Buenos días
hijo querido.
Te saludo en
una mañana fría.
Por unos
pocas jornadas persistirá el tiempo agradable, posteriormente arribará el
verano nuevamente, con toda su intensidad.
Quiero
contarte un sueño.
Estábamos a
orillas del mar, caminado.
Ante nuestra
mirada atónita, apareció un violín, apoyado sobre un corazón transparente,
recibiendo los dorados destellos del Astro Rey.
Rodeaban al
delicado instrumento musical, tres girasoles, quienes esperaban al ejecutante,
para que brindara un concierto para las flores que giran sus cabezas de acuerdo
a la posición del Sol.
Una postal
única en la inmensidad.
Tu figura
estaba esperando la temperatura escalara, para internarte en el mar con el
propósito de mostrar tus dores de eximio nadador, en un paisaje soñado.
El concierto
para los girasoles, nunca, se
desarrolló,
Intensos
celajes oscuros comenzaron a cubrir el cielo de color azul.
Preludio de
una tormenta, clásicas en las costas marítimas.
Rápidamente saliste del espejo de agua, con el objetivo
de buscar, un toallón, para secarte las gotas saladas que mostraba tu cuerpo.
Guardé, en
el bolso los elementos que se llevan a la playa, en ese instante tu figura se
desvaneció.
Angustiada
comencé a derramar las lágrimas, traídas
por la desesperación.
El paisaje
soñado tampoco estaba.
Desperté en
estado de conmoción, llamándote pese a que sabía jamás responderías, pues no estás físicamente sino
tatuado en los jirones de mi alma.
Siempre los
sueños donde estás terminan de la misma forma, la soledad me sorprende al
despertar.
En sueños
disfruto de tu presencia corporizada.
Poco dura el
encanto, tanto como el lapso, en que se desarrolla el estado onírico.
Sufro al
despertar.
Quisiera
tenerte nuevamente a mi lado, para expresarte
todo el amor y empatía que nos tenemos.
Imploro soñarte, aún, cuando sepa, solo será una pincelada de paz.
Los días se
suceden pensándote con el amor más puro que una madre dispensa a su hijo.
Disfruto de
los sueños mientras duran, el resto es desazón, al tomar conciencia que jamás
regresarás.
¿Cómo decirle
al destino, vuelva el tiempo atrás?
¿Cómo lograr
que Cronos cumpla con mis deseos de mamá?
Sé las
respuestas, nunca llegarán.
Pese a todo
las espero con ansiedad.
No se trata
de obsesiones sino el deseo de verte nuevamente, tan solo un instante.
Casi noventa
meses de ausencia son demasiados para quien sufre la peor de las pérdidas por
las que puede pasar una mujer que ama intensamente a su hijo.
Para la
fecha seleccioné frases de autores reconocidos, quienes aluden a los girasoles,
siempre buscando al sol.
Como siempre
es mi deseo compartirlas con vos, por ello las dejo aquí, enorme ser de luz,
hijo y amigo fiel.
“Y aquí, el
girasol de la primavera arde brillante en el rayo de la mañana.
Ebenezer
Elliott
Para mí será
suficiente que en un rincón del mundo haya un girasol, un libro y el mar, y el
vivir no logrará aburrirme.
Fabrizio
Caramagna
Y el girasol
amarillo junto al arroyo, en otoño se encontraba la belleza.
William
Cullen Bryant
La vía para
la libertad está llena de girasoles.
Martin
Firrell
El girasol
es uno de los mejores símbolos de la perseverancia
Thomas
Bulfinch
El girasol
es mío, en cierto modo.
Vincent Van
Gogh
Por dentro
todos nosotros somos hermosos girasoles dorados.
Allen
Ginsberg
Su sonrisa
avergonzó al girasol.
Jerry
Spinelli
Quien te
quiere te arranca de los ojos la melancolía, y te siembra campos de girasoles.
Bárbara
Brussa
Un campo de
girasoles es como un cielo con mil soles.
Corina
Abdulahm-Negura
«Sonríe al
mundo y sonríe a las personas que amas, como un girasol sonríe al sol».
Nemez
Sasson.
«Un campo de
girasoles es como un cielo con mil soles».
Corina
Abdulahm-Negura.
«Todos somos
hermosos girasoles dorados por dentro, todos somos nuestra propia semilla y
nuestro logro desnudo y peludo dorado». Allen Ginsberg.
«Porque una rosa nunca puede ser un girasol y
un girasol nunca puede ser una rosa».
Miranda Kerr.
«Si las
rosas intentaran ser girasoles, perderían su belleza; y si los girasoles
intentaran ser rosas, perderían su fuerza».
Matshona Dhliwayo.
«Y el
girasol amarillo junto al arroyo, en la belleza otoñal se alzó».
William
Cullen Bryant.
Tesoro de mi
vida, te amo y extraño con idéntica intensidad.
Intento
lleguen a tu hábitat, los besos que guardo para vos.
Mantengo la
ilusión de estrecharte en un abrazo interminable.
Mis manos
quieren acariciarte hasta cansarse, algo que nunca sucederá.
Hace
demasiado tiempo no tengo la posibilidad de sumergirme en la profundad de tu bella
mirada, así podré bucear en tu alma, tan luminosa como vos.
¿Cuándo me
contarás cuál es el camino a tomar, para abandonar suelo terrenal?
No quiero
permanecer, un solo minuto más aquí.
Éste no es
mi lugar.
Tal vez
cuando llegue a tu lado conozca el motivo que me tiene retenida donde no quiero
estar.
¿Podrías
ayudarme a llegar?
Solo vos,
conoces los motivos para tomar la determinación, de irme rápidamente a tu lado.
No soporto
estar rodeada de seres enmascarados.
Tampoco
comprendo porqué, actúan de esa manera incomprensible.
Perfectamente,
imperfectos son los que levantan el dedito acusador, sin detenerse a mirar su
interior para nada inmaculado.
No los
juzgo, son mortales y nadie es imperfectamente, perfecto. Es simple revistar en esa categoría cuando integramos
el ejército de terrenales o humanos.
Hijo de mi
realidad, como es habitual cada mañana, reitero mi petición, nacida en el amor
que nos tenemos, por favor nunca olvides cuanto te quiere, Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=PDi2s9tgS6M
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