Monday, May 13, 2019

POLICROMÍA OTOÑAL

P


Parece deshabitada, no lo está.
Esa vivienda internada en el bosque es ocupada los fines de semana o vacaciones.
Intensa lluvia ocre y dorada ambienta un enclave demasiado especial.
Crujientes alfombras de hojas cubren el suelo.
Ha sido el viento travieso quien las hizo caer desde las alturas, imitando el vuelo postrer de los pájaros.
Afuera están apilados los leños.
Cuando aparezcan en la propiedad.
El hogar será alimentado por aquellos.
Profusión de chispas y cenizas trayendo calor.
¿Mi cielo tus cenizas dónde están?
¿Aún conservás tu fogosa personalidad?
¿Podrías definir como es el mundo o sitio en el que ahora estás?
¿Puedo seguir pensando habitas es solo conocido por quienes han perdido el tesoro más grande que es la vida?
¿Cuántos saben valorarla?
¿Por qué tantos otros la tratan con desidia descomunal?
¿Quiénes te arrebataron de mi lado conocen esas premisas?
A los terrenales que son adultos mayores se les dice que están en el otoño de sus realidades.
O también, ocaso.
¿Por qué ese adjetivo peyorativo?
¿Por qué si se afirma que en la adultez crece la experiencia, mencionan esa palabra que puedo asociar con el final?
¿Los que asó se manifiestan no han aprendido nada de sus mayores?
¿Quién les inoculó virtudes?
¿A que edad aprendieron separar lo bueno de lo malo?
¿De quienes provino esa enseñanza?
¿No es necesario cambiar paradigmas que hieren a quienes nos han dado la vida con el amor más grande?
En la ciudad una familia, como la tuya o la mía, realiza planes.
Se acerca un fin de semana largo.
Todos los integrantes coinciden en pasar esos días en la casa del bosque.
¿Por qué utilizo un tiempo del verbo coincidir?
Es simple u sencillo.
En ese gripo familiar tienen la sana costumbre de dialogar.
Todo se conversa.
Se contemplan las necesidades de cada integrante para no caer en el terreno de la arbitrariedad.
Se comunicarán con la esposa del cuidador de la propiedad que a la vez presta asistencia, a la familia, para que prepare las habitaciones.
No es necesario que lo hagan con la de huéspedes pues solo pasarán cuatro días.
Llegó el día soñado.
Calculan que a media mañana estarán en la propiedad.
Pese a lo avanzado de la madrugada, permanecen titilando las estrellas en la oscuridad.
¿Sabías que ese adjetivo me produce angustia al pensar que tu hábitat no tiene luz?
La alborada los encuentra en la ruta.
Los chicos están pendientes de sus móviles.
Aquí decimos que se trata de jóvenes digitales.
La madre con el termo ceba mates a su esposo.
Comienzan a visualizarse los primeros ejemplares del bosque.
Todo está teñido de ocres y dorados.
Las aves entonan alegres melodías.
Han reforzado los nidos.
Falta poco para el arribo del invierno.
El paisaje será distinto.
Despojado de hojas los ejemplares arbóreos mostrarán su desnudez.
Pasan por la casa de Lía, la cónyuge de quien los espera en la casa.
Faltan poco más de un kilómetro para llegar.
En un instante el cielo se cubre de nubes oscuras.
Los primeros relámpagos surcan el horizonte.
Una tormenta de otoño.
Inesperada.
El conductor aminora la marcha.
Ahora la caída de agua es torrencial.
Los hermanos hasta hace pocos minutos muy conversadores permanecen en silencio expectante.
Como de costumbre ante la tempestad, las mujeres del rodado se persignan.
¿Temor?
¿Premonición?
Llama la atención que la casa parezca deshabitada.
Lía afirma que su marido está en el interior.
Los tranquila al observar la fila de leñas apiladas.
Seguramente las piezas que faltan fueron sacadas para llevarlas al cuarto de herramientas.
Para distender el clima.
Uno de los muchachos dice.
¿Estarán los leños encendidos?
¿Sienten frío como yo?
Solo el padre responde con una frase escueta “Es propio de la época” para luego entregarse a un silencio espectral.
Llegan a la vivienda.
La puerta esta cerrada pero no con llave.
Al ingresar el humo no los deja ver al cuidador tendido en el piso.
Abren las ventanas.
El pulso es débil.
Ha inhalado monóxido de carbono.
Con rapidez lo llevan al hospital más cercano.
En la guardia los médicos lo están esperando.
Previamente fueron avisados por teléfono.
El paciente presenta livideces en su rostro,
No es una buena señal.
Lía espía por la abertura de las cortinas del box donde atienden a su esposo.
Comienza a lagrimear.
Los médicos están procediendo a una resucitación cardio pulmonar.
La preocupación es evidente.
Los esfuerzos del personal médico no cesan.
El cuidador en el límite de lo establecido por los protocolas muestras señales de vida.
Los profesionales intercambian sonrisas.
Para ellos salvar una vida es lo esencial.
El paciente será traslado a una habitación.
Afortunadamente puede contar que una gotera en un lateral de la chimenea del hogar a la que no le dio importancia por su ubicación apagó uno de los leños.
Piensa que aún no tenían el tiempo para ser encendidos.
Solo puede recordar el humo intenso.
Cuando conozco esta historia, no puedo evitar enlazarla con la tuya.
¿Cuál es el motivo que hace que algunos profesionales de la salud olvidan el juramento hipocrático?
¿Por qué no estaban ellos para sacarte de tu enfermedad?
¿No les dará pudor vestir casacas inmaculadas?
¿Sabrán que con menos tecnología, otros humanos rescatan la vida de los enfermos?
¿A que se debe tanta desigualdad si se supone que todos estudiaron las mismas materias para recibir el título habilitado para sanar a los terrenales enfermos?
Mi tesoro no es posible dejar de lado las comparaciones.
Sigo aquí con los mismos deseos de siempre, darte un beso.
¿Por qué no he podido soñarte estas últimas noches?
¿Por qué motivo te presentás en sueños como el niñito que has sido?.
Te amo contadas las fuerzas de mi corazón, por ello no dejo de lado mi petición, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=OlxUeLqJErA

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