Sunday, August 26, 2007

CEREMONIA SUBMARINA

El agua traviesa abrió una grieta en la nieve para mostrarse cristalina, dejando ver el lecho de piedras del lago Roca.
Cientos de turistas de todo el planeta visitaban la provincia más austral del mundo, había cesado la nevada, muchas embarcaciones estaban en el puerto, grandes cruceros esperaban a millas de la costa, los rayos de sol se reflejaban en el agua conformando estrellas doradas.
Ese día era especial, se celebraría un casamiento submarino.Julieta estaba en un yate, con sus prismáticos observaba todo, su entusiasmo crecía a medida que transcurrían los minutos.
Optó por celebrar el matrimonio con Romeo debajo de las aguas, lejos de las miradas de Montescos y Capuletos que se oponían al amor de los jóvenes.
Buscaron un lugar alejado de la agitada Verona, el amor que se profesaban era ajeno a las disputas de los padres de los enamorados.
Partieron antes que las luces anunciaran un nuevo día, en horas estarían en otro lugar del mundo.
Desde la cubierta Julieta admiraba el paisaje, la costa tenía capullos de nieve, las gaviotas danzaban.
Cambió su vestido de novia por un traje de neoprene ultramoderno, confeccionado con materiales sintéticos que impediría sentir el frío de las congeladas aguas.
Romeo se había internado en el lago un rato antes, mientras se sumergía pensaba en la mujer de sus sueños, una cadena de oro rodeaba su cuello, de ella pendía una alianza.
Como todas las novias ella demoraba los preparativos, antes de calzar su gorro, acomodó un rulo travieso, una corona de nácar sería el arreglo que la identificaría como a una novia.
Su grácil figura comenzó a deslizarse en el agua, a medida que descendía el paisaje acuático era increíble, no podía dejar de admirar tanta belleza, los delfines la acompañaron varios minutos del trayecto se acercaban buscando una caricia y luego formaban una ronda para festejarla.
A treinta metros de profundidad cerca de unas rocas los corales mostraban su belleza, era la entrada a una cueva, iluminaban el sitio con linternas, el brillo de las miradas completaba el escenario.
En las profundidades del mar se prometieron amor eterno, en ese instante sobre la superficie con alegría las olas salpicaban con gotas saladas a quienes esperaban a los recién casados,los picos nevados parecía obsequiar lágrimas emocionadas.
El cielo límpido recibiría a Romeo y Julieta, un coro de ángeles se unió a la ceremonia, desde los cruceros las luces de bengala agregaban colorido.
El paisaje majestuoso los recibiría junto al estallido de la naturaleza pródiga.
Atrás habían quedados las disputas, sepultadas en la antigua Ciudad de Verona.
Soy una descendiente de esta pareja que se amó sin límites, vine a contarles la historia, mis antepasados no murieron envenenados, puedo asegurarles que aún se aman más allá de los designios de la muerte.

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