Buenos días
precioso hijo.
Por suerte
culminó la conmemoración, de semana
santa, en los feriados es más notoria tu ausencia.
No quiere
decir estuvieras todo el feriado a mi lado, en algún momento regresabas, algo
que ahora no pasará jamás.
Durante esos
días donde el silencio muta a ruidoso, morigero sus alaridos, escuchando
música.
Elegí bandas
sonoras de películas, inclusive de aquellas que no he visto.
En esta
ocasión la cortina musical del film :
“Los
paraguas de Cheburgo”.
Una ciudad
pequeña ubicada enFrancia en la zona de Normandía, cn una superficie de poco más
de mil kilómetros cuadrados y pocos habitantes.
El puerto es
de, aguas profundas.
Allí fue
donde el Titanic, hundiósus anclas en el siglo XIX., sin saber que en el viake
inaugural naufragaría al chocar contra un témpano.
No accedí a
l contenido del film, de haberlo hecho tampoco lo contaría, por respeto a
quienes tienen deseos de ver cine épico.
Los paraguas
nos protegen de las lluvias en sus distintas variedades.
Conozco un
ser de luz único que en su breve paso por la vida terrena era un especialista
en perderlos.
¿Te acordás
mi tesoro?
Comenzabas
con los tuyos y seguías con los míos.
Cuando
pronunciaba las siete letras más bellas del mundo que conforman tu nombre,
preguntándote por, el destino de mi paraguas, sonreías de manera encantadora,
diciendo “Seguramente quedó colgado en el asiento del medio de transporte que utilicé”.
Otra de tus
especialidades era perder gafas de sol, no las mías.
Si tuviera
alma de vendedora me gustaría tener un local donde se pudieran comprar esos
accesorios.
La única
condición para que nunca hubieses partido.
Ambos
sabíamos que ella llegaría, de haber conocido el instante pienso si le podría haber colocado, piedras
en el camino ara que jamás llegara a tu lado.
Comprendo no
sucede en la vida real sino forma parte del mundo de las entelequias donde todo
puede suceder.
Ahora que no
sé a ciencia cierta, cuál
es, tu hábitat, es agradable pensar en la
posibilidad del cielo superior o Éter del que hablaban los griegos de la edad dorada.
Rodo se
torna inasequible para esta madre que desearía como tantas otras veces, caminar
junto al ser más amado y abrieras el paraguas, de esa forma los dos estaríamos
protegidos.
La última
vez que me acompañaste al médico, faltaba escasamente un mes para que te fueras
y nunca volver.
No había
llevado ese bendito accesorio.
Todo el
tiempo, estuviste pendiente de la capucha de mi campera.
El auto que
nos veía a buscar demoró por la lluvia.
el frío
y el viento, ponía de color colorado los
rasgos de nuestros rostros.
Repetiríamos
la otra salida dos semanas después para ir a tu médico.
Atardecer
ventoso, prelidp de aquello que ocurriría veintiún días después.
Quisiste
cenáramos juntos.
Pocas veces
en tu mirada se podía leer el momento del final conocido por ambos.
Había
llegado mi momento para decirte incoherencias, hablando de futuros viajes,
proyectos y reformas en una vida que no llegaría, a ser.
Cuando
hablamos de la palidez, lo atribuí a la luz.
¿Qué se yo
de iluminación?
Absolutamente
nada.
Tenía que
distraer tu atención.
No quedó
tema sin abordar.
Solo una
madre sabe cuando su hijo se está despidiendo.
Es un cuento
de terror, conocer tu hijo va a morir, él lo sepa también y comenzar a
construir historias.
A la
distancia me parecen ridículas.
Hoy las
considero absolutamente necesarias pues tuve la sensación de poder desviar tu atención.
No estaba
loca hijito querido.
Erra
imperioso te sacara de tus pensamientos.
Solo podía
abstraerte de ellos utilizando palabras.
En esos
momentos aciagos donde asentías con los ojos más tristes que vi en mi vida,
prometí delante de ti no lloraría.
Siempre te
hicieron mal mis lágrimas.
Olvidaste
antes de irte contarme el por qué.
Dos mil días
nos separaron físicamente.
¿Cuántos más he de esperar para volver a darte un beso
en el denominado cielo superior?
Dejamos de
estar protegidos el día de tu partida.
Nunca pensé
morirías antes que yo.
Es absurdo,
antinatural.
He
sobrevivido dos mil diez y seis días.
¡Basta para
mí!
El año
pasado tuve la oportunidad de comenzar mi ascenso.
Sé por amor
mutuo, lo impediste.
A principios
de este año lo pasé mal.
Otra vez, me
detuviste en suelo terrenal.
¿Por qué?
¿Para qué?
Respecto a
sucesos que solo conocemos los dos, ge decidido, dar vuelta la página.
La toxicidad
puede perjudicarme.
Quisiera
tener la potestad de crear nuevas letras para expresarte cuanto te amo.
No creas
siento el sabor de la derrota.
Aparecerán y
el primero en recibirlas serás vos.
Tratá de
pasar por mis sueño, no es suficiente a diario recorra tus fotos.
Preciso
estemos juntos.
Hijo querido
como siempre he de pedirte, nunca olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=sI10tcUBNjo
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