Buenos días
mi tesoro.
Te saludo en
una mañana lluviosa.
Hasta hace
un rato se podían escuchar los alaridos de los truenos.
Como antes
cuando estábamos juntos, temo a las tormentas.
Ignoro qué
podría pasar ante tantas descargas eléctricas.
Si fueran
vehículo para encontrarnos, sean ellas bienvenidas.
Cunado más
se desea algo, no ocurre.
Conocés el
mayor de mis anhelos.
En esos
sueños locos, atrapantes cuando estoy despierta, pienso puedo emerger del
territorio de Poseidón para encontrarte, a la orilla de una playa de arenas
blancas.
No sucede.
Desde las tinieblas
no he de darme por vencida.
Te busco.
Lo haré
mientras respire.
Quiero verte
para darte un beso al despertar como hacía hace casi media docena de años.
Es terrible
no tenerte.
Jamás lo
hubiera imaginado.
Nada puede
suplir la ausencia del hijo amado.
He recibido
cantidad de recetas para que formes parte de mis recuerdos.
¿Qué es eso?
Nunca se
puede pasar a un descendiente a ese terreno.
No pido a
quienes dan sugerencias se abstengan de hacerlo.
Me gustaría
antes piensen en cada palabra que ha de ser pronunciada.
Muchos lo
hacen por cariño a quien escribe.
Más ello no
es suficiente, pues no han atravesado tan trágica experiencia.
Reconforta
cada palabra, pronunciada por quienes de verdad te quieren.
No alcanzan
para morigerar el dolor nacido en tu partida.
Prometí no
cesar en mi búsqueda.
He hallado
un tesoro invaluable.
En ese
destino sin derrotero definitivo, he podido encontrar, nuestras manos a punto
de unirse en una caricia.
Alcancé la
gloria cuando nuestros dedos pudieron rozarse..
Preludio de
caricias hasta no sé cuándo, ausentes.
Espero el
destino no tarde en unir a esta mamá con el hijo amado.
Reminiscencias
del ayer, con el deseo de concretarlas ahora.
¿Por qué se
torna difícil aquello que debería ser sencillo?
En este
instante los truenos permanecen,
silenciosos.
Está oscuro
y triste.
Zigzagueantes
los relámpagos encienden el universo.
¿Existen
días tormentosos en tu hábitat?
Si estuviera
a tu lado, todo sería diferente.
Con un
abrazo podrías contener mis miedos.
Estoy tan
solo que el más mínimo ruido es capaz de encender todas las alertas.
Sí.
Producen
terror las tormentas cuando la vida te ha dejado sola.
Prefiero a
Helios con sus débiles
destellos
dorados, característicos, del otoño.
Comprendo
necesita alcanzar el descanso.
¿Podré
solicitar solo deje celajes grises cubriendo el firmamento?
Estremecen
las tormentas a los seres débiles como tu mamá.
Sentimientos
inevitables.
Cuando
estabas a mi lado, con un abrazo diluías los temores.
No estás.
Decisión de
los designios del destino.
No es mi
deseo estar tan sola.
No porque
hay tormenta sino a diario.
El lenguaje
de las manos es significativo.
Portador de
caricias que llegan de mundos desconocidos.
¡Quiero
ingresar a ellos!
Estimo
tendría la posibilidad de verte.
No permitas
ciérrelos ojos para siempre, sin haber tenido la probabilidad de verte para
cristalizar la utopía de darte un beso.
Siempre me
acompaña tu documento.
Es mi deseo
ser incinerada con él y tu pasaporte, ahora vencido.
¿Cómo saber
mis deseos serán cumplidos?
Han vuelto a rugir los truenos.
¿Será la
respuesta a las mentiras de nuevos relatos?
¿Por qué
subestiman de manera reincidente,
nuestro intelecto?
Ha vuelto a
llover con fuerza.
El temporal
es cómplice de cada una de mis lágrimas.
Ayudame a
llegar a vos, prontamente.
No quiero
estar más en suelo terreno.
Se ha
convertido en territorio hostil desde tu muerte temprana.
Debemos
estar juntos, allí donde el destino resuelva.
No puedo
más.
Como siempre
te pido, no olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=eiDiKwbGfIY
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