Buenos días hijo querido.
Te saludo en una mañana con el cielo cubierto de densos
celajes oscuros, preludio de una tormenta fuerte, esperando no sea destructora
con la caída de granizo.
Hoy el cielo acompañará mi llanto por tu ausencia. Ayer fue
una jornada cruel, como todas en la que está involucrada la vida.
Un vehículo oscuro estaba estacionado sobre la avenida.
En el interior un pequeño esperaba sentado, mientras su
padre realizaba una operación de un cajero automático.
La próxima llegada del otoño hace los días sean más cortos y
la oscuridad aparece más temprano.
En el interior de la entidad bancaria dos personas con
apariencia normal, esperaban detrás del conductor.
En principio parecía realizarían una operación.
No me gustó la apariencia de los jóvenes a quienes sería difícil de identificar pues
ambos portaban barbijo y gorros.
Mi corazón o intuición me hicieron salir de allí, por lo
tanto cruce la avenida con la intención de tomar un taxi para volver a mi
refugio.
Antes de llegar a la
vereda opuesta, se escuchó el sonido de un disparo.
Quedé paralizada por el ruido de las balas, recordando allí
estaba ubicada la silla del bebé.
Los delincuentes huyeron en una moto.
Cuando escuché llorar al bebé, volví sobre mis pasos para
ayudar.
El niño estaba bien, no había sido rozado por la bala
asesina.
Al no poder quitarle dinero a su papá pues estaba ejecutando
una transferencia bancaria, furiosos dispararon sobre el cristal destruido.
Una historia de horror.
Como testigo presté
declaración en la comisaría, erigida a pocas cuadras de allí.
Como sucede siempre nos maltrataron verbalmente, parecía el
delito lo habíamos cometido nosotros.
Lamentablemente, durante la pandemia, no sé quien dio la
orden de liberar a más de la mitad de la población carcelaria, beneficiándolos,
con prisión domiciliaria que nadie controla, por ellos esos entes siguen con
sus modus operandi.
Por suerte del destino en esta ocasión nadie salió
lastimado.
Un susto que pudo tener el peor final con la vida de un
inocente.
Espero ese episodio traumático no deje secuelas en el niño.
Quienes intentan quitarle la vida a otro deberían estar
detenidos hasta el final de sus días.
De la cárcel salen peor que al momento de ingresar.
Los que tienen que cuidarnos, siempre miran hacia otro lado.
En lugar de cuidar a los ciudadanos están pensando en sus
candidaturas.
Para ocupar nuevos cargos faltan casi dos años.
No es momento de pensar en mañana sino de ocuparse del
presente.
¿Trae algún beneficio haber cometido la equivocación de
otorgar
libertad, a tantos
marginales?
Mi pregunta es demasiado ilusa.
Pertenezco a la clase de ciudadanos que desea vivir en paz.
Hijo querido imagino tu hábitat donde todo es sereno y
pacífico.
Encontré una poesía de un grande que has leído en otras
ocasiones, mi deseo es dejarla aquí.
“CRISTALES ROTOS
Autor: Pablo Neruda
Hace tres días volví a entrar, después de una larga
ausencia, a mi casa de Valparaíso. Grandes grietas herían las paredes. Los
cristales hechos añicos formaban un doloroso tapiz sobre el piso de las
habitaciones. Los relojes, también desde el suelo, marcaban tercamente la hora
del terremoto. Cuántas cosas bellas que ahora Matilde barría con una escoba;
cuántos objetos raros que la sacudida de la tierra transformó en basura.
Debemos limpiar, ordenar y comenzar de nuevo. Cuesta
encontrar el papel en medio del desbarajuste; y luego es difícil hallar los
pensamientos.
Mis últimos trabajos fueron una traducción de Romeo y
Julieta y un largo poema de amor en ritmos anticuados, poema que quedó inconcluso.
Vamos, poema de amor, levántate de entre los vidrios rotos,
que ha llegado la hora de cantar.
Ayúdame, poema de amor, a restablecer la integridad, a
cantar sobre el dolor.
Es verdad que el mundo no se limpia de guerra, no se lava de
sangre, no se corrige del odio. Es verdad.
Pero es igualmente verdad que nos acercamos a una evidencia:
los violentos se reflejan en el espejo del mundo y su rostro no es hermoso ni
para ellos mismos.
Y sigo creyendo en la posibilidad del amor. Tengo la
certidumbre del entendimiento entre los seres humanos, logrado sobre los
dolores, sobre la sangre y sobre los cristales quebrados.”
Hijo querido ¿Cuándo
llegará el momento de poder darte un beso?
El cofre en que los guardo está casi repleto.
Quiero verte en el lugar donde está tu morada.
Produce hartazgo continuar donde no se desea estar.
¿Has sentido el peso de la soledad?
Pensar en ello impide puedan cicatrizar las heridas abiertas
por el dolor de tu ausencia temprana.
Te pido ayuda para llegar a vos.
Te ano tanto como te extraño.
Deseo verte en mis sueños para acariciarte como antes.
¿Cuándo vendrás?
Te amo hijo de mis entrañas por ello en cada una de estas
conexiones siempre te pediré por favor, nunca olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=ukDFWLWd8gM
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