Tesoro de mi
alma hoy se cumplen sesenta y ocho meses de ausencia.
Ausencia
intolerable.
El dolor ha
convertido no en jurones mi esencia sino en hilachas que tardan demasiado en
deshacerse para que pueda partir a tu lado.
Seleccioné
para esta conexión especial una imagen representativa de ambos, rememorando el
lejano ayer.
Mi sentir poco
tiene que ver con el conocido “Síndrome del nido vacío”.
Esa
sintomatología, aparece cuando un hijo
decide vivir su propia vida de manera independiente.
No existe
adjetivo, ni nominación de ninguna índole capaz de explicar el sentido de la
vida con un hijo muerto.
Sabemos no
volverá a nuestro lado nunca más.
Lamentablemente
la muerte no se puede enmascarar con sinónimos de ninguna naturaleza.
El final es
así.
Las heridas provocadas jamás podrán cicatrizar.
¿Qué
consuelo existe para una madre, que hace
dos mil cuarenta días no puede besar a su hijo?
¿Existe algo
más cruel?
Definitivamente,
no.
Los
estudiosos del comportamiento humano,
expresan todos los duelos pueden ser superados, menos el de un hijo.
Acuerdo
plenamente con esa postura.
Es necesario
para no opinar con liviandad, sentir en carne propia esa fatídica sensación.
Por ello
sugiero, ya que nunca doy ni recibo consejos
no hacer conclusiones equivocadas sobre un tema tan profundo, para el
cual no existen adjetivos de ninguna especie.
Por ello es
mejor callar cuando no se tiene nada argumentado para decir.
Algunos
dolores pueden compartirse, para que la mochila que nos carga el destino
resulte menos pesada.
Nunca cuando
refiere a la falta de un hijo.
Es el límite
que se impone a las palabras. Vacías de contenido.
Hijo mío
estoy esperando comenzar a volar por vos.
Agobian las
dilaciones carentes de razonabilidad.
Nadie puede
prohibirme estar con vos para siempre.
En mi viaje
atravesaré todos los caminos y paisajes.
Amaneceres
observando a Helios, vestir el horizonte con sus destellos de oros.
Ríos de
colores.
Lugares
poblados y otros por donde ha pasado su pincelada la soledad.
Cadenas
montañosas de todas las alturas.
Vestidas de
verde o simplemente de piedras como el famoso cerro de los siete colores que se
halla al norte de nuestro país.
Antes de
llegar al “Puente de los recuerdos”, juntaré flores silvestres para llevarte a
vos.
En ese sitio
esperaré el navío, que me dejará cerca de una escalera para comenzar mi ascenso
mientras observo la puesta de Febo y la aparición de las primeras sombras de la
noche.
Poco importa
la condición climática.
Para arriesgarme,
si necesitara hacerlo, cuento con tu abrazo interminable.
No quiero
seguir aquí, donde las máscaras han comenzado a caerse.
Por otra
parte mi espacio está en donde estás vos.
Mi único
interés siempre ha sido tu amor.
Algunos
entes desconocidos quisieron fuera imperfecto.
No pudieron
lograrlo pese a la caprichosa distancia que impusieron.
Retomaremos,
nuestras charlas habituales.
Preciso
mantener conversaciones profundas alejadas de las circunstancias superficiales
que debo soportar.
Me hacés
falta.
Es triste no
poder intercambiar ideas con el mejor amigo, tan importante como el mejor hijo.
Ahora estoy
en una etapa donde distintas diásporas, tienen costumbres poco compatibles con
las mías.
Como pocos
conocés mi capacidad para eludir banalidades que no dejan absolutamente nada
significativo para alimentar el espíritu.
Pese a las
diferencias conceptuales no pierdo el tiempo en confrontar.
Entiendo que
siendo todos adultos, cada cual sabe cómo debe reaccionar.
Reflexión.
Esa es la
palabra que debería unificar criterios antes de emitir, vanas conclusiones que
solo sirven al emisor de las mismas.
¿Has
observado desde donde estás la diferencia de pensamiento entre integrantes que habitan oriente y occidente?
Muchas veces
prefiero no comprender o interpretar ese papel ante ciertas reacciones sin
fundamento que las justifique.
Si nos hubieran otorgado la posibilidad, de
seguir caminando juntos por la vida, muchos episodios no ocurrirían.
Equivocadamente,
subestiman mi capacidad intelectual.
Es cierto,
tu muerte fue un tsunami capaz de mover cualquier estructura.
Como
siempre, evitaste fuera lastimada.
Pese a ser
de generaciones diferentes, en esta ocasión aprendí mucho de vos.
Por ser
impulsiva.
No pude
adquirir tu templanza.
Otro don
adornando tu luminosidad.
No existe
ser humano preparado para morir, exceptuando los elegidos.
Ambos
sabíamos en los últimos meses podía ocurrir.
Desde
siempre te acompañó,
la certeza.
Tan solo dos
meses antes mientras aparentaba leer, sorpresivamente dejaste, de buscar un
texto en la biblioteca, sin anestesia, preguntaste ¿Qué harías sin mí?
Lamentablemente
mi respuesta, no se concretó.
Nunca
comprendí, como hiciste para sobrevivir a sabiendas que el final estaba
próximo.
¿Por qué
callaste tanto dolor?
Nunca una
queja.
Hasta el día
anterior, proyectando mi futuro con tu ausencia insoportable.
Solo los
seres de luz en medio del padecimiento piensan en lo demás.
¿Comprendés, por qué carece de sentido continuar?
Como indica
la aguja de las brújulas siempre
señalando el norte, el mío sos vos.
Pienso en tu
soledad.
La sensación
estremece.
Es cierto
decidiste incinerar la materia.
Cumplí con
tu voluntad.
Tu
maravillosa, esencia trascendió el
tiempo.
Asombra
siendo tan joven tuvieras todo calculado.
Desde el
principio de tu malestar manifestado los primeros días de agosto, no pude
asimilar el horror.
Te amo hijo
querido más allá de cualquier otra vida.
Te extraño
más que nunca.
No tengo
enemigos, de tenerlos no les desearía el peor de los martirios.
Hijo querido
hoy más que nunca te pido no olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=hfgDstS58fo
No comments:
Post a Comment