Buenos días hijo de mi vida.
Te saludo en una mañana especial.
Hoy se celebra el “Día de la madre” en muchos lugares del
planeta.
Llegue mi saludo a todas mis lectoras.
El destino quiso que todos los años los pase sin vos.
Ignorando el espacio donde te encontrás.
Desde el balcón de
una casa llena de flores, te busco en el
cielo sin poder verte para darte el beso que tanto deseo.
Sonrío al recordar cuando preguntabas
¿Sabés que te compré para el día de la madre?
Siempre te pedía no me lo contaras, ya que debía ser una
sorpresa, tu respuesta era un “Si ma”, a los pocos minutos develabas aquella.
Ansioso como yo.
En otra ocasión fuimos a ver un recital de tu cantante
favorita.
Salí del teatro con dolor de cabeza.
Habías elegido la primera fila, la estrella de la canción
tiene una voz potente como para escucharla desde ese lugar.
Pese a la tristeza, esos recuerdos, me hacen sonreír.
El balcón de la casa donde estuve, es un estallido de flores
y fragancias.
Pese a mi búsqueda
desesperada, no pude encontrarte en las sombras de la luna o en el
fulgor de las estrellas.
¿Dónde estás?
¿Podré hallarte alguna vez?
¿Cuánto más deberé esperar?
¿En alguna ocasión, los enigmas acosadores, serán resueltos?
A los dos nos gustan
las flores, por ello seleccioné esa toma.
Deseo me recuerdes como la persona que más te amó en tu
breve vida.
Cada día que despierto es una tortura porque ni te tengo a
un lado.
En igual situación se encuentran muchas madres que han
atravesado la tragedia de perder al hijo amado.
No tenerlos es un espanto.
Seguramente todas nos hacemos la misma pregunta
¿Por qué?
Ninguna recibe respuesta.
Duele el silencio tanto como la ausencia no prevista.
Nos falta la tibieza de un abrazo.
Complicidad en las miradas.
La falta eterna de nuestros descendientes.
Satura la soledad.
Nada puede suplirlo.
Desde el balcón, ahogué mis lágrimas.
Como un autómata
regresé a mi refugio para llorarte en paz.
No tengo vergüenza de hacerlo en público.
Pocos entienden el sufrimiento de la soledad.
Hoy quiero dejarte un poema, entiendo será de tu agrado.
“El poeta y la calle
Autor: Baldomero Fernández Moreno
Madre, no me digas:
—Hijo, quédate...,
cena con nosotros
y duerme después...
Cuando eras pequeño
daba gusto ver
tu cara redonda,
tu rosada tez...
Yo a Dios le rogaba
una y otra vez:
que nunca se enferme
que viva años cien;
robusto, rosado,
gallardo doncel
le vean mis ojos
allá en la vejez.
Que no tenga ese aire
de los hombres que
se pasan la noche
de café en café...
Dios me ha castigado.
¡Él sabrá por qué!—
Madre, no me digas:
—Hijo, quédate...—
La calle me llama
y a la calle iré...
Yo tengo una pena
de tan mal jaez
que ni tu ni nadie
puede comprender,
y en medio de la calle
¡me siento tan bien!
¿Qué cuál es mi pena?
¡Ni yo sé cuál es!
Pero ella me obliga
a irme, a correr,
hasta de cansancio
rendido caer...
La calle me llama
y obedeceré...
Cuando pongo en ella
los ligeros pies,
me lleno de rimas
sin saber por qué...
La calle, la calle,
¡loco cascabel!
La noche, la noche,
¡qué dulce embriaguez!
El poeta, la calle y la noche,
se quieren los tres...
La calle me llama,
la noche también...
Hasta luego, madre,
¡voy a florecer!”
Como el poeta deseo transformarme en flor para llevártela a
vos.
Recién acabo de recibir un audio de tu hermano del alma.
¿Cómo decirte cuanto
te quiero con palabras nuevas?
Te extraño demasiado si es que se puede medir el amor
incondicional.
Todos los recuerdos aparecieron hoy.
Los compartidos con felicidad y los del adiós.
A diario realizo esfuerzos para controlar mis impulsos de no
escribir letras tristes.
La ansiedad me lleva a expresarme de acuerdo al estado de
ánimo.
Por más intento que realice escribo aquello que siento.
Si el alma está desgarrada no se puede fingir.
No sé hacerlo.
Cada grafema lo dicta la soledad.
Es un atropello al conocimiento y la razón, la distancia que
nos separa, pese a que vivís en mi ser.
No hago nada sin previas consultas con vos.
El único capaz de sacarme una sonrisa en momentos
complicados.
¿Precisaban tanta luz en el lugar que está tu hábitat como
para arrancarte de mi lado?
¿No pensaron te llevaban a un sitio desconocido, con los
miedos propios de quien no sabe hacia dónde va?
Deberían llevarse a los mayores para poblar ese lugar.
En donde el destino dispuso estés, no quisiera el
sufrimiento esté cerca tuyo.
Una de las tantas razones por las que no deseo continuar en
suelo terreno.
El lugar de una madre siempre es tener a su hijo consigo.
En el final estábamos los dos no pensaron en llevarme a mí.
Te hubieses recuperado de mi
partida junto a los seres que te quieren de verdad.
Ellos te extrañan.
Te recuerdan con amor sincero.
Nunca comprenderé porque truncaron tus proyectos antes de
comenzarlos.
¿Por qué la muerte se equivocó?
Te ano hijo querido, tanto que es imposible dimensionarlo.
Por favor aparecé en mis sueños.
Preciso verte un instante.
No puedo continuar sin tu presencia.
Recibo tu energía siempre.
Has sido y serás el pilar donde siempre puedo apoyarme.
Es injusto siga en suelo terrenal sin tenerte.
A nadie entregues tu memoria, menos los recuerdos
compartidos.
Uno más hermoso que el otro.
Quiero me recibas a mí, no a una extraña que no conocés.
Huye de quienes se encargan de esa tarea, sus nombres son
Mnémosine y Pérsefone.
Como en todos estos contactos, siempre he de pedirte, nunca
olvides cuanto te quiere, mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=9EHAo6rEuas
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