Thursday, September 08, 2011

EL BESO DE LA SERPIENTE





El serpentario está ubicado en unos de los zoológicos más importantes de una ciudad lejana.
La primavera se va alejando, pocas son las flores que ocupan los cuidados canteros.
Ella es audaz.
No dudará en invitar a unas conocidas que conoció en el hotel que las alberga.
Han compartido varios desayunos.
La mañana se presentó con bastante viento.
Cielos gris, nubes bajas ocultaban los últimos pisos del hotel.
Las brumas lo convertían en un fantasma de líneas desdibujadas.
Le pideron al conserje que subiera e desayuno a una de las habitaciones de las tres ocasionales amigas.
Café amargo para una de ellas que acompañaría con unas galletas de arroz para no salirse de su dieta.
Las otras degustaron famélicas los manjares que había en la mesa rodante.
Desistieron de pasear en los catamaranes que ofrecían conocer Manhatann.
Dedicarían la mañana a visitar las principales casas de moda.
No dudaron probarse todo aquello que les ofrecían las vendedoras.
Los plásticos de las tarjetas pasaban una y otra vez por las máquinas.
No olvidaron comprar recuerdos para los amigos y seres querdidos que habían quedado en Buenos Aires.
Adriana probaba capelinas de distintos diseños, difícil optar por una, todas tenían su encanto, de fieltro, en colores para combinar la ropa, con flores que hicieran juego con los atuendos.
Antes de dirigirse al hotel se detuvieron en una confitería, todas eligieron un Martini.
Las bolsas con las compras se acumulaban en una silla agregada a tal fin.
El universo gris no les permitía programar un paseo en lancha.
La brisa transformada en viento desnudaba los árboles, las flores perdían sus pétalos, cual papirolas de papel se elevaban al cielo plomizo.
Rieron juntas en el ascensor repleto de bolsas que contenían los regalos.
Luz preocupada preguntaba si los mismos podrían ser pasados sin dificultad por la aduana.
Mariela creía tener todas las recetas para evitar los controles.
Morena no le daba demasiada importancia a esos detalles.
Pato estaba preocupada por el exceso de equipaje.
Nada de eso las perturbaba, querían disfrutar al máximo la estadía en Nueva Yorck.
Convinieron en econtrarse dos horas más tarde,u nas descansarían, otras hablarían con sus familiares.
El firmamento plomizo no daba señales de cambiar su estadío.
Los mensajes de texto iban y venían.
A la hora señalada se encontrarían en el loby del hotel para visitar el zoo.
Risueñas, felices no presagiaban el futuro acontencer de un paseo.
Caminaron por el zoo admirando las distintas especies.
Los celulares capturaben todas las imágenes.
Bellas, desconocidas, conformarían parte del trofeo fotográfico.
Llegaron al serpentario.
Espacio construido con cistrales a prueba de casi todo.
Nano exhibía ante los visitantes un cuerpo que jamás se había visto.
Las marcas de su figura parecían haber sid cinceladas por un escultor.
Rodeaba su cuello con una boa de gran tamaño.
Los aplausos se multiplicaban ante tamaña proeza.
Las protagonistas de este cuento querían participar del espectáculo, les habían asegurado que nada pasaría..
Luz, Mariel y Morena se introdujeron en la cápsula de cristal.
Adriana estaba prisionera del terror, la última imagen que capturó su cámara fotográfica fue el beso de las serpientes que recibían sus ocasionales amigas.
Huyó despavorida, sus compañeras de viaje habían arriesgado demasiado, ahora estaban muertas.

http://www.youtube.com/watch?v=HdcJTpCr28Y

1 comment:

Devendra said...

Sencillamente parece salido e un cuento de terror, pero no por eso menos maravilloso

estupendo relato

besos