Hola, hijo
de mi alma.
Saludo al
ser más sensible conocido durante esta estadía en ña tierra, demasiado
extendida en el tiempo.
Te extraño,
nunca dudes del amor incondicional, que
has generado en mí.
Siempre
trato de caminar por la orilla del río.
El paseo
costero fue arreglado, no se parece en nada al de ayer.
Pese a la
tarde templada, con una brisa muy suave, encontré en el muelle flotante a una bella joven, sentada sobre aquel.
Enseguida
pude relacionarla con la imagen de la sensibilidad.
Tenía el
rostro apoyado sobre las rodillas.
Tras ella
comenzaba a ocultarse el sol.
Estuvo varios minutos en esa posición.
En un
momento comenzó su llanto desgarrador.
No suelo
hablar con desconocidos, sin balar a la plataforma pregunté cuál era la manera
de ayudarla.
No contestó.
Recordé, en
el auto siempre llevo una manta.
La
utilizamos con Laura en trayectos largos, dado que el pequeño Indra queda dormido y con ella cubrimos el cuerpito,
dado que de acuerdo a los protocolos vigentes, circulamos con las ventanillas,
abiertas.
No
totalmente sino más de cinco centímetros.
Indra viaja
en su sillita, por ello la manta.
La coloqué
sobre los hombros de la muchacha, quien ocultaba su desnudez.
No llama mi
atención ver un cuerpo desnudo.
Al atardecer
la temperatura desciende de manera vertiginosa.
Entendiendo
su mano, la ayudé a subir a la costa.
El vértigo
significaba un impedimento para bajar hacia donde se encontraba.
Esa plataforma
flotante, utilizada por los nadadores
para ingresar al agua, en ese sitio hay una profundidad significativa.
Constantemente
de allí las dragas quitan arena, para que las embarcaciones que no utilizan el
puerto puedan salir de allí.
Inmediatamente
me abrazó.
Pude
escuchar, sus sollozos.
Con voz
quebrada pidió la llevara a su casa, distante a pocas cuadras del lugar.
Necesitaba
la confortaran.
Su idea era
quitarse la vida por un desengaño amoroso.
En pocos
segundos, estábamos departiendo un café.
Vestía una
bata a cuadros, similar a una de las tuyas.
Sus ojos
color océano, pese a estar enrojecidos por el llanto, eran tan tristes como
hermoso.
Dejaban ver
la sensibilidad de una mujer engañada.
Relato su
historia y por qué, deseaba finalizar
con su vida y la del hijo que llevaba en sus entrañas.
Argumentaba,
no podría crear al bebé sin la compañía del padre.
Un profesor
del último año de la universidad donde obtuvo su título.
Lucrecia,
tenía demasiados enigmas in resolver.
Pasé a
contarle que no sería la única madre soltera.
Ello no
debería ser un agobio sino el orgullo de una mujer capaz de cumplir los roles
de mamá y papá.
Pidió,
mientras bebíamos el segundo café le contara algo de mi vida.
Relaté sin
agregar demasiados datos, pinceladas de esta realidad.
¿Cómo hacés
para seguir?=
La respuesta
fue sencilla, a diario recibo la energía de mi hijo.
La invité a
cambiar de tema pues no era mi intención
entristecerla, aún más.
Cuando noté
estaba tranquila volví a mi refugio.
Al salir recibí
un abrazo.
Al oído
susurro que de tener un hijo varón, le pondría tu nombre, reconociendo la salvé
de cometer una tontería.
Al llegar a
mi refugio me esperabas con el gesto
adusto que está en el portaretratos, del
comedor.
En esa foto
te acompaño.
La tomaste
antes de partir.
Uno de tus
hermanos del alma la encontró u la trajo.
El mejor
regalo que recibí en mi vida.
Estoy segura
la tomaste con la cámara de la computadora.
Después de
tu muerte la busqué.
Seguramente
la hiciste desaparecer.
No querías,
nadie observara tu palidez mortal.
A tu otro
hermano de la vida, comentaste se había roto.
Seguramente
está en manos de alguien que la necesitaba.
El
pensamiento humano es divergente.
Solo quien
conoce su propio ser, entiende el porqué de ciertas actitudes.
Solo puedo
decir que has pertenecido al gripo de personas a quien no le gustaba exhibir la
apariencia del dolor.
Cuando
hablabas por celular, les decías a tus amigos cambarías de tema si pasaba por
tu habitación.
Hasta último
momento mostraste tu generosidad.
Una tarde
salías de ducharte, te llevaste por delante el placar, para acostarte lo hiciste arrojándote sobre la
cama.
Un detalle
que nunca olvidaré.
Otra de las
pautas, mostrando el fin cercano.
El día
anterior a tu partida, decidiste apagar
tu celular.
Solo pediste
lo tuviera en la mano libre, con la otra sostenía la tuya.
Luego lo
pediste para hacer una llamada.
Tu
debilidad, impedía sostuvieras con ambas manos el celular.
Lo
levantabas para discar o enviar un audio, tu mano izquierda, caía pesadamente sobre tu pecho.
Faltaban
doce horas para el final.
Antes de
pedir llamara a los médicos pues sentías un dolor profundo, sin saber
explicarlo, querías descansara en la cama del acompañante.
Hijo amado,
me vi en la obligación de mentirte con el horario, para que no te preocuparas
por mi descanso.
Convoqué a
los médicos ante ese dolor que no podías
describir.
Una de ellas
me pidió saliéramos de la habitación.
Quería
explicarme, te aplicaría una inyección para inducirte al coma.
Acepté.
No
quería padecieras un segundo más.
Lo había
conversado con tu medico cuando me pidió por ninguna circunstancia me fuera de
la clínica.
El final
estaba rondando la habitación.
Solo
acariciaba con la mano izquierda, tus piernas, imposibilitado de levantarlas.
La muerte
había comenzado con la rigidez de los
miembros inferiores.
Dos o tres
veces con tu dedo pulgar acariciaste mi mano.
El horror se
aproximaba sin prisa ni pausa.
No advertí
ya no estabas en este mundo ya que tu mano nunca se puso laxa.
Estabas
aferrado a mi vida.
Era yo quien
transmitía calor.
La piel del
rostro y el cuerpo había tomado un tono rosado.
Nadie podría
volver a hostigarte n mutilarte.
Imágenes del
horror.
¿Por qué no
partimos los dos?
¿Para qué me
dejaron aquí?
¿Hasta
cuándo?
¿No
comprender no quiero vivir?
No imaginas
cuanto te amo.
Preciso
darte un beso.
Nunca parecido
al de la despedida donde tu cara estaba helada.
Un frío
diferente a cualquier otro.
Solo deseo,
mi propia agonía sea corta.
Llevo casi
seis años sin vos.
¿Por qué me
piden me acostumbre al dolor?
No quiero
esta vida.
Hijo lindo
te pido, nunca olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=eiDiKwbGfIY
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