Monday, August 27, 2007

DIFERENCIAS DE UN AMOR VERDADERO

Romeo era un hombre adulto, todos los mediodías se acercaba a la escuela donde estudiaba Julieta, la miraba de lejos, había quedado prendado de la belleza de la adolescente, la pollera escocesa del uniforme hacía que adivinara sus largas piernas, le gustaba el cabello de esa mujer niña, escondido debajo de una boina , cuando llegaba a la esquina, presintiendo que Él estaba observándola, guardaba la boina en su mochila dejando que la cabellera como doradas espigas de trigo jugaran con el viento.
Ella se alejaba riendo, tal vez recordando alguna travesura del colegio.
Pasaron varios días hasta que Romeo decidió que había llegado la hora de compartir un café con esa mujercita, que robaba horas a su sueño, sorprendido por la aceptación de la muchacha se dirigieron a una confitería,el frente de ésta permitía ver las olas que rompían en la bahía, el pidió un café doble, ella un refresco.
El mozo dejó en la mesa el pedido, alejándose, no sin antes dejar el ticket de la consumición, debajo de la azucarera, los ojos de Julieta brillaban, parecía que estrellitas se habían alojado en el verde inmenso de su mirada, extasiada escuchaba a su acompañante.
La música acompañaba el encuentro, el sonido de la cuchara en la taza le molestaba a ella.
¿Cómo decirlo sin dañarlo?.
Los días se fueron sucediendo, la llama del amor se había convertido en fuego que arrebataba esas almas.
Un repentino viaje de sus padres para visitar a un familiar enfermo, sería aprovechado por la joven para no dilatar más el encuentro.
Adornó la casa con flores, los sahumerios serían testigos de la unión de los cuerpos.
Por la mañana él preparó el desayuno, mientras escuchaban los acordes de "Adios Nonino" se multiplicaban las demostraciones de amor, en realidad a ella no le agradaba esa música pero quería complacerlo, prefería los gritos de una cantante famosa que Romeo aborrecía.
Allí surgió la primera dificultad, no compatibilizaban sus preferencias musicales, pero eso no era todo, era detallista, le molestaba el ruido de las puertas que se cerraban en forma violenta.
Aún cuando fuera pleno verano trataba de evitar las corrientes de aire, que se producían en la amplia casa.
Llegaron los primeros roces en la pareja, se amaban pero muchas cosas los distanciaban.
Sola en la vivienda de sus padres, Julieta replanteó, la situación, amaba a Romeo con locura, pero él era implacable, no cedía ante los ruegos de su amada.
Se distanciaron por un tiempo, volvieron a reencontrarse, los dos negociaron ciertas pautas de vida, intercambiaron promesas, de esa forma pudieron vivir su gran amor, ella aprendió a escuchar las letras de un tango armonioso, él la acompañaría a los recitales de su cantante favorita.
Hoy viven su amor, en algún lugar del planeta, juntos aprendieron a compartir.
Los domingos una gran mesa alberga a los descendientes de Romeo y Julieta, ellos ríen cómplices, un amor majestuoso limó todas las barreras.

1 comment:

Alicia said...

Querida Agustina, qué hermosura de historia! La descripción de la casa hace muy fácil imaginarla. Hasta parece que estoy allí escuchando la música y las discusiones. Le sabés dar un suave ritmo a tus historias, siempre. El final me encantó.
Tu blog lo agregué a la lista de mis links favoritos, así teniéndote cerca no me perderé ni una de tus historias.
Un abrazo muy cariñoso
Alicia