VOLAR SIN LÍMITES

Las caminatas por la orilla del mar ofrecen paz, se despejan los sentimientos.
No importa si el frío nos hace tiritar.
El paisaje es perfecto cuando es imperioso encontrarse con uno mismo.
La soledad no es un estadío permanente, es absolutamente necesaria cuando se desea clarificar los sentimientos.
Observar la danza perpetua de las olas trae un bagaje de paz que se anhela.
Desde la costa se pueden observar navíos majestuosos, parten a los destinos originales, el pasaje lleva los sueños de quienes nos han visitado brevemente, ellos como yo no quisieron perderse las vistas salidas de un libro de cuentos, llevarán en sus retinas la belleza de un sitio en el que un ser superior dejó que la naturaleza se expresara en su total dimensión.
Hasta dentro de unos meses cuando la inclemencia del frío modere su intensidad no volverán a visitarnos.
En cada alma quedarán grabadas para siempre las experiencias vividas, idiomas parecidos al nuestro nos harán sonreír en medio de la nostalgia, al final de cada vivencia habremos aprendido a comunicarnos por señas, conjunción armoniosa para hacerle sentir a quien nos visita que está temporalmente en su casa.
Las gaviotas siguen la estela espumosa que dejan las naves.
Por un instante, montada en el viento con las extremidades casi escondidas desplegué mis alas blancas, solitaria emprendí vuelo, planeaba alto, tan alto que no me llegaba el eco de tus palabras.
Suspendida en el aire muy cerca de las nubes que trataban de ocultar los rayos del sol de una mañana límpida encontré el sentido de la libertad, libertad que solo puede hallarse cuando se tiene tranquilidad de conciencia.
Libertad que no se deja manipular por nada, libertad que solo acepta el silencio.
Silencio necesario cuando se han arbitrado todos los medios para llegar al entendimiento, entendimiento que no aparece cuando se impone la soberbia, el exigir al otro que renuncie a todo aquello que ha aprendido con el correr de los años.
Los renunciamientos no son necesarios cuando coartan la libertad..
Aquí donde me encuentro, tan cerca y a la vez tan lejana del universo las mezquindades no tienen cabida.
Si existiera un lugar perfecto estoy segura que sería éste, pacífico, tan pacífico que no llega el eco de las palabras equivocadas.
La nave magnífica se ha convertido en un punto pequeño en el océano, tan pequeño que en su andar pronto desaparecerá de mi vista.
El cielo comienza a vestirse con colores púrpuras y morados, es hora de emprender el regreso.
Estoy feliz con esta experiencia, he de exigirle a mis alas un poco más de esfuerzo, debo regresar al nido tibio, allí me esperan.
Hoy he sido una gaviota que planeaba, en mi vuelo observé la magnitud de la naturaleza.
Mañana es incierto, falta mucho para que llegue, no sé si vuelva a emprender vuelo o me transforme en aquello que desconozco.
Vive el presente, sepulta bien hondo el pasado, solo rescata aquello que ha sumado para que puedas seguir edificando un futuro cristalino, tan cristalino que puedas proyectar todos tus anhelos.



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