Friday, May 03, 2019

ROCÍO DEL CIELO




No ha cesado de llover.
Pareciera que el tiempo desea acompañar el desasosiego que me mantiene apresada desde tu ausencia sin razón.
¿Se necesita tanta agua para lavar las heridas del alma?
Desde la ventana de mi refugio, en absoluta soledad observo la calzada, está cubierta por efecto del último chaparrón.
Tres barquitos de papel, navegan cerca del cordón de la vereda.
Frágiles.
La fuerza del agua les impide avanzar.
Emotivas imágenes.
Puedo situarme en tu más tierna infancia.
En ese momento acumulabas un sueño junto al otro.
Quizás pensaras que en algún instante podrías cristalizar.
Una hoja vestida de otoño, avanza detrás de aquellos.
El tono amarillo de la superficie, muestra que en poco tiempo será una lamina crujiente, de color más oscuro que las pisadas terrenales romperán.
La lluvia tiene significados diferentes de acuerdo al estado anímico de quien la presencie.
Los más pequeños son los que más la disfrutan.
Aprovecha para escaparse de nuestra vista para cometer una travesura que los haría inmensamente felices.
Mojarse.
Cuando regresan no recibirán el reto de quienes los cuidamos, abrazándolos, comenza remos a secar sus cueros para evitar daños posibles en la salud.
Retrocedo en el tiempo.
Puedo recrear tu sonrisa cuando salías sin paraguas.
Te encantaba mojar tu cuerpo o tan solo los pies.
Una sensación diferente.
Quizás tu primera conexión con los fenómenos naturales.
Tiempo de carcajadas y amor incondicional.
Adolescente, evitabas usar impermeable, accesorio que era una antigüedad.
Demasiado personal desde siempre.
A las personas con una realidad solitaria, la lluvia es congoja, recuerdos.
El follaje de los árboles siente pasión a poder lavar cada una de sus hojas.
Todos los tonos de verde se tornan brillantes.
Radiantes las flores en cada pétalo, lucen esferas transparentes, más grandes que una gota de rocío.
En este caso al provenir desde las alturas sus vestidos son de mayor tamaño.
Por el medio de la calzada se recorta la figura de una mujer enigmática.
Sobria en su vestimenta.
De pocas palabras.
Comentan responde al nombre de Lara.
Su vida es la de una ermitaña.
La vivienda que ocupa siempre está con las persianas bajas.
Pareciera no interesarle lis destellos dorados del sol.
Cuando compró la propiedad, ésta poseía un bello jardín.
Las especies florales alegraban la vista y el corazón.
Al poco tiempo el césped fue reemplazado por lajas.
Desaparecieron los canteros.
Solo quedan en la entrada una esterlicia.
Cautiva con sus flores con forma de pájaros con plumas naranjas y violetas a punto de emprender vuelo.
Muchos inventan relatos delirantes sobre Lara.
El pavimento mojado a veces es una trampa resbaladiza.
La mujer cae frente a mi refugio.
Deseo ayudarla.
A medida que me acerco observo se trata de una bella mujer.
Tiene heridas importantes en las rodillas.
Su rostro está balado en lágrimas.
No es una apreciación equivoca.
Es fácil distinguir entre las gotas de lluvia y el llanto.
Le ofrezco un toallón para que seque sus cabellos.
Agradece con un moviendo de su cabeza.
La mirada triste me lleva a pensar en mil historias.
No es mi intención atribuirle ninguna.
¿Hubieras reaccionado igual que yo?
Seguramente, sí.
Quisiera entender por qué no ha emitido una sola palabra.
Respetaré su silencio.
Es joven.
Demasiado para estar tan triste.
La ayudo a quitarse el impermeable empapado.
Advierto que en sus muñecas tiene cicatrices.
Ella lo ha percibido.
A través de señas me pide algo para escribir.
Duele su soledad.
La tristeza de su mirada.
¿Desde dónde estás podés visualizarla?
Le alcanzo un blog de hojas y un bolígrafo.
Pide le formule preguntas, ellas las contestará brevemente.
No le preguntaré por las marcas de sus brazos.
Solo el nombre.
Es vedad.
Responde al nombre de Lara.
Contesta con la avidez de quien hace tiempo está como yo en estado de desamparo.
Ha perdido el don de la palabra.
No quiero invadir su privacidad.
Si tiene deseos contará la causa.
Mientras curo sus rodillas, sigue escribiendo.
Su imposibilidad de hablar se originó al nacer su beba.
La niña murió a las pocas horas de nacer.
Desde ese dramático instante no puede hablar.
Es comprensible.
¿Saben que perder un hijo es morir un poco cada día?
¿Por qué se nos niega la posibilidad de partir junto a ellos?
¿Para qué nos mantienen donde no deseamos estar?
¿Qué otras pruebas necesitan para comprender que nada debemos hacer en suelo terrenal?
¿No han visto la desesperación de esta joven muchacha?
¿Cuál es el motivo de tanta crueldad?
Mientras pienso Lara sigue con su relato de frases cortas.
Obviamente las marcas de sus muñecas han sido provocadas en un fallido intento de suicidio.
No tarda en preguntar quien me acompaña en la foto del portarretratos, presidiendo la mesa del comedor.
Brevemente le cuento pinceladas de mi tortuosa existencia.
Las lágrimas vuelven a rodar por el rostro de la mujer.
Le aconsejo busque ayuda en las ciencias que alivian el dolor.
O al menos lo intentan.
Le pregunto si puedo presentarle a Liliana.
¿Te parece bien?
Acepta en su desesperación.
Agradece mi atención con un calido abrazo.
Ha pasado más de un año.
No he vuelto a ver a Lara.
La casa que habita ha cambado.
En lugar de lajas ha vuelto el césped.
Pocos canteros contienen cyclamen.
A ella no se la ve.
Hoy es un día otoñal.
¿Recordás que es una de nuestras estaciones favoritas?
¿Se estás en algún sitio, ese enclave tiene los colores de cada estación?
¿Cuánto falta para que llegue a tu lado?
Suena el teléfono.
No reconozco la voz que me llama por mi nombre.
Es Lara.
Cada palabra que pronuncia se parece a una catarata de agua cristalina.
Cuenta que estuvo internada.
Con la asistencia de clínicos, psicólogos y psiquiatras, ha recuperado la palabra.
Pide que la visite por primera vez en su domicilio.
Concertamos vernos esa misma tarde.
Lara es otra mujer.
Con infinidad de proyectos.
Seguir alguna especialidad de su carrera de novel abogada.
Es una joven capaz de lograr todo aquello que emprenda.
El resto vendrá de las manos de la existencia.
Lara se parece mucho a quien fue.
Deseo regresar a mi refugio.
Necesito contarte los eventos sucedidos.
Entiendo que tu esencia los ha percibido.
Estas conexiones que establecemos son fascinantes.
Es en el único momento que trato de pensarte alejado de la enfemedad.
Mis utopías son las de siempre.
Preciso cristalizar mis sueños a tu lado.
Allí volveré a esbozar una sonrisa.
Tesoro de mis entrañas te amo, por ello siempre te pido nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=F-1ZLI7mAtU

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