Buenos días
mi tesoro, te salido en una mañana ventosa.
Aparentemente
comenzó a soplar con fuerza Australo, hijo de Eos madre de los cuatro vientos.
No lo
escuché.
Sabía
comenzaría, en las primeras horas de la madrugada.
Sumida en un
sueño profundo, esperaba encontrarte para darte uno de los tantos besos
aletargados, que por ahora descansan en el baúl de las utopías que no han
cristalizado, pese a mi clamor.
¿Podría
compartir con vos ese sueño tan parecido a la realidad?
En otro
tiempo, estaba sentada en el mirador de u lugar del sur de nuestro país.
Recuerdo
grises celajes cubriendo el firmamento.
Los mismo se
perdóan detrás de un cordón montañoso de tonalidad azulada.
En el medio
del lago había una isla.
Solo ocurre
en estado onírico.
El paisaje
existe, la isla en ese sitio, no.
Recuerdo
haber visitado cuando era soltera, un enclave similar. Exceptuando la isla,
aparentemente habitada por seres que no se dejaban ver.
¿Estás allí?
En aquel
entonces como todas las mujeres de esa edad, llegué a pensar:
¿Qué haría en el caso de ser consagrada con la
maternidad?
Infinidad de
veces interrogaba a tu abuela materna, con la sabiduría de siempre respondía
“Seguramente, ese momento llegará cuando deba ser”
En la época
del sueño era una estudiante avanzada de una carrera que no me gustaba.
Quise a
demostrarle a tu abuelo era capaz de seguir carreras universitarias, a
sabiendas, luego la abandonaría pues si bien me llevo bien con las leyes, mi
afinidad son las letras.
En los
sueños todo transcurre de manera rápida.
Podría
afirmar los sueños no guardan coherencia en cuanto al tiempo real. Pronto tenndría
el bebé más hermoso en mis brazos.
Momento
inolvidable donde no se piensa después de tanto bienestar puede arribar,
despiadada, la muerte arrancándote de mi lado.
Tuve que
transitar el horror inesperado.
Buscando
explicaciones que nadie podía brindarme.
Poco duraría
ese estado donde podemos tocar el cielo con las manos.
Ahora por
más que las extienda no te encuentro para acariciarte como lo haría cualquier
madre con su hijo.
Los sueños
transcurren más rápido que la vida.
De tener la
potestad para decirle al destino, aquello que hubiera deseado, mi solicitud sería, detuviera las manecillas
del reloj, cuando estábamos juntos y no avanzara nunca más.
El frío de
una lágrima, surcando mi rostro, me despertó.
Allí tome
conciencia de esta soledad que se ha convertido en mi sombra. Pareciera afuera quiere salir el sol.
No para mí
esperando el imposible de volver a
verte.
Detesto los
fines de semana largos.
En principio
habían decretado un feriado puente.
En nuestro
querido país los decretos duran poco.
Con el
propósito que los ciudadanos no salieran, el feriado puente de mañana, lo
eliminaron, para liego volverlo a colocar y así hacernos creer el confinamiento
será menor.
Mientras
explicaban los alcances del mismo, los canales de noticias con pantalla
partida, informaban de los alcances del
mismo y por otro lado mostraban a muchos argentinos viajando en sus
autos con destino a la costa.
Nuestros compatriotas
están cansados del encierro.
El año
pasado pudieron hacer todo para estar prevenidos con esta segunda ola de la
pandemia.
No ocurrió.
Viernes y
sábado anunciaron con bombos y platillos la llegada de cuatro millones de
vacunas.
Mañana
arribarán al país alrededor de ochocientas mil.
¿Por qué
mienten?
Hace un
ratito me llamó tu prima.
Le decía que
si llegaba a salir llevara piedras en la mochila, preguntó:
¿Para qué tía?
Adelgazó
tanto que el viento se la va a llevar, está hermosa.
En esta
mañana desapacible con el dolor producido por tu ausencia, pensaba en el
escritor Horacio Fontanarrosa.
Mafalda su
personaje era una niña traviesa.
Con un
aspecto muy especial.
A ella le
hacía pronunciar, frases urticantes.
Seleccioné la siguiente:
“Ignorar es
lo mismo que matar sin ensuciarse las manos”.
Pensamiento
exacto del autor, representando a muchos.
Has conocido
muy bien al que te acaricia diciéndote lo mucho que te quiere y después se
borra.
Si
estuvieras aquí me pedirías diera vuelta la página.
Eso haré, no
solo porque te asiste la razón, sino porque no tiene sentido mortificarme por
algo que ha dejado de ser trascendente.
Ayer me
llamó tu amigo del alma.
Estaba en la
casa de su mamá.
El día
viernes no pudo contestar a mis audios, dado que estaba tomando exámenes en la
facultad, de manera virtual.
Esta tarde
hablaremos extensamente.
Los
escaneos solicitados llegaron bien.
Pronto
tendré noticias al respecto.
De verdad no
las esperaba tan pronto.
Te amo hijo
querido.
No puedo
evitar preguntarte ¿Por qué no aparecés en mis sueños?
De ocurrir
podría tener la probabilidad de darte un beso, tomarte las manos, apoyarlas en
mi mejilla, como antes.
Tengo
demasiados, sueños para cumplir.
Todas las
probabilidades se manifiestan lejanas.
¿Cuál es la
distancia que nos separa?
Hijo
querido, soy reiterativa por ello te pido, no olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=UO7f-UvlObM
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