Buenos días hijo querido.
Te saludo en una mañana lluviosa.
El cielo cubierto por densos celajes es una amenaza de
lluvia para varios días.
Hoy atendiendo las razones
climáticas decidí caminar por el
lado inverso al que realizo cada mañana.
Cerca de mi refugio existe un centro comercial.
Los locales venden exclusivamente ropa importada.
En ambas veredas existen bancos de estaciones ferroviarias,
perfectamente barnizados.
Con el propósito que los clientes no se mojen en jornadas
como la de hoy, las cuadras que ocupa el centro comercial tienen un techo de
coloridos paraguas.
Ubicados a la altura donde finalizan los locales.
No puedo dejar de esbozar, la mueca de una sonrisa al
recordar la cantidad de paraguas olvidados por vos, cuando viajabas en un medio de transporte,
o entrabas, en cualquier comercio y dejabas en los
paragüeros de cualquier comercio.
Cuando te preguntaba por aquellos con las más encantadora
sonrisa, comentabas lo habías olvidado.
Lejos de enojarme nos reíamos abrazados los dos.
¡Qué bellos momentos
pasamos juntos!
El cielo sigue llorando su soledad inmensa, lo acompaño al
recordarte.
Pequeños detalles logran una lágrima furtiva imposible de
reprimir.
Tu ausencia produjo heridas que nunca sanarán.
No poder besarte cada mañana al despertar es un martirio
deleznable.
Los días transcurren monótonos, exceptuando en el momento en
que podemos establecer, estos enlaces, donde los recuerdos que te tiene como
único protagonista, desean salir de mi mente para contarte la inmensidad de mi
amor hacia vos.
Jamás pensé el destino sería tan arbitrario con nosotros.
Continua sin detenerse el llanto del cielo, en mi caso llora
mi alma al enfrentar la realidad cotidiana.
¿Llega a vos mi amor?
No he contado la cantidad de “te quiero” que han muerto en
mi boca.
Palabras que volveré a pronunciar cuando se produzca el
ansiado reencuentro.
¿Ocurrirá?
¿Por qué tengo tanda dudas sin despejar?
¿A quién preguntar sobre ellas?
¿Dónde está la verdad?
Enigmas a los que nadie responderá.
Quiero dejarte las letras de un poema de un grande.
En otras ocasiones, lo traje y tengo la certeza es de tu
agrado.
“El pájaro yo
de Pablo Neruda
Me llamo pájaro pablo,
ave de una sola pluma,
volador de sombra clara
y de claridad confusa,
las alas no se me ven,
los oídos me retumban
cuando paso entre los árboles
o debajo de las tumbas
cual un funesto paraguas
o como espada desnuda,
estirado como un arco
o redondo como una uva,
vuelo y vuelo sin saber,
herido en la noche oscura,
quiénes me van a esperar,
quiénes no quieren mi canto,
quiénes me quieren morir,
quiénes no saben que llego
y no vendrán a vencerme,
a sangrarme, a retorcerme
o a besar mi traje roto
por el silbido del viento.
Por eso vuelvo y me voy,
vuelo y no vuelo pero canto:
soy el pájaro furioso
de la tempestad tranquila.”
Quiero, de ser posible me cuentes cómo es tu hábitat.
El sitio preciso donde podríamos encontrarnos, para comenzar
otra vida en el plano que el destino nos asigne.
Este debería comprender, es injusto dejar a una madre,
pensando siempre en el hijo que no está.
Sos perceptivo, ese milagro que ansío podrá concretarse.
¿Qué sentido tiene seguir sin tu compañía?
¿Nadie puede presentar argumentos sostenibles en el tiempo
para mitigar la tristeza y el vacío de no tenerte?
¿Para ellos es imperceptible el dolor de las madres que han
tenido la tragedia de perder un hijo?
Nunca he de resignarme a no tenerte a mi lado.
¿Cuál es el impedimento para que aparezcas en mis sueños?
Estoy hastiada de seguir viva.
No es justo continuar sin tu presencia.
Mi mayor utopía es abrazarte, estar juntos como hace casi
siete años.
¿Pido imposibles?
Mortifica pensar estás en la más absoluta soledad.
Ignorar como es el espacio al que no me dejan acceder, sin
comprender demasiado las razones de semejantes actitudes.
Te amo hijo querido.
No encuentro las palabras exactas que pueden arribar a tu
alma.
Hijo de mis entrañas soy reiterativa, más necesito
solicitarte, por favor, nunca olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=I9eFEkZry8o
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