Buenos días hijo querido.
Te saludo en una mañana fresca y soleada.
Lentamente,
La estación de tonos ocres y dorados ha llegado.
Afortunadamente las lluvias se desarrollan en los sitios
donde se siembra aquello que se exportará al mundo.
No estamos acostumbrados, a temporadas de sequía intensa, durante tres años continuados.
Buscando entre las imágenes
tomadas por vos, hallé la que antecede a estas letras.
Estábamos en la provincia meridional de Córdoba.
Como era nuestra costumbre. Comenzamos, nuestras caminatas
sin rumbo fijo.
El sendero iba en ascenso por la zona montañosa del espacio.
Sin imaginarlo, llegamos al punto exacto donde nace un río
de montaña de aguas cristalinas, como todos los cursos de agua serranos.
Entre el verdor de las montañas encontramos flores
silvestres de buen tamaño.
Como un perfecto caballero, cortaste, la más grande y me la
regalaste.
Después vendría, una
catarata de preguntas, referidas a la existencia de flores en la montaña con
aspecto de acantilado.
Las flores silvestres y gramilla nacen sin la intervención de un ser humano.
Las margaritas deben su crecimiento a semillas que ha n
volado, y nacieron, en ese lugar de silenciosa belleza.
Un hallazgo hermoso que permitió mostraras tu generosidad.
En el instante que tenías deseos de nadar, descendimos
tomados de la mano, hasta que el río comenzó a ensancharse.
Recuerdo la localidad era conocido en las altas cumbres de
Traslasierra, con el nombre de Nono y el río en el que divisamos un hermoso
balneario, asentado en el Río Mina Clavero.
Uno de los sitios más bellos de toda la provincia.
Feliz de hallarte en tu medio, olvidaste se había acercado
el horario del almuerzo.
Al salir del agua te consulté, si deseabas pasar el resto de
los días allí.
El equipaje estaba en la camioneta.
En principio, pensábamos alojarnos en Villa Carlos Paz,
cambiamos de idea y nos quedamos allí.
Sitio para recomendar por su belleza agreste atrapa a los
turistas nacionales e internacionales, quienes buscan las bondades del clima y
son favorecidos por el cambio de sus monedas regionales.
Hoy resulta más económico, viajar a nuestro país por esa razón.
Para la fecha elegí frases y citas de autor quienes aluden a
los acantilados en general, las dejo en nuestro lugar de encuentro con la
renovada esperanza, que puedas acceder, a su contenido.
“Tienes que saltar de los acantilados y construir tus alas
en el camino hacia abajo».
Ray Bradbury
Es sólo al borde que la gente encuentre la voluntad de
cambiar. Solo en el precipicio evolucionamos».
John Cleese.
«El mayor riesgo es
no tomar riesgo en absoluto. Es necesario salir, saltar al precipicio y
arriesgarse». Patrick Warburton.
«Sumérjase hoy desde el acantilado de lo que sabe, hacia lo
que no puede saber».
Rumi.
«No puedes saltar de un acantilado cuando ya te has caído de
uno más grande».
Kami Garcia.
«Soy un adicto a la adrenalina. Me encanta escalar árboles o
acantilados locos, lo que no hace muy feliz a mi mamá». Stephen Colletti.
Hay un acantilado al final de la vida de una persona; la
mayoría de nosotros miramos por encima del borde, colgando. Por eso, cuando
alguien elige dejarlo ir, es tan dramáticamente visible. El cuerpo parecerá
casi transparente. Los ojos estarán mirando algo que el resto de nosotros no
podemos ver».
Jodi Picoult.
«El que sube a un acantilado puede morir en el acantilado,
¿y qué? Siempre tomador de riesgos por naturaleza, ahora me convertí en uno
intencionalmente».
Park Ruth.
«Las olas golpean el acantilado con más intensidad que la
orilla, porque el océano sabe que el acantilado tiene esa intensidad masculina
que no se quejará de su energía femenina». Nityananda Das.
«Subir por cualquier acantilado es como un problema de
física: solo tienes que aguantar, probar todo y seguir adelante». Marlan
Scully.
«Al borde de un
precipicio.
¡Ese es el lugar donde el hombre se sienta durante toda su
vida!». Mehmet Murat ildan.
«Corremos descuidadamente al precipicio, después de haber
puesto algo delante de nosotros para evitar que lo veamos». Blaise Pascal.
«Tienes que correr riesgos. No hay certezas en la guerra.
Hay un precipicio a cada lado de ti: un precipicio de precaución y un
precipicio de atrevimiento excesivo». Winston Churchill.
Tesoro de mi alma, te amo y extraño cada día un poco más.
Recuerda debes pasar nuevamente por mis sueños, así podré entregarte, todos
los besos que tengo guardados para vos.
Es la única posibilidad que tengo para estrecharte, en un
abrazo interminable.
Mis manos deseos de acariciarte, claman por tu presencia.
Hijo, también es fundamental, vengas a buscarme.
Reitero el suelo terrenal no es para mí, mi lugar está junto
a vos.
Es difícil
permanecer, donde no se desea estar.
Es doloroso despertar cada mañana, sabiendo no escucharé, la
melodía de tu voz, llamándome.
Ese silencio duele.
Necesito vengas en mi búsqueda.
Solo así encontraré pinceladas de paz.
¿Has encontrado, una estrella cercana a la tuya, para erigir
mi morada eterna?
No te demores.
Hace mucho quiero irme junto a vos, de manera natural, sin
vulnerar tu memoria amada.
Como siempre en estos enlaces, donde te siento aquí. He de
pedirte una vez más. Por favor, nunca olvides cuanto te quiere,
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=50WUiT9GR1g
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