Saturday, December 31, 2016

UN PIANO TAN ANTIGUO COMO BELLO





La música es el arte que lleva de su mano a soñar.
Entre todos los objetos musicales mis preferidos son los violines Stradivarius y los pianos antiguos.
Junto a los sonidos de la naturaleza en especial el rumor del mar y la melodía de los pájaros puedo pasar horas escuchándolos.
Admiro especialmente a varios pianistas de la era actual y los de antes.
De los teclados blanco y negros con sus manos convertidas en aves de colores que solo pueden vivir en la imaginación de quienes nos dedicamos a escribir surgen acordes que te llevan a transitar un mundo especial.
Un espacio donde se olvidan mientras dura el concierto de las miserias humanas que adolecen ciertos terrenales que lamentablemente abundan sobre el planeta Tierra.
No voy a dedicar mis letras a ellos, sería perder el tiempo contando sobre los personajes cuya soberbia les impide escuchar al otro y su verdad pasa a ser absoluta sin pensar que sus teorías atávicas pueden ser equivocadas.
Por naturaleza soy torpe con mis manos por ello jamás soñé con ser una gran concertista de esas pocas que sus manos cual pájaros recorren el teclado.
Tampoco y por la misma razón podría haber sido una violinista reconocida.
Nunca fue mi pretensión intentarlo pues conozco mis limitaciones.
Me llevo bien con las letras aún cuando muchos no comparten mis conceptos sobre la igualdad de los seres humanos.
En el oto jamás busco la belleza exterior, prefiero detenerme en la interior.
Desde pequeña ese fue in precepto que se convirtió en valor transferido por mis padres.
Existen pianos de diferentes formas, los más ostentosos son los llamados de cola.
Impresionan por su aspecto más allá de quien sea el virtuoso que pueda arrancarles los sonidos más bellos que puedan existir.
Prefiero los antiguos, aquellos que conservan su sobriedad.
Me detengo a pensar en qué época habrá sido utilizados para calmar la ansiedad y los dolores del alma que hasta el momento no tiene cura.
Imagino quienes habrán desplegado sus partituras para enseñarnos a valorar a través de la música las cualidades del otro que camina junto a nosotros pese a recibir de nuestra parte el golpe artero de nuestra ignorancia que no ha sabido entender que a los humanos o terrenales no se los juzga solo por su belleza exterior sino por otra que es más importante y permanente oculta en el interior de cada ser de nuestra especie a veces subvalorada.
No los juzgo, tengo amplitud de pensamiento pese a ser muy reservada.
No quiero apartarme del tema principal de este relato que es la música y está dedicado a vos mi amado hijo.
Nuestros gustos musicales no eran compatibles.
Es entendible pues pertenecemos a diferentes generaciones.
Evoco con una sonrisa cuando llegabas a casa y me pedías que apagara esa música de iglesia que no alcanzabas a comprender por qué me deleitaba tanto,
Como un santo esperabas que la melodía terminara para hacerme escuchar la que a vos te fascinaban, música ruidosa, en alguna oportunidad no quise conocer.
Sin embargo teníamos coincidencias enormes en lo que a música se refiere.
No soy necia como para expresar que algunas canciones que disfrutabas también llegaban a conmover las fibras más íntimas de mi ser.
Me hiciste entender que la música se aprecia según el estado de ánimo de quien la escucha.
No es necesario ser un virtuoso para saber que hay diferencias abismales entre un concierto clásico y la música actual.
Si Dios me hubiera dado el don de componer tengo la certeza que cada partitura te tendría como destinatario.
Nos gustaba por igual cualquier melodía que fuera el motor para catalizar nuestros sueños.
Fuíste y seguirás sendo por toda la eternidad amante de cualquier expresión artística.
No te importaba que fuera más selectiva,
Nuestras miradas se cruzaban cuando encontrábamos un punto de coincidencia.
Los hubo y no fueron pocos,.
Los seguirá habiendo porque te siento palpitar en mi corazón.
Duele la ausencia física,
Es el peor golpe que el destino puede asestar a una madre.
No creas que he llegado a resignarme a no tenerte, eso jamás ocurrirá por la sencilla razón que una mamá jamás olvida al hijo que le dio tantas satisfacciones.
Seguís teniendo vida terrena en mi alma, no importa que la eternidad nos separe.
En algún momento volveremos a estar juntos y contarnos todo lo sucedido mientras no te pude ver más que con los ojos del alma.
Te quiero, me gustaría poder componer música celestial para que llegue no solo a vos sino a todos los ángeles que te acompañan.
Hijo de mi vida quiero que sientas mi amor inconmensurable por eso siempre reitero el mismo pedido nunca olvides cuanto te quiere u mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=TO4ECQe6yp8

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