Buenos días
mi cielo adorado, te saludo en la primera mañana fría de este otoño irregular.
Hastiada de
las luchas de poder en medio de cifras producidas por la pandemia, preocupa
quienes están en lo más alto del poder, en lugar de buscar las vacunas que faltan
y son demasiadas, se ocupan de enviar al Congreso de la Nación, proyectos de
leyes con el fin de obtener poderes especiales.
De acuerdo a
lo poco que se conoce del proyecto está fundamentado fuera de la Constitución
Nacional, por lo tanto sería otra ley judicializada.
Eternizarse
en el poder no sirve.
Los
ciudadanos entre los que me incluyo, estamos por la deficitaria campaña de
vacunación y no por el próximo candidato.
Es vergonzoso
que por cada cien habitantes solo reciban la vacuna diez y nueve.
Con el
propósito de abstraerme de tanta insensibilidad recuerdo el complejo de cabañas
situado en el sur de nuestro país.
Espacio ubicado
entre el Cerro Castor, lagos u plantas adecuadas para ese lugar que sufre el
rigor del fio, durante caso todo el año.
Nos gustaba
alquilar cabañas en medio delpaisaje agreste cuando el clima era más benigno. A
mediados de la primavera.
En principio
pensamos en una cabaña escondida de las otras.
El dueño de
la inmobiliaria, nos aconsejaba otras, sin contar por qué excluía precisamente,
la que decidimos llamar cabaña escondida.
Entre
arbustos y pinos casi no se veía la construcción.
Un lago en
el frente, lograba alejarla un poco más de las otras edificaciones.
Optamos por
otra, distante solo a una cuadra de ésa tan enigmática.
Los dos
pensamos lo mismo.
Investigar
el origen de tanto misterio.
Por fuera
tenía buen aspecto, estaba cuidada.
Exceptuando
el entorno tan oscuro, nada hacía prever algo irregular.
Nos
instalamos en otra con varias ventanas, llegando a media mañana, entrarían los
rayos dorados del sol.
Solo en
verano el día se alarga, teniendo solo cuatro horas de oscuridad total.
Ello se debe
a la ubicación geográfica, tan cercana al Polo Sur. Por ello todas las
viviendas están dotadas de persianas o ventanas de madera, a las que se agregan
cortinados pesados, para impedir el paso
de la luz en verano.
Nuestra
cabaña temporal tenía calefacción natural y también un hogar a leños ubicado en
la esquina del amplio comedor.
Cuando nos
preguntaron si deseábamos servicio de mucama, a coro, dijimos, no.
La idea
original no era ajustarse a horarios de ninguna naturaleza.
Cuando
quisiéramos un plato diferente, teníamos un local de comidas que hacia
servicios de delivery.
Al llevarte
la merienda estabas sumergido en unas revistas, de tapas brillantes.
En el
interior se contaba la historia del complejo habitacional.
En el bosque
de pinos construyó su propia casa,
Desde allí
podía observar el crecimiento del barrio privado, cuya titularidad era del
extraño habitante.
Un hombre
solitario, taciturno.
Rodeó su
cabaña de un lago artificial para que nadie tuviera acceso a la misma.
El estilo
era tipio del siglo XIX, de las cabañas en la montaña de Inglaterra.
Las otras fueron diseñadas con buen gusto.
Desde las
ventanas de las más cercanas a su vivienda, no se tenía una visión clara a la
solitaria cabaña.
Entre las
hojas de la revista, encontraste una hoja doblada en cuatro.
Mientras
servía el café, te vi tan concentrado en la lectura, que no quise interrumpirte.
Te acercaste
a la mesa, leyendo.
Cuando terminaste
de hacerlo extendiste hacia mí la hoja de papel.
Escuché
tu invitación “Mamá, leé”.
El escrito
refería al dueño de la cabaña solitaria.
Un hombre al
que describían como extravagante, a quien le sumaba una cuota enfermiza en su carácter indescriptible.
A su
vivienda acudían muchachas jóvenes, después de la segunda o tercer visita no se
las veía más.
El titular
de la propiedad se llamaba Martin Levenson, reconocido cirujano en su país de origen,
Jubilado muy
joven por haber participado, en distintas misiones bélicas.
En el
escrito no aparecían cuales eran.
Dos décadas
antes se había mudado a esa región de nuestro
país, obteniendo nuestra ciudadanía.
Elegía
chicas cuya familia viviera lejos del lugar.
En esa
provincia, hombres y mujeres de todo el país, buscaban establecerse, pues al
tratarse de un clima riguroso, los salarios eran importantes y la provincia
sureña era, y continúa siendo zona
franca.
Más que
conveniente para quienes comienzan a Forjar su futuro.
El Doctor
Levvenson, elegía a sus amigas en
esa franja etaria.
Primero les
ofrecía enseñarles a dominar el idioma inglés.
De
comportamiento correcto, nadie podía dudar de un caballero.
Al poco
tiempo las mujeres desaparecían sin dejar rastros.
Era el
primero en ofrecer su casa para que lo investigaran.
Desde su
pensamiento lineal decía causaba envidia por su posición económica.
Las jóvenes
comenzaron a desaparecer cada vez más.
El jefe de
redacción del diario regional decidió investigar.
Siguiendo
son ser visible a Levenson.
En sus
intervenciones la policía, no encontró nada que pudiera comprometer al vecino.
El
periodista hacia guardias nocturnas,
Intuía en
esos horarios ocurrían las desapariciones.
No se
equivocó.
Una noche
sin luna vio como el cirujano sacaba de su cabaña, cenizas que arrojaría al lago
artificial
Después de
muchos interrogatorios con especialistas que viajaron desde la Ciudad de Buenos
Aires, que llevaba una investigación paralela.
Descubrieron
el cirujano había huido de su país.
Eligió el
nuestro porque sabía no tenía convenios de extradición pensaba huir a su patria después de un tiempo prudencial.
En el
juicio, se probó, nunca había estado en episodios bélicos de ninguna
naturaleza.
Nacido en
Gales, conocía le correspondía la pena de muerte por lis crímenes cometidos en
su ciudad.
Relato
elegía a las víctimas, las sometidas a su voluntad y luego les suministraba un
medicamento potente para que entraran en estado onírico.
Allí comenzaba,
a descuartizarlas, para luego incinerarlas en un horno especial
instalado en su hogar.
En horas de
la noche, arrojaba las cenizas al lago.
Fue
condenado a prisión perpetua.
Aquí no
existe la pena de muerte.
No estoy de
acuerdo con ella pues le hacen un favor al delincuente.
Sus días los
pasa en un penal de máxima seguridad, cercano a lo que alguna vez se denominó
cárcel del fin del mundo.
Esa prisión
hoy se ha convertido en museo.
Los delincuentes
y asesinos más peligrosos se alojaban en ese sitio.
En el siglo
XIX sufrían trabajos forzados, al tener que levantar carbón de los yacimientos
carboníferos para llevarlos al lugar de detención.
El Doctor
Levensosn pasará el resto de sus días en una celda blindada,
Nunca más
podrá respirar aire natural ni ver los rayos del sol.
Actualmente
el predio de la cabaña y la fortuna de Levenson están embargados para
resarcir a los familiares de las
víctimas.
Un proceso
extenso pues no hay exámenes de ADN a practicar.
El principio
del horror finalizó.
Hijo
querido, nunca regresé a la provincia sureña, ni tampoco a otros lugares
visitados en comunión.
En la
redacción del diario te recuerdan con cariño, por haber entregado ese documento
a las autoridades.
Ignoro como
llegaron a localizarme.
Desean que
viaje para recibir las llaves de la ciudad,
Eran para
vos.
Considerando
tu pérdida, un enviado del municipio las traerá hasta mi refugio.
Son tuyas,
Espero poder
entregártelas en el instante del
reencuentro y comenzar a darte los besos postergados.
Te amo, igual
te extraño.
Debemos
estar juntos para siempre.
Mientras
tanto te ruego no olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=QUTTn1jVwsg
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