HECHICERA

Los primeros rayos de sol se filtran por la ventana entreabierta de la casa que habita la hechicera más conocida de la comarca..
La fragancia de las flores que ella misma ha cultivado ingresan sin pedir permiso.
Un ruiseñor regala las primeras melodías.
Coloridas mariposas se posan en las plantas que cual cascada caen del balcón ubcado en el altillo.
Una ducha ligera, un sorbo de café.
Elige un etéreo y sencillo vestido que deja adivinar el armonioso contorno de su figura.
Una hebilla sostendrá los ensortijados cabellos.
En las manos portará una canasta, allí depositará flores, hierbas,brotes recién nacidos con las que prepará sus mágicos brebajes.
En el macetón que custodia la puerta un ficus de hojas brillantes la saluda como todas las mañanas, entre la tierra colocará la llave de la vivienda.
En el camino se encuentra con Estrella, la nota agitada, le pregunta los motivos de tanta ansiedad.
Invita a su amiga a sentarse en un banco de la plaza.
Le advierte que si no se tranquiliza no podrá atender sus necesidades.
Se entera que la dueña de la casa señorial ubicada a pocos pasos necesita los servicios de la Hechicera.
No muy convencida acepta visitarla.
La mansión está rodeada por belos jardines, cada flor permanece ordenada en los canteros, se asemejan a la obra de un pintor que ha salpicado de colores primaverales el sitio.
Una empleada les ofrece jugos frescos.
Ambas lo necesitan, se nota que han llegado casi corriendo.
Instantes después se trasladarán a uno de los salones.
Serán recibidas por la dueña de casa.
Una mujer poseedora de una belleza inalcanzable.
En su rostro joven se destaca la tristeza de la mirada.
Atentas escuchan la historia que relata.
Cuenta que se ha enamorado de las letras de un hombre al que aún no ha conocido personalmente.
El intercambio epistolar es frecuente allí se entera que él cree pertenecer a mundos diferentes, en poco tiempo comenzará el malatrato verbal al que ella no está acostumbrada.
Les dice a sus visistantes que ha tolerado más de lo que su sensibilidad puede.
Conocedora de las habilidades de la Hechicera la ha citado, no para retener a ese ser apesadumbado, solo ansía que pueda gozar de la s cosas cotidianas sin cuestionamientos previos.
Es tanto el amor que siente por ese hombre imaginario que solo desea encuentre un poco de paz que alivie los tormentos que le impiden vivir en plenitud.
La Hechicera se sincerará con la mujer, le dirá que no conoce ninguna pócima que logre cambiar el carácter de una persona tan extraña.
Promete regresar en dos días con un líquido que trae el olvido.
Mariana por primera vez llora, parece una niña, no desea olvidar a quien no ha visto en su vida, solo anhela que encuentre el camino correcto.
Ofrece una fortuna, la Hechicera la rechaza.
Días después le entregará un bonito frasco, contiene aguas que al agitarlas cambian de color.
El perfume es agradable, idéntico al que poseen las flores luego de una noche de rocío.
Dos gotas diarias serán suficientes para traer el olvido.
No hay pócimas mágicas que cambien la esencia atormentada de un ser que a todo se resiste, si las palabras de Mariana no han llegado a conmoverlo, es hora de pasarlo al rincón de los recuerdos.
El tiempo ha transcurrido, el invierno trae las primeras nevadas.
Hoy Mariana es una mujer feliz, de su existencia alejó todos los miedos.
Visita a la Hechicera con frecuencia, quiere mostrarle los avances que ha tenido.
El corazón de cristal que pende de la cadena de oro que brilla en su cuello, se ve transparente.
Así será la vida de una mujer que con sabiduría supo alejarse de un amor que solo la dañaba.
No saben si es obra de las aguas que preparó la Hechicera o es el premio a una vida que siempre estuvo lejos de las mentiras.
Renacerán otras horas.


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