Buenos días
luz de mi existencia.
El primer
deseo de cada mañana es darte un beso.
Contarte
cuando te extraño y pedirte puedas recordarme.
No es
demasiado exigente la petición, considerando hace tanntisimo, tirmpo no puede cumplir con los requerimientos
básicos de una mamá.
Quiero
compartir un sueño, ocurrido durante la madruga, pues suelo despertarme varias
veces en la noche, creyendo has colocado la llave en la puerta.
Quise
levantarme para recibirte.
Nos sentamos
en el comedor.
Llevábamos
mucho tiempo son mantener una charla que nos dejara recuerdos imperecederos.
Preguntaste
“¿Dónde está
el origen del conocimiento, mami?”
No me sorprendió para nada la interrogación, estábamos en el
inicio de una charla profunda.
De esas que
compartimos tantas veces y hoy son parte de las añoranzas.
Te mire
acariciándote.
Respondimos
al unísono, En el hombre.
Te
levantaste de la silla, rodeando, con tu
brazo mi hombro, en esa caricia esperada
durante tanto tiempo para expresar:
“Es cierto. Madre.
Fueron otros
hombros quienes a través de los libros pudieron transmitirlo a sus semejantes.
¿Por qué me
mirás de ese modo mami?”
Sentí,
orgullo y sorpresa.
Leíste mis
sueños, antes que pudiera contarlos.
Justamente
me hallaba en un bosque patagónico, lugares de extrema belleza donde todo es
posible.
Como siempre
lo recorríamos juntos.
Por los
pequeños faroles encendidos semejantes a estrellas en el camino, había
comenzado a caer la noche.
Otros
faroles tenían la forma de los hongos de las historias de los niños.
En su cabeza
circular s tenían colocados sombreros de color rojo con graciosos lunares
blancos.
Espacio
encantado donde una escalera llevaba al centro del conocimiento.
Sus peldaños
no eran de madera o mármol, estaban formados por libros.
Las tapas
eran de cuero de tinos oscuros.
Quien los
había leído, dejó en algunos ejemplares los típicos señaladores de lectura.
Cintas de
seda similares a la suavidad de tus caricias decían que desde allí debían
recomenzar aquella.
Nos
preguntamos cuánto les habría demandado a los hombres, no solo a transmitir el
contenido de los libros sino cómo habrían comenzado, esta tarea tan exigente.
Con la
mirada velada por las lágrimas, expresaste:
“Tiempo,
madre.
Ese que nos
faltó a nosotros para repetirnos en cada jornada el amor que nos tenemos.
Tiempo para
disfrutarnos.
¿Por qué el
tiempo siempre entre ambos fue tan escaso?”
Hijito, que
escaso, ello no le quitó calidad ni cantidad a nuestro amor de madre a hijo.
Sabés por
haberlo contado varias veces que existe un hombre implacable.
En lugar de
corazón tiene una piedra en el medio del pecho.
Viste ropas
raídas y sandalias parecidas a las que antiguamente usaban los pescadores.
Cabello y
barba canosa, larguísima.
Ub mentiroso
cundo debe argumentar sus agresiones.
Ese hombre
es una deidad griega conocida con el nombre de Cronos.
Un vulgar manipulador.
No podemos
escapar de sus redes.
Siempre está
al acecho digitando todo.
Para ganar
adeptos se hace pasar por bueno.
Quienes
conocemos de sus calamidades, no le creemos.
No creas es
el culpable de todo lo malo que acontece a terrenales y humanos.
Nosotros
somos artífices de nuestro propio destino solo que a veces vaya a saber por
qué, tendemos a incurrir de manera deliberada o inconsciente.
Cronos es de
los entes que siempre quiere tener razón.
Maestro y
artista eximio a la hora de deslindar responsabilidades.
Ahora tiene
la posibilidad de reivindicarse llamando a la reflexión a una niña hermosa.
Puede haya
querido tomarse una tregua para pensar.
Cronos solo
debe señalarle de manera inteligente cual es el camino correcto.
Cronos nadie
te apura.
Te conozco
desde hace mucho.
Si sos
rechazado por millones de terrenales y humanos, en territorio de Gea o tu otro
familiar Zeus, será porque no has seguido las normas impuestas en el Olimpo.
Ser el dueño
del tiempo o la esencia del mismo, no te hace acreedor a tu denominación de
maestros.
En los
orígenes del conocimiento, es cierto, estabas.
No como
participante, ni siquiera como oyente.
Estabas allí
si hacer nada por la simple tazón que sos el tiempo, no te valida como dueño
del conocimiento.
Hacete cargo
de tus errores tratando de enmendarlos.
Sos un ente fastidioso, acostumbrado a quw todos le
tenga miedo.
Como tantos
otros terrenales, esta humana, es la excepción.
Jamás he
temido al que atropella o avasalla.
Decidiste
otorgarle, muy poco de tu realidad a mi hijo.
Soy una
mujer que pese a la tragedia no teme a nadie.
Mi hijo
querido es reflexivo.
Posee esa
templanza que a vos te hace falta.
Espero
puedas demostrar estoy equivocada cumpliendo con la misión encomendada.
“Mantén la
calma mamá.
Cronos realizará
su trabajo, debe hacerlo con el propósito de demostrar a la humanidad
toda es posible consensuar las diferencias sin alejarse.
Pocas veces
te vi con tanta firmeza reclamar un derecho de alguien que querés mucho.
Has sabido
transferirme los sentimientos hacia ellas.
Mami,
también te amo, por ser tan valiente y no haberme abandonado nunca.
Siempre has
estado presente.
Quiero sepas
algo, si no te solté la mano, cuando estaba partieendo es porque no quería
sufrieras.
Por ello nunca
estuvo laxa.
Solo mi prima
se dio cuenta que me había ido cuando apoyo sus manos calentitas sobre mi cuello.
Mami querida
no me hagas preguntas que no podré responderte.
Siempre nos
dijimos la verdad.
No puedo
hacer nada para ayudarte a venir a mi lado.
Deberás
esperar.
Estaremos
siempre juntos aún cuando no nos veamos, por ello te pido no olvides cuanto te
quiere tu hijo”
Amigo
hermoso, esta charla no la olvidaré jamás.
No sos el
dueño de mi final.
He
comprendido.
Igual te
pido perdones mi insistencia.
Nos
encontraremos en la eternidad cuando los designios del destino así lo decidan.
Te amo
hijito querido, por ello te pido nunca olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=uTlPPqPodiA
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