EL CAMINO DE LAS ORQUÍDEAS

Me presento mi nombre actual es Marcia, trataré de utilizarlo en muchos relatos.
Me cuesta adaptarme a uno solo, debe ser porque me siento libre como los pájaros o como las mariposas que viven en primavera.
No quisiera como ellas tener una vida tan corta, las admiro por su belleza, pueden posarse sobre las flores, desplegar sus alas para regalarnos colores y formas infinitas
Tal vez me recuerdes, el guardián de una plaza me regaló un ramo de rosas rojas, otra vez compré un reloj de arena.
Hoy quiero contarte otra historia.
Puedes llamarme como quieras, claro que te permito utilizar tu propio nombre para emprender esta aventura.
En algún momento fui geóloga, ello me llevó a conocer Mantua.
Creí morir de amor cuando descubrimos los esqueletos de dos amantes que decidieron partir juntos hacia la eternidad.
Muchos de mis compañeros tuvieron distintas sensaciones.
Enorme belleza encontrar esos seres, convertidos en huesos por el paso del tiempo, significaban la representación de los amores eternos.
Tengo una semana de descanso, no puedo quedarme quieta en un lugar viendo como pasa la vida.
Compré un pasaje, la intención era llegar a una provincia pequeña de mi país.
Los vuelos se suspendieron, unos decían que era por problemas gremiales, otros adjudicaban el contratiempo a las cenizas volcánicas que a veces vestían de gris el cielo.
No sé cual era la verdad.
Me reintegraron el valor del boleto.
Cargué mi mochila con alegría, como fuera debía llegar al destino elegido.
La terminal de buses era un hormiguero de turistas, todos querían llegar sin importar mucho el medio utilizado.
A mitad del viaje proyectaron una película, no la vi, tenía sus años.
Aproveché para dormir unas horas.
Desperté cuando los primeros rayos de sol entibiaban las ventanillas.
Paisaje bellísimo.
La cinta gris que conformaba la ruta subía y bajaba en suaves lomadas.
A los costados de la ruta plantaciones de té y yerba mate.
Verde mezclado con la tierra colorada que se impregnaba en nuestra vestimenta.
El asistente del chofer del micro comunicó que desayunaríamos en un coqueto local lindero con una mina a cielo abierto.
Me pregunté cómo hacía la tierra, era deslumbrante que hubiera parido piedras semipreciosas.
Compré amatistas.
El violeta facetado era un imán, imposible resistirse ante tanta hermosura.
Mañana emprenderíamos un viaje a la selva, nos internaríamos en la espesura del bosque.
Árboles abrazados impedían que el sol iluminara el sendero salvaje.
El jeep detuvo su marcha, un cachorro de puma mostraba sus garras amenazantes.
No tuve miedo, sentí pena cuando un dardo certero lo durmió.
Las flores cortaban el verde del paisaje.
Orquídeas perfectas, prendidas a los brazos de los árboles.
Quise ser una de ellas.
Te ruego en nombre de cada una que no las utilices para adornar un ramo de recibimiento o despedida.
No intentes contenerlas en una caja trasnparente ornamentada con helechos.
No las saques de su hábitat natural.
Guarda en tu retina la perfección de sus ondulados pétalos.
Deja que el rocío las vista de perlas transparentes.
Admíralas tanto como puedas,fragancias suaves acompañarán tu destino.
No las cortes, perderían su hermosura, te lo pido por mi y por ellas.


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