Monday, April 05, 2021

PROTEGIDOS






Buenos días precioso hijo.

Por suerte culminó la conmemoración,  de semana santa, en los feriados es más notoria tu ausencia.

No quiere decir estuvieras todo el feriado a mi lado, en algún momento regresabas, algo que ahora no pasará jamás.

Durante esos días donde el silencio muta a ruidoso, morigero sus alaridos, escuchando música.

Elegí bandas sonoras de películas, inclusive de aquellas que no he visto.

En esta ocasión la cortina musical del film :

“Los paraguas de Cheburgo”.

Una ciudad pequeña ubicada enFrancia en la zona de Normandía, cn una superficie de poco más de mil kilómetros cuadrados y pocos habitantes.

El puerto es de, aguas profundas.

Allí fue donde el Titanic, hundiósus anclas en el siglo XIX., sin saber que en el viake inaugural naufragaría al chocar contra un témpano.

No accedí a l contenido del film, de haberlo hecho tampoco lo contaría, por respeto a quienes tienen deseos de ver cine épico.

Los paraguas nos protegen de las lluvias en sus distintas variedades.

Conozco un ser de luz único que en su breve paso por la vida terrena era un especialista en perderlos.

¿Te acordás mi tesoro?

Comenzabas con los tuyos y seguías con los míos.

Cuando pronunciaba las siete letras más bellas del mundo que conforman tu nombre, preguntándote por, el destino de mi paraguas, sonreías de manera encantadora, diciendo “Seguramente quedó colgado en el asiento del  medio de transporte que utilicé”.

Otra de tus especialidades era perder gafas de sol, no las mías.

Si tuviera alma de vendedora me gustaría tener un local donde se pudieran comprar esos accesorios.

La única condición para que nunca hubieses partido.

Ambos sabíamos que ella llegaría, de haber conocido el instante  pienso si le podría haber colocado, piedras en el camino ara que jamás llegara a tu lado.

Comprendo no sucede en la vida real sino forma parte del mundo de las entelequias donde todo puede suceder.

Ahora que no sé a ciencia cierta, cuál

es,  tu hábitat, es agradable pensar en la posibilidad del cielo superior o Éter del que hablaban los griegos de la edad dorada.

Rodo se torna inasequible para esta madre que desearía como tantas otras veces, caminar junto al ser más amado y abrieras el paraguas, de esa forma los dos estaríamos protegidos.

La última vez que me acompañaste al médico, faltaba escasamente un mes para que te fueras y nunca volver.

No había llevado ese bendito accesorio.

Todo el tiempo, estuviste pendiente de la capucha de mi campera.

El auto que nos veía a buscar demoró por la lluvia.

el frío y  el viento, ponía de color colorado los rasgos de nuestros rostros.

Repetiríamos la otra salida  dos semanas después  para ir a tu médico.

Atardecer ventoso, prelidp de aquello que ocurriría veintiún días después.

Quisiste cenáramos juntos.

Pocas veces en tu mirada se podía leer el momento del final conocido por ambos.

Había llegado mi momento para decirte incoherencias, hablando de futuros viajes, proyectos y reformas en una vida que no llegaría,  a ser.

Cuando hablamos de la palidez, lo atribuí a la luz.

¿Qué se yo de iluminación?

Absolutamente nada.

Tenía que distraer  tu atención.

No quedó tema sin  abordar.

Solo una madre sabe cuando su hijo se está despidiendo.

Es un cuento de terror, conocer tu hijo va a morir, él lo sepa también y comenzar a construir historias.

A la distancia me parecen ridículas.

Hoy las considero absolutamente necesarias pues tuve la sensación  de poder desviar tu atención.

No estaba loca hijito querido.

Erra imperioso te sacara de tus pensamientos.

Solo podía abstraerte de ellos utilizando palabras.

En esos momentos aciagos donde asentías con los ojos más tristes que vi en mi vida, prometí delante de ti no lloraría.

Siempre te hicieron mal mis lágrimas.

Olvidaste antes de irte contarme el por qué.

Dos mil días nos separaron físicamente.

¿Cuántos  más he de esperar para volver a darte un beso en el denominado cielo superior?

Dejamos de estar protegidos el día de tu partida.

Nunca pensé morirías antes que yo.

Es absurdo, antinatural.

He sobrevivido dos mil diez y seis días.

¡Basta para mí!

El año pasado tuve la oportunidad de comenzar mi ascenso.

Sé por amor mutuo, lo impediste.

A principios de este año lo pasé mal.

Otra vez, me detuviste en suelo terrenal.

¿Por qué?

¿Para qué?

Respecto a sucesos que solo conocemos los dos, ge decidido, dar vuelta la página.

La toxicidad puede perjudicarme.

Quisiera tener la potestad de crear nuevas letras para expresarte cuanto te amo.

No creas siento el sabor de la derrota.

Aparecerán y el primero en recibirlas serás vos.

Tratá de pasar por mis sueño, no es suficiente a diario recorra tus fotos.

Preciso estemos juntos.

Hijo querido como siempre he de pedirte, nunca olvides cuanto te quiere mamá.

 

https://www.youtube.com/watch?v=sI10tcUBNjo

 









 

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