Buenos días hijo querido.
Te saludo en una mañana desapacible, era necesaria la
llovizna que desde anoche cae sin cesar.
Como siempre decidí caminar.
Desde la ventana de un departamento cercano a mi refugio,
una mujer enigmática vestida de gris observa el exterior sin mirar nada en
especial o tal vez está buscando algo conocido para ella, más no para mí.
Llamó mi atención el portero del edificio a quien conozco
desde la escuela secundaria.
No comprendí por qué lavaba la vereda con el rostro apresado
por el horror e incomodidad.
Esperó llegara de mi paseo bajo la llovizna tenue para
preguntar si podía decirme algo importante.
Por supuesto accedí.
Cuando llegó su reemplazo, atendí el portero eléctrico para
saber si era él.
Estaba asustado.
Imposible escribir las facciones producidas por el miedo.
Al pasar estaba pálido, mientras conversaba le ofrecí un
café.
Relató brevemente, la enigmática mujer alquiló la propiedad
por un mes.
En la inmobiliaria le informaron los contratos de ese lapso
no eran factibles, son hacer objeciones pago el tiempo que no ocuparía la
propiedad.
Contó el visitante que desde el primer día la mujer en
cuestión está toda la jornada mirando la ventana, vestida con atuendo otoñal de
color gris.
Un dislate pensando en las temperaturas de la semana
anterior.
El relato fue interrumpido por una llamada al celular del
visitante.
Su esposa pedía fuera
a su casa ya que los niños se encontraban afectados.
En el interín, la
esposa se comunicó con el servicio de emergencias para que sus pequeños
recibieran atención médica.
Confundidos los profesionales al no encontrar causa
fundada justificante del malestar de los
chicos, optaron por internarlos.
En el hospital fueron sometidos a diferentes análisis cuyos resultados estaban dentro de los
parámetros normales, no obstante los niños permanecerían en observación.
A los dos días de la internación de los nenes, la mujer
enigmática desapareció sin dejar rastros.
Los hijos del portero fueron dados de alta sin saber cuál
era la enfermedad que los había afectado.
Como soy curiosa entré en las páginas del Registro de la
Propiedad para conocer el nombre del titular de la vivienda.
Figuraba a nombre de Tánatos.
No tardé en deducir la mujer era la muerte, quien había
elegido a los pequeños para llevárselos.
Fracasó.
¿Por qué no pude hacer nada con vos?
Contando con las mismas herramientas la impotencia y el no
haberla visto antes frustró tu sanación.
Los recuerdos reunidos en mi mente me llevan a preguntar
¿Por qué no pude con vos?
¿Precisaban tanta luz en el cielo?
Quiero dejarte una poesía referente a los recuerdos o
evocaciones para acercarme un poco más a tu hábitat.
“RECUERDOS
Autor: Juan Gómez Capuz
Recuerdos de aquel tiempo
perdido, en el horizonte
recuerdo de telefilmes
recuerdo de uniformes
de aquella España que hoy
ni tan siquiera reconocemos;
de esta tierra baldía
que ayer fue espeso monte.
Recuerdos de aquel tiempo
en el que no sabíamos casi nada
pero lo intuíamos casi todo;
cuando éramos nosotros
los que teníamos que buscar el oro.
Y no como ahora, tiempo ingrato,
en el que todo nos llega
con solo apretar un botón.
Hable al son de las viejas normas
mi corazón.
Recuerdos de viejos descubrimientos:
los colores en la televisión
(¡gran novedad!)
los colores de tu gesto
(¡lejana pubertad!)
las calores del verano
y los calores del infierno
que nos anunciaban entonces
en aquel vetusto colegio
en forma de extraña fruta
de perdición;
y que sólo consiguió
a fuerza de tantos calores
turbar doblemente nuestros sueños
y hacernos flaquear la razón.
Recuerdos de pavimento mojado
cuando aún llovía
en las largas noches de invierno;
cuando aún maullaban los gatos
al paso de los serenos;
cuando media España aún iba de luto
llorando a sus muertos;
cuando aún había motocarros
y castañeras en sus puestos;
cuando por una peseta
aún podías comprar un sueño.
Recuerdos de ilusiones perdidas
y de amores olvidados
del despertar a la vida
y de tesoros enterrados.
Y que, como aquellas golondrinas
centinelas de los tejados
donde la hiedra empezaba a colgar,
como aquellas para las que el Norte
ya era pasado,
todo esto que evoco
son cosas que se esfumaron
y jamás, jamás volverán.
Recuerdos de un tiempo
en el que todo era como había sido
pero en el que empezamos
casi sin saberlo,
a entrar en una nueva era,
a ser modernos
aún a costa de no reconocer
aquella curtida piel de toro
que forjaron nuestros ancestros.
Todo eso recuerdo
de un tiempo pasado y perdido
de lo que en un punto fue y ha sido.
Porque aunque se
guarden las imágenes
(viejas fotos descoloridas
archivos sonoros
películas, de sabor
añejo)
es un tiempo que se fue
es un tiempo ya muerto
es un tiempo que solo
se puede aprehender
mediante recuerdos.”
Te amo hijo querido, tanto como te extraño.
Deseo más que nada en el mundo darte un beso, son tuyos.
Preciso abrazarte y acariciarte como antes.
Te pido ayuda para llegar a vos.
No es fácil vivir sin tu presencia, añorada por ello en cada
enlace no dejaré de rogarte, por favor nunca olvides cuanto te quiere, mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=pwjqowEcpQU
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