Hola hijo querido.
Te saludo en una mañana diáfana.
Hoy se cumplen noventa meses de tu partida prematura e
injusta.
Imposible olvidar el horror.
La sensación de desamparo, encadenó mi alma.
Días en los que esperaba, el milagro de tu sanación.
No pudo ser.
Prefiero evocar, los momentos compartidos,más no alcanzan
para mitigar el dolor más profundo que puede sufrir una madre que ama a su hijo
intensamente.
Evoco el ayer donde existía la palabra felicidad, con la
mueca de una sonrisa.
Jamás volví a sonreír como antes.
Han pasado más de siete años y las heridas continúan
abiertas, aquí me detengo para recordar uno de tus axiomas favoritos:
“Nada duro para siempre”
Verdad encerrada en cuatro palabras certeras.
Con el tiempo, las tomo como si fueran una señal que indicaba,
pronto abandonarías la tierra.
Sin éxito intenté cambiar el rumbo del destino, no pudo ser.
En un segundo te arrancaron de mi lado sin pedir permiso.
Desde entonces estoy rodeada por las sombras producidas por
el calvario de continuar, sin tu presencia, añorada.
El navegante necesita su brújula, para llegar a destino.
Mi norte sos vos.
Jamás asimilaré tu ausencia por tratarse de un episodio
anormal.
Los mayores somos quienes debemos partir, antes que los
hijos acunados, en nuestras entrañas, durante nueve lunas y sus solos.
No estamos preparados para verlos partir.
Siempre he querido detener el tiempo en el ayer, con el
propósito de retenerlo en aquellos momentos donde todo era paz y sonrisas que
no volverán.
No existen las palabras adecuadas para expresar cuanto se
ama, desesperadamente al hijo que no está.
Juntos, asidos de las manos recorrimos lugares maravillosos,
a los que decidí no regresar nunca más.
Con vos podía abordar todos los temas.
Un compañero que además de hijo es el amigo más fiel.
Sé, estás a mi lado, tanto en la salud como en la
enfermedad, sosteniéndome.
Quisiera poseer alas para volar, hacia vos sin demasiadas
dilaciones.
No concibo la continuidad de la existencia, sin tenerte.
El abatimiento, apresa mi alma cuando pienso en tu soledad.
Ignoro si te has encontrado con quienes te antecedieron y
precedieron en el camino.
Necesitaría una señal
para obtener pinceladas de paz.
Algunas veces sueño con un posible reencuentro en tu
hábitat, otras, pienso solo se trata de
un mito transmitido a través de las generaciones.
¿Cuál será la verdad?
¿Existirá ese momento para continuar la existencia en otros
planos?
Desde la teología afirman todos los misterios que acosan a
la humanidad, serán develados, exceptuando la muerte.
¿A quién creer?
Las neurociencias con otros conceptos afirman lo mismo.
Si existiera esa probabilidad
¿Podrás reconocerme?
Dudas que atormentan cada día de mi realidad.
Siempre sostenía, tu mano, así fue hasta el final.
Querido hijo, para hoy
elegí frases y citas que aluden a las manos enlazadas, como siempre estuvieron
unidas por siempre las nuestras.
Las dejo en nuestro espacio con el objetivo de compartirlas
con el más hermoso ser de luz, que siempre serás.
“«La mano es la vanguardia de la mente»
Jacob Bronowski.
«Está en tus manos
crear un mundo mejor para todos los que viven en él».
Nelson Mandela.
«La mano expresa lo
que el corazón ya sabe».
Samuel Mockbee.
«Las manos tienen su
propio idioma».
Simón Van Booy.
«La mano es la
herramienta de las herramientas».
Aristóteles.
«Un hombre que trabaja con sus manos es un obrero; un hombre
que trabaja con sus manos y su cerebro es un artesano; pero un hombre que
trabaja con sus manos y su cerebro y su corazón es un artista». Louis Nizer.
«El arte de la vida
es mostrar tu mano».
E. V. Lucas.
«No puedes estrechar
la mano con un puño apretado». Indira Gandhi.
«Miro mi propio
cuerpo; Con ojos que ya no son ciegos; Y veo que mis propias manos pueden
hacer; El mundo que está en mi mente». Langston Hughes.
«Lo que hace la mano, la mente recuerda».
María Montessori.
«Dios nos ha dado dos
manos, una para recibir y la otra para dar».
Billy Graham.
«Toma mi mano.
Caminaremos. Solo caminaremos. Disfrutaremos de nuestro paseo sin pensar en
llegar a ningún lado».
Nhat Hanh.
«Ahora unan sus manos y con sus manos sus corazones».
William Shakespeare.
«A veces, si desea ver un cambio para mejor, debe tomar las
cosas en sus propias manos».
Clint Eastwood.
«Somos los curadores
de la vida en la tierra. Lo sostenemos en la palma de nuestra mano».
Helen Caldicott.
Te amo y extraño cada
día más.
Te invito a pasar por mis sueños, deseo entregarte los besos
aletargados que guaro para vos.
Conservo la utopía de estrecharte en un abrazo.
Quiero darte todas las caricias que en este tiempo no pude
darte.
Cada uno de tus presagios se fue cumpliendo de manera
inexorable.
¿Cómo siendo tan joven conocías tanto, a tus elegidos?
Hijo hermoso, como es usual en estos enlaces, he de reiterar
mi petición, fundamentada en el amor que generaste en mi ser, agregando me
ayudes a abandonar suelo terrenal.
Por favor hijo nunca olvides, cuanto te quiere,
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=Vlan20G0xIA
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