Wednesday, August 01, 2007

BATALLA PERDIDA

Jerjes estaba cansado de mandar emisarios a los diferentes campos de guerra.
La vida personal no había sido para destacar, la reina continuaba recluída en una de las torres del palacio.
Ester una mujer ambiciosa se había cansado de ser la amante eterna y decidió buscar otros rumbos.
Años antes de transmitir el poder a su hijo Ajerjes, quiso ser inmortal, no le alcanzaba ser rey de reyes, el que todo había conquistado para incrementar su fortuna.
Una tarde apacible tomó la decisión de perpetuarse eternamente.
No tener edad y desconocer el paso del tiempo.
Pidió a su emisario que nadie lo molestara.
En su escritorio guardaba celosamente algunos mapas, interpretando sus líneas supo que ése era el camino a la gloria.
Cada tarde cuando el sol escapaba del jardín del palacio, pedía a los sirvientes que cerraran todas las puertas, necesitaba silencio para desarrollar su estrategia.
Una doncella le traía provisiones, sabía que el monarca pasaría largas horas tratando de llegar al futuro.
Jerjes atento miraba las cartas cartográficas, tomaba nota de todo, señalaba aquello que lo haría trascender más allá del tiempo.
Los historiadores no saben si definir si estaba preso de la locura o de un sueño.
Solo atravesó los mares del mundo, sus retinas capturaron todos los paisajes, a veces flores tropicales adornaban las puertas de la selva, otras,lugares desérticos se mostraban con furia ante Él.
Se desconoce el tiempo transcurrido.
Una tarde en que sus fuerzas lo abandonaban, entró a una casa que parecía abandonada.
El lugar era tranquilo, grandes jardines rodeaban la edificación, de lejos parecía el palacio donde habían nacido sus hijos.
Como todos los reyes entró sin pedir permiso.
Con asombro miraba el sitio, sobre una gran mesa descansaban unos aparatos que no sabía que eran, sin darle demasiada importancia se recostó en un mullido sofá, pronto el sueño se adueñó de su ser.
Cuando se colgó la primera estrella del firmamento regresaron los dueños de casa, atónitos miraban al recién llegado, les llamaba atención el ropaje del intruso.
En una pequeña sala se reunieron para discutir el destino del personaje, una de las moradoras se acercó al hombre dormido, era extraña su vestimenta, se acercó con sigilo, el hombre dormía profundamente, sobre su pecho descansaba una medalla de oro, en ella decía “Jerjes rey de reyes en Oriente”.
Llamó a sus compañeros para que vieran lo mismo que minutos antes había observado ella.
Uno de ellos recordó que se trataba de un rey de Persia, la historia de éste había sido sangrienta.
Entre todos los presentes decidieron terminan con la historia, los pocos hombres que quedaban en el recinto lo llevaron en andas hacia el jardín, ellas protegieron sus pechos con teclados.
La luna iluminaba el cuerpo de ese hombre extraño.
La brisa nocturna trajo una voz, claramente se escuchaba que se dirigía al recién llegado.
La voz quebró el silencio, todos escucharon decir “Jerjes has conquistado demasiado, perdiste la batalla, este foro es nuestro y lo defenderemos armados con palabras”.

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