Monday, August 13, 2007

ARCO IRIS

La noche anterior había llovido con intensidad.
Por la mañana el sol jugaba a las escondidas en el cielo, la humedad pesaba en el ambiente tanto como sus recuerdos, decidió abrir las ventanas, sobre el puente que cruzaba el arroyo se había formado un arco iris, al principio se mostraba tímido apenas se veía asomar sobre las viejas maderas del puentecito.
Decidió salir con su cámara fotográfica para capturarlo en todos sus estadíos.
El césped del jardín que rodeaba su casa estaba mojado, el rocío había sido generoso, con sus gotas vistió las flores, el resto quedó depositado en el pasto recién cortado.
Tomó las primeras fotos en ese lugar, las rosas le sonreían vestidas con perlas transparentes.
Caminaba hacia su objetivo, se detuvo cerca de un árbol, le encantaba ver a las alondras despertando a sus polluelos, en sus picos traían alimento para sus pequeñas crías.
La mañana se presentaba hermosa con todos los colores reflejados en ese efecto lumínico que tanto le atraía.
Debajo del puente las aguas corrían cristalinas para terminar en una cascada que regalaba a los visitantes su melodía, justo allí nacía el arco iris, los árboles de la ribera eran el marco perfecto para que sus colores se reflejaran.
Pasaron unos minutos y los matices del arco iris se mostraron en su esplendor, parecían dibujados en el paisaje agreste.
La angustia se apoderó de la muchacha cuando este fenómeno que producía la naturaleza, se mostró completo, en ese instante ella asoció los colores con los diferentes momentos de su vida.
El rojo representaba la pasión que se había extinguido, el amarillo era una invitación a lo desconocido, el azul se mezclaba con el color del cielo, idéntico al mar que tantas veces de la mano habían recorrido con su amado.
Tomó unas cuantas fotos, y emprendió el camino de regreso, el cielo estaba plomizo, preludio de más lluvia, igual estaba su alma.
Encendió la computadora, antes de descargar las fotografías examinó el correo, como siempre, en la bandeja de entrada no había nada.
Dedicada a su tarea observó que en las fotos del arcoíris se reflejaban sombras que no había visto antes.
¿Quiénes serían?.
Abocada a su trabajo no se dio cuenta que las horas habían pasado, al atardecer, el cielo mostraba un espectáculo diferente, el arco iris ya no estaba, pero las nubes tenían colores indescriptibles.
En ese instante un joven llamó a su puerta, no le alcanzaban las manos para sostener en sus manos un colorido ramo de flores.
Con una sonrisa le entregó el arreglo floral, esperando que ella leyera la tarjeta, decía “No estés triste, es una invitación, dame tu mano, recorramos juntos la vida”.

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