Saturday, October 06, 2007

LA INVITACIÓN

En este mundo púrpura, los colores han desaparecido.
Ella cargada de paquetes camina, es temprano, tendrá tiempo de ordenar todo, la brisa acaricia sus cabellos, el sol calentaba su cuerpo, a mitad de camino los colores van cambiando, las nubes se apoderan del cielo, el silbido del viento mueve con fuerza las hojas antes quietas de los árboles.
Apura su paso, las nubes la imitan y tiñen de gris el firmamento, es una tormenta primaveral, arreciará con fuerza hasta debilitarse.
Es valiente, busca la belleza en los relámpagos sabe que tras ellos vendrá el rugido de los truenos.
Las primeras gotas de lluvia estallan en el suelo, solo faltan dos cuadras, en el último trecho el camino es sinuoso, respira profundo, ahora el sendero sube, puede observar los pájaros escondiéndose detrás de la cortina de agua de la cascada, esta vez no canta, pareciera que llorara por algo que ocurrió en sus entrañas.
Abraza los paquetes, no deben mojarse, de su bolsa saca un paraguas, el viento lo da vuelta, protege aquellos debajo de su piloto.
En el bolsillo guarda las llaves.
Al llegar a la vivienda la tormenta se esfuma para dar paso al arcoíris, los matices se esfuman lentamente en el universo.
Por fin llegó.
Hace frío, enciende el hogar, por las ventanas observa el bosque de lengas, el silencio la acompaña, consulta el reloj en poco más de dos horas arribarán sus amigos .
Orquídeas púrpura adornan la mesa, las copas de cristal reflejan las estrellas.
Consulta el reloj, falta poco, ya tiene todo listo, sobre las servilletas las cartulinas encierran un mensaje.
Comienzan a llegar los invitados, los recibe con una sonrisa, la música de Beethoven obsequia sus acordes.
El ambiente cálido relaja los pensamientos, terminada la cena, cada invitado mira la tarjeta que estaba en los lugares asignados.
Llega el momento de abrirlas, conociendo el gusto de los asistentes a la velada, en ellas se reproducen pinturas de una experta artista que conoció hace poco tiempo, a la que admira profundamente y le encomendó el diseño de las tarjetas.
Los invitados observan las imágenes volcadas en el papel, en letras color púrpura solo una palabra escrita con los colores del sol “Compartir”.
De eso se trata la reunión, estar entre amigos, cambiar opiniones, todo en un marco de respeto.
La velada se ve interrumpida, por un momento se corta la energía eléctrica, busca velas, al pasar por la ventana, ve pasar una sombra enfundada en un abrigo oscuro, al llegar a la puerta de calle un grito los estremece, la silueta se desvanece, los invitados ríen, una vez más han vencido el fantasma de la soledad.
Sigamos compartiendo, esa es la consigna.

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