Buenos días hijo querido.
Te saludo en una mañana fresca.
Espero la ola de calor se haya retirado por unas cuantas jornadas a los efectos de seguir de
manera confortable.
Una ilusión dado que estamos en plena temporada estival.
Buceando entre tus múltiples fotos, encontré, la elegida
para anteceder a esta conexión, tomada en Punta del Este,
República Oriental del Uruguay hace muchos años.
Caminábamos al borde
del mar de una playa a la otra.
Desde “La Mansa” a la “Playa de los Acantilados” donde el
desprendimiento de los mismos quedaba sepultado como rocas en territorio de
Poseidón, el Dios de las Aguas.
Pese a la belleza del lugar en algunos momentos producía
tristeza observar la cresta espumosa de las olas, muriendo en la dorada arena.
El ir y venir constante repetía eternamente ese movimiento
natural, dependiendo de la fuerza del viento, el final en ocasiones era
apacible y en otras, no tan amable.
Situación que obligaba a los guardavidas a colocar el
banderín rojo de mar peligroso.
Eras feliz en tu medio natural.
Las aguas cambiaban de color de acuerdo a los celajes del
cielo.
A veces, celeste,
otras azul o turquesa.
Los momentos compartidos más hermosos, transcurrieron allí.
Espacios paradisiacos
a los que jamás he de retornar.
Solo guardo los recuerdos en mi alma y mente.
Tu amigo más fiel, desde Escocia viajó a Londres.
La primera actividad fue dirigirse al teatro para ver una
versión música de Romeo y Julieta.
La diferencia horaria permite nos comuniquemos de manera
frecuente.
Siempre tiene palabras cariñosas para vos. Evidentemente el
cariño es sincero, lo demuestra en cada chat o audios que nos enviamos.
Te agradezco poder contarlo entre mis amigos más sinceros.
Son pocos los terrenales aquellos que de la amistad hacen un
culto, poco frecuente.
Mientras espero me sorprenda con
el próximo destino te
cuento, en qué lugar del orbe se halla gozando de su merecido descanso.
Como podrás observar este contacto es diferente a otros pues
quiero relatarte todo.
La semana próxima, la familia chiquita partirá de
vacaciones.
Fui, invitada, prefiero quedarme en mi refugio.
Se dirigen hacia un destino conocido por los dos.
Son tantos los lugares visitados que no podría disfrutar y
nadie debe estar triste por mi angustia cotidiana.
Si bien el peso de la soledad es más notorio, no es justo
trasladar mis estados de ánimo a esos seres que tanto te aman.
Regreso al borde del mar para dejarte letras de un famoso
director de teatro argentino, desconocía su versatilidad al escribir.
Como siempre lo dejo aquí, pensando podrías leerlo en tu
hábitat.
Por ello lo dejo en nuestro rincón comunicacional.
“LA ORILLA DEL MAR
Autor: José Gorostiza
No es agua ni arena la orilla del mar.
El agua sonora
de espuma sencilla,
el agua no puede
formarse la orilla.
Y porque descanse el muelle lugar, no es agua ni arena
la orilla del mar.
Las cosas discretas, amables, sencillas; las cosas se juntan
como las orillas.
Los mismo los labios, si quieren besar.
No es agua ni arena la orilla del mar.
Yo sólo me miro por cosa de muerto;
solo, desolado,
como en un desierto.
A mí venga el lloro,
pues debo penar.
No es agua ni arena
la orilla del mar.”
Hijo de mi vida entera, te amo y extraño de una manera
difícil de dimensionar.
Sos la parte más importante de esta realidad,
incomprensible.
Hacés falta aquí.
Niego seguir guardando los besos, abrazos y caricias por
mucho tiempo más.
Mi lugar está junto a vos.
Carece de sentido continuar dilatando el tiempo.
¿Para qué?
¿Por qué?
Si el desafío es provocar, para que tome un atajo, pierden
su esencia.
¡No lo haré!
¿Acaso no saben jamás vulneraría tu memoria?
¿Qué palabras utilizar para que los necios entiendan, la
decisión inquebrantable, de una madre?
Por favor hijo querido, ayúdame a llegar a tu morada.
En ese instante las hilachas de mi alma podrán recomponerse.
Estar nuevamente juntos me llevaría a un estado de paz
absoluta.
Seguramente explorando el universo hallaremos sitios
parecidos a todas las costas conocidas.
Tendremos nuestro propio mar.
Caminaremos asidos de la mano por lugares más bonitos del
Edén.
Temo no llegues a recordarme cuando arribe a tu lado.
Necesito acortar, todas las distancias.
No es de mi agrado seguir en suelo terrenal.
A esta altura de los acontecimientos, no soporto permanecer
en un territorio tan hostil.
Hijo hermoso, como es usual en estas conexiones donde te
percibo tan cerca, he de pedirte una vez más por favor, nunca olvides cuanto te
quiere,
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=4lyHBltI9vc
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