AMORES DESPAREJOS

Nirvana necesita darle un final a su relación con el hombre que más ha amado en su vida.
Dos periodistas que se conocieron en plena guerra.
Ambos cubrían la crueldad para distintos medios de su país de origen.
Lejos de la patria amada compartían las noches con otros profesionales llegados del distintas partes del mundo para hacer conocer al planeta la inutilidad de los enfrentamientos bélicos.
Más de una vez el café que acompañaba las noches sin sueños se enfriaba en las tazas.
El cielo oscuro era cruzado por aviones que dejaban caer desde sus panzas bombas racimo.
Ese estado de alerta constante logró confundir los sentimientos de la pareja.
La falta de descanso adecuado movía las estructuras del alma.
Los amaneceres habían dejado de ser plácidos, jamás el cielo mostró colores anaranjados, el humo de la pólvora tenñía todo de gris.
Difícil explicar la forma que adoptaba el humo cuando se elevaba.
Quizás la soledad brindó un aporte para que esas almas se unieran.
Compartían gustos, diferían en la elaboración de muchos pensamientos.
Miradas distintas llevaban al debate, al final llegaban a las mismas conclusiones.
Cultores de la libertad e independencia individual no saben cómo se convirtieron en amantes.
Se cuidaban mutuamente, sabían que cualquiera de los dos en situaciones extremas no hubiera dudado en dar la vida por el otro.
Las mañanas eran una tortura, debían capturar las imágenes que quedaban después de noches de horror.
Cuerpos mutilados, algunos con vida, otros cercanos a la muerte.
En una semana serían relevados de sus funciones.
La guerra continuaba.
La protagonista de este relato por un momento pensó en un regreso compartido.
La noche de la despedida fue coronada por el amor y el fuego.
Miles de promesas de continuar los encuentros en territorio donde solo reina la paz.
Marcos es ateo, en ese instante no aceptó el intercambio de rosarios de cuentas negras.
Todo en la vida tiene un por qué.
No se trataba de casualidades sino de causalidades.
Recibieron con alegría a los compañeros, brindaron con jugos y bebidas que habían adquirido en uno de los pocos comercios que aún susbsitían.
El nuevo duo de periodistas estaba conformado por un hombre preparado para sobrellevar una vida dura, Marcela era novata.
La recién llegada no prestaba atención a los protocolos que debían seguirse en ese tipo de situaciones.
Una mujer que solo trataba de destacarse ante sus compañeros, no aportaba nada.
Nirvana sintió un dolor profundo en el alma, en ese instante comprendió que emprendería el regreso sola.
No sabe si Marcos sintió el beso de la despedida.
Reclinado en una sillón se notaba que había bebido en exceso.
No reclamaría absolutamente nada.
Entendía la entrega había sido sincera.
Las actitudes delatan.
Es posible que Nirvana haya llorado en el viaje.
Hoy la encontré tranquila, trata de ahogar los recuerdos, aún siente cada caricia, cada beso.
El tiempo es sabio, a Marcos le desea lo mejor, lo ha amado demasiado, para ella la vida recién comienza, lejos de los amores desparejos que solo dañan sin dejar absolutamente nada.
Sabe que Marcela sigue siendo divertimento de los soldados.
Marcos sigue igual, un hombre solitario con el corazón de acero.

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