Tuesday, May 29, 2012

HISTORIA DE UN LIBRO



Me siento derrotado, muchos de mis amigos volvieron a ocupar los estantes de afamadas librerías.
Más que amigos eran hermanos.
Te habrás dado cuenta que soy un Libro.
Durante un par de semanas estuve en las mesas de una Feria que nos hace honor en forma anual, se trata de llegar al lector con la misma calidad, aún cuando nuestro precio sea inferior.
Hace más de un año quien me editó volcó en cada página cada una de las vivencias que tenía.
Historias de amor conmovían las fibras más íntimas del más circunspecto, historias que lograban recordar pasajes pasados o edificar otras del futuro.
Antes de mi destino final, recorrí el país junto a mis hermanos.
Sentí caricias cuando las manos de una mujer me tomaban, sin que fuera perceptible temblaba cuando hojeaban mi contenido.
Más de una vez observé el rodar de las lágrimas, lágrimas a las que no necesitaba preguntarle cuándo habían nacido, las emociones no tienen edad.
Debo reconocer que la cobertura que cubre mis hojas y tu conoces como tapas es atrayente, en el frente tengo paisajes, las letras doradas indican el titulo y el nombre del autor.
Mi creador sabía que recorrería varios sitios, pidió a la editorial que me dotara de solapas, por fin tenía un traje de etiqueta, en la posterior escuetamente comentaba mi contenido.
Sé que antes de editarme hubo tensión entre el escritor y el corrector literario, éste con tanto arreglo disparatado quería cambiar mi esencia.
Privó la razón, el entendimiento para que ambos llegaran a un acuerdo sin modificar mi alma.
Supe que viajaría a la Feria del Libro, logré el éxtasis cuando me colocaron en un canasto, había llegado el momento para quien me concibió, momento de consagración que trae sonrisas u olvido que provoca el llanto que no se detiene ante nada, cuando la nada tiene el nombre de desidia.
No sé cuanto tiempo duró el viaje, junto a mi familia me acomodaron en coquetos y coloridos stand.
Flashes de cámaras fotográficas nos hacían parpadear, jamás había visto tanta gente ávida de lectura.
Regalé sonrisas de cartón, esperando que alguien me llevara entre los objetos más preciados.
No ocurrió.
Alguien a quien no prefiero identificar me acunó entre sus manos, parecían las de un artista, quizás un pintor, un músico o en el peor de los casos un ser al que le sobraba maldad.
Sentí un dolor profundo cuando desgarraron la solapa posterior, esa acción era igual a mi sentencia de muerte.
Estaba herido, sin capacidad de reaccionar, no entendí el por qué de tanto daño gratuito.
Lloré lágrimas de papel, mi final estaba cercano.
La Feria del Libro terminó, fue un éxito.
Estoy en un conteiner pese a que mi contenido está intacto.
Tengo las horas contadas, seré destruido, nadie me llevaría a su casa por el solo hecho de tener cicatrices, por ello te pido ayuda.
Siento que me ahogo en las letras, me falta el aire, considero que tengo una vida útil, aún cuando muestre mis íntimos desgarros.
Te pido que me ayudes a salir de aquí, las heridas que me profirieron no son graves, tu cuota de cariño será suficiente para rescatarme del olvido.
¿Podrías ayudarme?
No soy yo quien pueda perdonar, otros se ocuparán de ese detalle.


http://www.youtube.com/watch?v=K1BhmwNCN…

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