Buenos días hijo de mi vida.
Te saludo en una mañana donde celajes oscuros cubren el
firmamento.
Preludio de nuevas lluvias.
Hacen falta en las provincias donde la siembra está afectada
por una sequía de casi dos años.
He visitado el puerto de la Ciudad de Buenos Aires con la
intención de comprobar in-situ, si era verdad que existe una fragata de velas
color negro que realizan viajes hacia tu cielo.
A tal efecto pude establecer comunicación con la empresa
dueña de dos navíos.
Al entrar a una oficina silenciosa, una empleada convocó mi
sorpresa al decirme de la existencia de las fragatas.
Atenta explicó las mismas salen cuando la luna está llena.
Para completar sus palabras exhibió varias imágenes
demostrando sus palabras eran ciertas.
Pedí permiso para sacar una foto de una de ellas en pleno
viaje, es la vista que antecede a esta conexión.
Pregunté por qué las velas eran de color negro, si bien lo
imaginaba quería reafirmar mis pensamientos.
Son oscuras pues quienes las contratan son personas
atravesando un duelo por la pérdida de algún ser querido.
Consultamos el almanaque para conocer con certeza el día que
abordaría la fragata para navegar hacia tu cielo.
No llevaré demasiado equipaje, solo el indispensable.
Necesito verte para darte un beso y contarte de la calidad e
intensidad de mi amor sincero.
El comandante se presenta, explicando que al llegar cerca de
la luna llena, las velas se plegarán de manera automática.
El resto de la navegación será en lanchas individuales.
Pese a mi terror al agua profunda, acepté los términos del
contrato.
Cuando la silueta de la fragata estaba cerca de Selene, tuve
que abordar la lancha.
El interés por llegar diluyó, mis miedos.
Te extraño tanto que si me pidieran llegar a nado,
seguramente contaría con tu ayuda.
Presentimiento de madre, que anhela ver a su hijo amado.
El océano estaba planchado, casi sin oleaje, circunstancia
que calmó mis ansias,
me coloqué el chaleco salvavidas, para protegerme de
supuestas adversidades.
La brisa leve movía
mis cabellos.
En un instante la brisa suave se convirtió en frenético
viento.
La lancha se dio vuelta.
No tuve miedo sabía que vos me salvarías o encontraría la
muerte.
La segunda opción era la elegida.
Muriendo podría llegar fácilmente a tu lado para abrazarte
como antes.
Sentí felicidad por pensar en ese reencuentro.
No puedo saber de dónde apareció una lancha para rescatar a
quienes estábamos en el agua, luego aparecerían otras.
Un hombre al que no pude calcular la edad con un solo
movimiento, logró abordara su embarcación.
Me ofreció una taza de café caliente, presentándose.
“Soy Poseidón el Dios de las Aguas, no debiste contratar
este viaje.
Llegarás a reencontrarte con tu hijo, cuando sea el momento.
_¿Cuándo ocurrirá ese suceso?_
“No lo sé, es dictaminado por el Dios de los Cielos.
No apures los arbitrios del destino, llegará cuando sea
necesario.
Te llevaré al puerto, allí te espera un avión que te dejará
en el puerto de tu patria.
No me debes nada.
El mejor pago es el amor que le tienes a tu hijo.
Nunca desafíes al destino,
él sabe porque continúas en suelo terrenal.
Tu hijo está bien, recordándote con el mismo amor que le
dedicas a cada instante de tus días.
Debo irme.
No hagas locuras, arribará tu momento cuando deba ser.
Hasta cualquier momento”
Querido parece no puedo lograr mi objetivo, pese a los
yerros, no cesaré mi búsqueda.
Quiero compartir con vos una poesía de autor para calmar la
frustasión, de no haber podido
cristalizar mi sueño.
“LA FRAGATA DE PAPEL
Autor: Antonio Machado
El limonero lánguido suspende una pálida rama polvorienta, sobre el encanto de la fuente
limpia, y allá en el fondo sueñan los frutos de oro...
Es una tarde clara,
casi de primavera,
tibia tarde de marzo que el
hálito de abril cercano lleva; y estoy
solo, en el patio silencioso,
buscando una ilusión cándida y vieja:
alguna sombra sobre el blanco muro,
algún recuerdo, en el pretil de piedra de la fuente dormido, o, en el aire, algún vagar de túnica ligera.
En el ambiente de la
tarde flota
ese aroma de
ausencia,
que dice al alma luminosa: nunca,
y al corazón: espera.
Ese aroma que evoca los fantasmas
de las fragancias vírgenes y muertas.
Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara,
casi de primavera
tarde sin flores, cuando me traías el buen perfume de la hierbabuena,
y de la buena
albahaca,
que tenía mi madre en sus macetas.
Que tú me viste hundir mis manos puras
en el agua serena,
para alcanzar los frutos encantados
que hoy en el fondo de la fuente sueñan...
Sí, te conozco tarde alegre y clara,
casi de primavera.”
Unida a las letras del poeta, expreso toso mi amor hacia
vos.
¿Cuándo aparecerás en mis sueños?
No importa el tiempo, se estaremos juntos en tu hábitat,
quiero atenderte como lo hace cualquier madre con su hijo.
Te amo hijo mío, por ello siempre he de solicitarte, por
favor, nunca olvides cuanto te quiere, mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=uTlPPqPodiA
No comments:
Post a Comment