TRIBUTO A LA LIBERTAD

Hace un par de días Irina llegó al Distrito Federal.
Se aloja en la casa de unos amigos en el coqueto barrio de Polanco.
Siente que está como en su patria.
Junto Guada recorrerán todo lo que puedan en una semana especial.
El verano se está despiendo para darle paso a la temporada otoñal.
Las plazas están llenas de flores, ordenadas de manera tal que en muchos canteros es fácil adivinar la bandera tricolor, orgullo de cada ciudadano residente en cada rincón de un bello país.
Visitarán varias casas de moda, están buscando atuendos para lucir en una noche especial.
Nada de aquello que le ofrecen conforma sus gustos, precisan vestimenta tradicional.
Guada lleva a su amiga a la casa de una artesana, el negocio parece pequeño.
Cruzar la puerta rojiza de la entrada las sumergirá en un mundo especial.
Irina optará por una pollera blanca, con mucho vuelo, sabe que los gráciles pasos mostrarán la obra de las trabajadoras del lugar, en la cintura una faja verde cortará el blanco, bordada con finas piedras simbolizando el color de la bandera del país que la ha recibido con tanto cariño.
Una sencilla blusa dejará los hombros al descubierto, insinuará la esbeltez de su cuerpo.
Con varias bolsas se detienen en un famoso restó, allí degustarán las comidas típicas del lugar.
El jugo de piña calmará la sed de las amigas.
Por la tarde visitarán el museo de Bellas Artes.
A Irina no le alcanza la mirada para capturar tanta belleza.
Cuadros de pintores famosos.
Asombrada se detiene ante los de una gran exponente, Frida Kahlo.
Pintora poseedora de una belleza singular, una vida trágica que no le impidió seguir con lo que más amaba, el arte.
De regreso al hotel, colgará el vestido que lucirá mañana por la noche.
Ha encargado a un florista un bouquet de flores para sujetar sus cabellos, jazmines blancos, follaje verde y brillante, solicita se agreguen una pequeñas flores de color rojo.
Necesita estar espléndida.
El camino a la Basílica de Guadalupe está lleno de gente, han venido de cada rincón del país.
Difícil explicar con palabras la majestuosidad del lugar.
Altares antiquísimos, flores por doquier para tributar a la Virgen Morena.
Han llegado a las primeras filas, están reservadas para los invitados especiales.
Conmovida hasta las lágrimas se ubica a un costado del escenario.
En pocos más de una hora artistas reconocidos a nivel mundial entonarán las mañanitas a su virgencita protectora.
El silencio es sobrecogedor.
Un aplauso cerrado indica el fin de la cermonia.
Con el corazón brincando en su pecho las amigas regresan.
Mañana un avión desplegará sus alas plateadas para llevarla de regreso a su patria amada.
En su alma para siempre anidará la emoción.

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