Saturday, August 11, 2007

EL INCRÉDULO

Etéreos emprendían vuelo , buscando reflejarse en almas despojadas de maldad.
En el camino debían sortear obstáculos, pero su misión era iluminar las mentes cerradas.
En el difícil camino de la vida encontraron un hombre preso de la desconfianza, aún no lograron que su alma se refleje en sus actos cotidianos, para él, quieren pensamientos positivos.
Intentaron conversar , decirle que la vida es un reflejo del alma, el hombre inquieto se alejó ofuscado, ningún pensamiento lograría modificar su forma de ser, las dudas posesionaban su alma, equivocado o no seguiría siendo el mismo, aún cuando la vida le mostrara la cara del dolor o alegrías pasajeras.
Jamás renunciaría a los interrogatorios que saturaban al oponente, esa era su vida, no tenía motivos para cambiarla.
Una tarde caminado por una playa desierta, escuchó el silbido del viento, éste en su rumor le pedía que se detuviera y dedicara algunas horas de su vida a vivir la vida, que no tuviera miedo a los errores, ellos formarían parte de su camino, para rectificar el rumbo.
Las olas graciosas rompían en la costa, en la arena dejaban letras que unidas le pedían que cambiara su derrotero, Él no las escuchaba, siempre había creído ser el dueño de la verdad absoluta, jamás permitiría en esta vida o en otra que nadie pensara diferente.
Una tarde de estío en el que sol regalaba todo su calor, decidió internarse en un bosque.
El paisaje era de una belleza incomparable, los claveles del aire, regalaban su perfume aferrados a las ramas de los árboles, los ruiseñores cantaban la más bella de las melodías, el hombre sabio siguió su camino, la espesura de las hojas habían convertido el día en noche.
Cansado de caminar eligió recostarse debajo de un árbol añoso, bebió agua de un manantial, el espejo de agua reflejaba su imágen, no se reconocía, un temblor recorrió su cuerpo cuando se dió cuenta que no estaba solo, una pequeñita de ojos negros como el azabache, estaba a su lado callada, lo miraba con esperanza.
El hombre turbado restregó sus ojos, se resistía a creer que alquien estuviera a su lado, menos una niña.
¿De dónde había salido esa pequeña?, estaba seguro de estar solo, sin embargo la chiquita se reflejada en la masa acuática, traviesa lo invitaba a vivir, a no desperdiciar un minuto.
Esa nena parecía un gigante dotado de inteligencia suprema, estiró sus manitos y solo formuló un pedido.
Con voz casi inaudible le pidió que lo siguiera por otros caminos que colmarían su existencia, ya no estaría solo, el reflejo de la inocencia se había acercado al incrédulo para ofrecerle una vida transparente.
La pequeña pudo cristalizar un imposible para todos los que conocían a este hombre solitario, con una delicada sonrisa le enseñó el camino correcto.

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