Wednesday, September 21, 2011

ROSAS ROJAS




La noche no terminaba de despedirse, estrellas tardías lentamente se apagaban.
Detuvo el vehículo a la orilla del lago, por nada del mundo se perdería los colores del amanecer.
El cielo comenzaba a teñirse de tenues matices anaranjados.
En pocos minutos el sol emergería desde las mansas aguas del océano.
Sinfonía de colores en el límpido firmamento.
Los primeros pájaros emprendían vuelo, en cada nido quedarían las crías esperando alimentos.
Flamencos rosados se alineaban junto al espejo de agua,erguidos, vistosos.
El guardián de la plaza cerraba las rejas protectoras de los canteros.
Estallido de fragancias y matices.
Marcia buscó un banco, quería seguir admirando el paisaje que a diario regalaba la naturaleza.
Desconectó los auriculares del celular, no había música más bella que el trino de los ruiseñores.
Primavera espléndida.
Las manos del más prestigioso artista jamás podrían reflejar en la tela semejante hermosura.
Necesitaba olvidar.
Tarea difícil cuando se intenta alojar en el pasado a quien había amado tanto.
Jamás hubiera imaginado escuchar las palabras hirientes del día anterior.
No entendía por qué siempre el motivo de las peleas y agravios eran terceros.
Aún sentía dolor en el pecho, cada frase pronunciada por el ser amado había lacerado su alma.
No encontraba explicación a las reacciones violentas.
Mantuvo una relación calma y sincera.
Miles de preguntas la acosaban.
¿En qué se había convertido su hombre?
Era capaz e inteligente, tanto que jamás imaginó podría escuchar téminos tan maliciosos.
Era conciente de haberle otorgado demasiadas oportunidades, nunca le pidió cambiara el carácter.
La forma de ser de ese ser logró cautivarla.
Todos los principios son buenos hasta que se convierten en explosivos, era el instante preciso para alejarse definitivamente.
Definitivo no es nada, ni siquiera la vida.
Como en otras ocasiones intentaría olvidarlo.
Desalojar de su corazón cansado las imágenes que tanto la dañaban.
Por un momento se sintió observada.
Creía que los estudiantes que llegaban a festejar su día, la desnudaban con la mirada.
Nada de eso ocurría.
No era tiempo de lágrimas, sus ojos eran dos cuencos vacíos y secos.
El guardián de la plaza cortó algunas rosas rojas.
Al ver a Marcia tan angustiada, dejó las flores sobre el banco de madera.
La vida volvía a sonreirle.
Sentimientos quietos, en algún instante se convertirían en recuerdos.
El tiempo es sabio, el llanto se transformaría en tímida sonrisa.
Así como las plantas toman vida en la estación del amor, la dueña de las rosas rojas renacería.

http://www.youtube.com/watch?v=IwacsU0Ul…

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