Buenos días hijo querido.
Te saludo en una mañana diáfana donde la estrella más grande
del universo luce y derrama destellos de oro.
En sueños estuve
ascendiendo a tu cielo.
¿Cómo lo hice?
Estaba en el albur en un valle de piedras de una zona
semidesértica, allí varios turistas deseábamos tener la experiencia de viajar
en coloridos globos aerostáticos.
Todos y cada uno nos ubicamos en los canastos con un
instructor.
El cielo pintado con los colores de la alborada se
diferenciaba de los estridentes tonos de los globos.
Espacio soñado, seleccionado por mí para estar cerca de tu
hábitat.
El viento mecía los globos como si estuviera acunando a un
niño.
A medida que ascendíamos el valle de piedras se observaba
como pequeños puntos de color ocre, dorado y marrón.
El silencio gritaba su soledad.
La sensación de vértigo desapareció.
El objetivo era llegar a verte y darte el beso que espera
desde tu ausencia.
No quisiera que esa haya sido la última vez que pude besar tu rostro gélido antes de no
verte nunca más.
Mi acompañante preguntó el motivo por el cual había
emprendido ese viaje.
No tuve reparos al
relatarle nuestra historia de hijo con su mamá.
Con voz inaudible contó que si bien los globos aerostáticos
volaban en las alturas, en determinado momento debían bajar a tierra antes que
terminara el combustible.
Así comenzó un descenso
al que consideré un nuevo fracaso, impidiendo llegara, a tu morada.
La idea primitiva era quedarme para no volver a suelo
terrenal.
Otra vez los arbitrios del destino otorgaban una disidencia
más.
¿Para qué me mantienen cautiva en un espacio donde no deseo
estar?
Un juego perverso e inentendible.
¿Cuál es el vehículo capaz de acercarme a vos?
Desperté acongojada, detestando cada barrera que nos separa.
¿Solo la muerte permite ascienda a tu cielo?
¿Por qué decisiones tan drásticas cuando mi voluntad es huir
de la tierra para reencontrarme con vos para siempre?
Tenemos demasiado para evocar del ayer ahora lejano.
Quiero verte en mis sueños.
¿Cuándo se producirá
esa visita añorada?
Siempre te esperaré dado que mis ascensos solo se dan en
sueños y no en la realidad.
Dejo letras sobre los globos aerostáticos, esperando las
mismas sean de tu agrado.
“PEQUEÑOS GLOBOS AEROSTATICOS
Autor: Jeimer Gamboa
Los pequeños globos aerostáticos
de fabricación casera, que la gente pone a volar
los 31 de diciembre, desde azoteas y balcones,
como una expedición de carabelas que surcan
el cielo iluminado por los fuegos artificiales.
Se parecen a los poemas que me gustan.
Tienen una estructura precaria
y celebran el fin de un ciclo.
Una combinación de factores aleatorios,
el viento, la combustión, la altura y los obstáculos,
definen su trayectoria y qué tan lejos pueden llegar.
Desaparecen esa misma noche,
enredados, en las ramas de un ginkgo
o dando tumbos por el Camino del Ministro Inglés,
pero lo que importa es la impresión que dejan,
los comentarios de la gente cuando los señala.
Es dramático ver cómo se incendian.”
Ayer estuvo tu prima conmigo hasta el anochecer.
Su compañía y la de tu hermano de la vida, están siempre.
Son los únicos que horas antes de tu ausencia están.
Indigna la actitud de los otros que se rasgaban las
vestiduras ante tu presencia sabiendo que llegaba el final.
Jamás los disculparé.
Es terrible mentirle a un ser que está por dejar la vida con
mentiras, tratando de manipularlo.
Viven en el terreno de la no existencia.
Cada uno es dueño de sus actos, ello no quiere decir
manipulen a quien está por partir.
Un ser superior está en otro plano observando cada paso que
dan los terrenales.
A él deberán rendir cuentas, no a mí.
Cuando agravian escudados detrás de correos electrónicos,
están envalentonados por la distancia o el anonimato que brindan las redes.
Deberán probar ante la justicia la supuesta incapacidad que
me aqueja.
Detesto a quien se victimiza dando vuelta un discurso que
nunca existió.
No existen palabras en mi léxico para describir a esos
entes.
El silencio es mejor antídoto para la sin razón, o incapacidad para pensar.
Querido hijo, quiero verte.
La búsqueda siempre tendrá continuidad.
Recuerdo más que nunca tu axioma favorito
“Nada dura para siempre”
Te extraño con la misma intensidad que te amo.
Me hacés falta.
En todos estos contactos que nos acercan cada día un poco
más, repetiré mi letanía, por favor hijo de mi vida, nunca olvides cuanto te
quiere, mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=YB74h_ykTcM
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