SOLO FUEGO

Siente dolor en todo el cuerpo.
El fuego ha lacerado su geografía física, el mismo fuego que intentó consumir su alma.
No encuentra paliativos para el dolor.
Como puede se arrastra hacia el espejo.
Lámina plateada que le devolverá la peor imagen.
Evita llorar, las lágrimas saladas se parecen mucho a dagas que van dejando marcas en el rostro.
El propio grito la comueve, no pide ayuda, está aterrorizada.
Sin saber como se arrancó la ropa encendida.
El espejo no miente.
De la rizada cabellera no ha quedado nada.
Las manos están indemnes, las pasa por su cabeza, el pelo quemado queda entre ellas.
Manos que alguna vez acariciaron al ser que más había amado en la vida.
El rosto hinchado, rojo como la pasión que alguna vez los envolvió.
No quiere morir en soledad, tampoco quiere vivir en ese caparazón monstruoso.
El humo ha copado todo el espacio, tiene sed y miedo.
Terror a vivir con ese estigma que ha hilvanado cada surco de sus heridas.
El aullido de las sirenas oculta el sol.
Nubes negras en el horizonte.
Mar embravecido, estelas que antes eran blancas en este instante se tiñen de rojo.
Los bomberos itentan apagar el fuego.
Sobreviene el desmayo acompañado de sueños.
Los paramédicos colocarán tubos en su garganta.
Está semi lúcida.
El dolor infinito mantiene la conciencia despierta.
La cubren con elementos metalizados.
Nada apagará el fuego eterno
El goteo es lento, lleva vida a espacios que han sido coptados por la muerte.
No quiere dormirse.
Los calmantes no lograrán inducirla a un estado de coma profundo.
Se resite a dejar la vida.
Fuera del cuerpo quemado, está él.
Revive en sueños las sensaciones.
Manos tibias acarician la tersura de su cuerpo.
Respira agitada.
El médico que la recibió apura el goteo.
Ojos cerrados.
Mirada azul como el océano que supo cobijarlos se esconde.
Soledad absoluta.
Recuerda a su hombre, un ser que amaba la perfección de la belleza, un hombre que era hombre con sus virtudes y miserias.
Párpados inmóviles, incapaces de contener la última lágrima que se desliza por el rostro desfigurado.
Ofrece resitencia.
Lo necesita, lo ama como siempre.
Innecesarios adioses en esta despedida cruel.
Antes de partir quiere escuchar dos palabras.
No llegan.
Los médicos la recuperan del primer paro cardiorespiratorio.
Miles de imágenes danzan en su mente.
Mansa se entrega a la muerte.

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