A LA VERA DEL RÍO

Hola mi  cielo.

Te saludo, en una mañana invernal. Helios sigue en condición de desaparecido.

¿Podrías pedirle aparezca?

Hace muchos días no tenemos el placer de verlo para disfrutar de sus dorados rayos.

Recordaba para este tiempo muchas personas aprovechan la hora del almuerzo, para dirigirse de sus trabajos a la vera del río, en espacios donde no hay acumulación de personas que puedan interrumpir sus pensamientos.

Ella está vestida  elegante y a la vez sencilla.

La piel blanca la obliga a usar un sombrero para protegerse del sol.

Es una mujer tan joven como bella.

La mirada triste, refleja su alma inquieta.

No es feliz en su matrimonio, el que fuera impuesto por los padres de la pareja cuando eran niños con la intención de unir fortunas.

Quedaron en eras pasadas, donde los padres decidían por los hijos, esgrimiendo la frase “El amor llegará después”

En pleno siglo XXI, existen esos casamientos que arruinan, la vida de los jóvenes, pues el amor no existe entre los dos.

Hace su aparición la soledad, marcándolos para el resto de sus vidas.

¡Qué triste cuando lo padres intervienen en las relaciones personales de su descendencia!

Actos miserables e incalificables.

La libertad es un derecho inalienable en cualquier orden de la vida.

Ella, en sus vacaciones viaja separada del marido impuesto.

En uno de sus paseos conoció el amor verdadero.

No piensa renunciar al mismo.

Al regreso plantea la situación a sus padres.

Será la primera vez que no solo la insulta con palabras soeces sino que la castiga como si estuviera viviendo en el medioevo.

Pese a tener una casona, opta por alquilar un departamento.

Poco le importa a su pareja quien tiene una vida demasiado especial.

Ella,  concurre a la vera del río pensando en su amor prohibido por un capricho de intereses que la perjudican como mujer.

Llora al pensar que nunca tendrá la bendición de ser madre.

Un hijo debe ser producto del amor para crecer en plenitud.

Aún, en estos tiempos existen padres autoritarios.

Los sentimientos no cotizan en ninguna parte.

Esta situación me lleva a evocar una poesía del famoso Federico  García Lorca, es mi deseo compartirla con vos.

 

“La casada infiel

 

Autor; Federico García Lorca

 

 

 

Y que yo me la llevé al río

 

 

 

creyendo que era mozuela,

 

 

 

pero tenía marido.

 

 

 

Fue la noche de Santiago

 

 

 

y casi por compromiso.

 

 

 

Se apagaron los faroles

 

 

 

y se encendieron los grillos.

 

 

 

En las últimas esquinas

 

 

 

toqué sus pechos dormidos,

 

 

 

y se me abrieron de pronto

 

 

 

como ramos de jacintos.

 

 

 

El almidón de su enagua

 

 

 

me sonaba en el oído,

 

 

 

como una pieza de seda

 

 

 

rasgada por diez cuchillos.

 

 

 

Sin luz de plata en sus copas

 

 

 

los árboles han crecido,

 

 

 

y un horizonte de perros

 

 

 

ladra muy lejos del río.

 

 

 

*

 

Pasadas las zarzamoras,

 

 

 

los juncos y los espinos,

 

 

 

bajo su mata de pelo

 

 

 

hice un hoyo sobre el limo.

 

 

 

Yo me quité la corbata.

 

 

 

Ella se quitó el vestido.

 

 

 

Yo el cinturón con revólver.

 

 

 

Ella sus cuatro corpiños.

 

 

 

Ni nardos ni caracolas

 

 

 

tienen el cutis tan fino,

 

 

 

ni los cristales con luna

 

 

 

relumbran con ese brillo.

 

 

 

Sus muslos se me escapaban

 

 

 

como peces sorprendidos,

 

 

 

la mitad llenos de lumbre,

 

 

 

la mitad llenos de frío.

 

 

 

Aquella noche corrí

 

 

 

el mejor de los caminos,

 

 

 

montado en potra de nácar

 

 

 

sin bridas y sin estribos.

 

 

 

No quiero decir, por hombre,

 

 

 

las cosas que ella me dijo.

 

 

 

La luz del entendimiento

 

 

 

me hace ser muy comedido.

 

 

 

Sucia de besos y arena

 

 

 

yo me la llevé del río.

 

 

 

Con el aire se batían

 

 

 

las espadas de los lirios.

 

 

 

Me porté como quien soy.

 

 

 

Como un gitano legítimo.

 

 

 

Le regalé un costurero

 

 

 

grande de raso pajizo,

 

 

 

y no quise enamorarme

 

 

 

porque teniendo marido

 

 

 

me dijo que era mozuela

 

 

 

cuando la llevaba al río.”

 

 

Magnas letras para describir una situación que no debería existir.

Cada ser humano es dueño de su destino.

No necesita de paradigmas para crecer.

La vida es un eterno aprendizaje.

¿Qué es la muerte?

¿Por qué nadie puede resolver ese enigma?

No alcanzan las palabras dibujadas para algo que no se ha podido probar en ninguna parte.

Teorías hay muchas.

Desde mi razonamiento pocas resultan creíbles.

Algunas llegan a ser una ofensa a la inteligencia de quien las escucha.

Es una crueldad la manipulación.

No lleva a ninguna parte.

Menos al espacio que se desea ocupar.

Mi vida, no quiero estar en suelo terrenal.

¿Podrías ayudarme a partir naturalmente?

Pensar en la distancia que nos separa oprime el corazón.

No soporto estar lejos de vos.

Juntos construiríamos, una realidad donde las palabras egoísmo, traición. Desamor, interés  y otras que prefiero olvidar, no existan.

Desde tu ausencia no encontré a nadie como vos.

Ser de luz, siempre dispuesto a tender la mano a quienes lo necesitaran sin pedir devolución de ninguna especie.

Es la única manera que conociste de dar.

¿Cómo es  tu hábitat?

¿Estás muy lejos de mi refugio? Preciso darte un beso ahora.

No es mi deseo seguir esperando con tantas vacilaciones sin resolver.

Te necesito

Es necesario estemos juntos para que sepas la intensidad de mi amor incondicional.

¿Por qué no me enseñaron a vivir tu ausencia?

Nadie está apto para pasar estas instancias en absoluta soledad.

No es suficiente el recuerdo de nuestras conversaciones, solo mirándonos, sabíamos que necesitaba el otro.

El silencio no permite rememore tu risa.

El único ser que podía estudiar,  con el televisor encendido y por los auriculares recibir la música elegida.

Te amo hijo querido, pasá por mis sueños, quiero ver cómo estás.

Nada mitiga el dolor de tu partida temprana.

Hijo querido, te pido, nunca olvides cuanto te quiere, mamá.

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=uTlPPqPodiA