedor de CD lo distrae, la canción le recuerda a una amiga dilecta, se pregunta si será casualidad o causalidad la melodía.
En veinte minutos llegará a destino, cada estación ferroviaria le recuerda pasajes de su vida.
No puede concentrarse en la lectura, vaya a saber por qué motivos en todas las caras cree adivinar el rostro del primer amor, ese que nunca se olvida.
En esos momentos de ternura el mundo los acuna a los dos, hasta puede sentir los acordes de la guitarra cuando le dedicaba las canciones favoritas, canciones que lograban el corazón cabalgara de manera intrépida.
Aún se conmueve, como en una película reaparecen las imágenes, el primer acercamiento, el abrazo, la respiración entrecortada, preludio del primer beso.
Aquella luna colgando redonda y blanca desde el cielo, destellos plateados iluminando la fusión de los cuerpos.
Cierra el libro, pareciera que está soñando.
Los pasajeros continúan con su destino, el guarda le avisa que ha finalizado el recorrido.
Pese a los años que han transcurrido, pese a que está en la mitad de la vida, pese a que ha bebido el sabor de otros besos, más allá de las conquistas que llegaron a su corazón ávido de nuevas vivencias, sabe que esos recuerdos de papel siempre estarán enrejados en un rincón de su alma.
 
http://www.youtube.com/watch?v=MX5axcL0AM0&feature=related