Hoy se
cumplen sesenta y siete meses de tu injusta partida.
Jamás me
acostumbraré a no tenerte físicamente.
Para
cualquier mamá es tristísimo perder a un hijo que fue su mejor amigo.
Seguís
siéndolo desde otro lugar del universo al que no tengo acceso, por ahora.
Las
condiciones meteorológicas, impidieron se observara tu luna, como en meses
anteriores con su cara plateada, estuviera colgada del cielo.
En mi
memoria guardaré para siempre aquella luna llena del mes de agosto cuando
plácido dejaste atrás todos los padecimientos inmerecidos.
Desde entonces,
cada noche de luna llena, imaginariamente viajo hacia un espejo de agua con una
rosa para ofrendársela a vos que sos el motivo de esta realidad en la que mi
realidad sigue existiendo y a ella, tu luna en la que busco tu amado rostro, en
las sombras.
Pese a ello
siguen siendo perfectos.
¿Cuándo
podremos contemplarla asidos de la mano en el mismo enclave?
Lentamente
la soledad corroe las hilachas de mi alma.
He vivido,
ahora no quiero más, estar en un lugar que se ha transformado en un extraño.
No cesa de
llamar a mi puerta.
Si nada debo
hacer en suelo terreno ¿Por qué insisten en retenerme?
¿Qué más
hacer para que puedan darse cuenta mi
lugar no está en la tierra?
Te pienso
solo y es una injusticia.
¿Por qué no
está permitido estemos juntos en el mismo hábitat?
Así deben
estar los hijos con sus madres.
¿No pueden
percibir el sufrimiento que nos agobia, al estar separados durante tanto
tiempo?
Tiempo,
siempre, acosándonos.
¿Somos los
únicos seres del espacio?
¿Por qué a
nosotros?
Conocemos de
su existencia.
No se hace
necesario el martirio constante.
Creo somos
demasiado respetuosos con su esencia.
¿Por qué
siempre interfiere en nuestros sentimientos?
¿Cuál es el
objetivo que no manifiesta?
Hemos sido
respetuosos durante casi seis años.
No lo hemos
molestado para que se aleje, sin embargo siempre está presente sin haber sido
convocado.
¿Po qué debe ser testigo de nuestras conversaciones?
¿Acaso soy
la única humana que tiene un hijo muerto?
Imperiosamente
preciso darle un beso a mi descendiente.
Sin testigos
con cronómetro en mano para medir los segundos compartidos.
¿Puede una
madre pasar dos mil ocho días sin ver a
su hijo?
¿Nuestras
soledades producen gozo?
Si así
fuera son síntomas enfermizos.
La
persecución, sin sentido es un delito.
No es un
solo día, son muchos durante casi seis años.
No quiero
saber que están en las sombra mientras
estoy acercándome al ser que más amo en el mundo.
Si pudiera
lo traería al mundo de los vivos.
Evitaría de
todas las formas posibles accedan a mi refugio, de esa manera obtendría la
tranquilidad necesaria para establecer una charla.
Quiero
escuchar tu voz.
Ver tu
sonrisa como antes.
Por más
obstáculos colocados en el camino no lograrán tome atajos de ninguna especie.
Soy respetuosa
de la memoria del ser que traje a la vida para que viviera.
No concibo
tenerlo tan lejos.
No quiero la
eternidad nos separe demasiado tiempo.
Es hora de
finalizar el recuento de días para comenzar otra vida en otra morada.
¿Por qué no
ocurre?
¿Acaso mi
hijo no está en ninguna parte¿?
Nunca
comprenderé los argumentos o la falta de ellos cuando interrogo sobre la
muerte.
¿No existe
vida después de ella?
Desearía
pensar de otra manera.
Imposible
cuando todo a ella refiere, está rodeado de ocultismo que a ustedes
pareciera no importarles.
¿Volveremos
a vernos en alguna ocasión?
¿Reconocerás
a mamá?
¿Cuántas
vidas deben pasar para estar juntos para siempre?
¿Por qué
trajeron a estos entes a interferir en nuestras vidas?
¿Cuál es el
siniestro objetivo?
Pese a todas
las adversidades la búsqueda no se detiene.
Es el más
importante de mis objetivos?
Te amo como nunca
quise a nadie.
Sos quien me
sostiene, aún cuando no comprenda muy
bien tu insistencia para que permanezca, en suelo hostil.
Tesoro de mi
vida, siempre he de pedirte no olvides
cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=KDHYgCHTmaw
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