MAÑANA CON SOL, CASI SIN NUBES

Tibio, los primeros rayos se visten de dorado, atrevidos entran por el ventanal que mira hacia el mar.
La encuentra a ella, en un estado diferente, no es melancolía esa que precede a la tristeza cuando algo muy querido ha partido.
No es ira, esa capaz de teñir las mejillas de rojo.
Tampoco es enojo, ese que tensa los músculos faciales incapaces de dibujar la mueca de una sonrisa en sus labios.
No hay signos de llanto en su mirada.
No está en estado de alerta.
Tampoco tranquila.
A simple vista se notan agitados latidos brincando en su pecho.
El astro rey del universo de este relato tiene ciertos dones que lo hacen original.
Tiene ojos imperceptibles a la mirada de la mayoría de los seres humanos.
Cabellera rizada, solo permite que la brisa acomode las finísimas hebras que la conforman.
A veces habla, otras como hoy puede silbar.
Por nada del mundo se quedará con la duda de saber qué le pasa a esa mujer de quien no puede definir su real estado.
Convocará a una nube, necesita ayuda para desentrañar el misterio.
Lánguida vestida de grises perlados aquella se acerca.
Sin prolegomonos comenta a su amigo que está cansada.
No tiene deseos de discutir con la estrella más grande del universo.
No acudirá a los clásicos atuendos oscuros para precipitar agua.
Solicita brevedad en la consulta, tiene que ascender muy alto, tanto como para acariciar el pico más elevado de las montañas que sin pudor mojan sus pies desnudos en el océano.
El sol intentará complacer los pedidos de la nube, sabe que en ocasiones es violenta, conoce que en un segundo puede volverse oscura, tanto que asusta.
No quiere que llame a los truenos, los gritos desesperados lo aterran obligándolo a esconderse.
No desea que la esfera celeste sea surcada por relámpagos violetas.
Le hará un par de preguntas, puede que obtenga respuestas o no.
¿Qué le pasa a la mujer que habita esa casa?.
¿Por qué hoy no sonríe?
¿Por qué al abrir las ventanas como lo hace siempre no ha aspirado la fragancia de las flores?
¿Qué la ha llevado a ese estado que no puedo definir?
La nube mueve hacia un lado y el otro su cabeza imaginaria.
Le cuenta que esa mujer está cansada de los cuestionamientos de otros humanos con los que ha compartido valiosos minutos de su vida.
Le sugiere le otorgue tiempo.
Cuando esa joven comprenda que en el mundo existen seres sin corazón, esos que solo se dedican a dañar sin obtener ningún beneficio, ella volverá a sonreir como antes.
Una y otra vez disfrutará del gorjeo de los ruiseñores.
No te apures amigo, esa mujer que hoy no ha querido mirar como danzan las olas, solo necesita tiempo.
Tiempo que ni tu ni yo podemos ofrecerles, solo la vida le brindará experiencia, esa que sirve para separar lo bueno de aquello que no es tanto.
Presurosa la nube comienza el ascenso, ha llegado el momento que el sol desaparezca del horizonte, en minutos se encenderán las estrellas.
Cuando la luna obsequie su primer destello plateado, la protagonista de esta historia sentirá que ha revivido.
Solo estaba reflexionando.

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