Friday, October 19, 2007

NACIMIENTO

El sol se desperezaba sobre las aguas del océano, con sus rayos teñía el cielo de rosados y naranjas.
Dora había despertado con algunas molestias propias de su estado, tranquilizó a su marido quien se dispuso a despertar a sus otros hijos para llevarlos a la escuela.
Apuraron el desayuno, controlaron que las mochilas estuvieran completas, el mayor de los hijos de la pareja había realizado una maqueta representaba al escudo de Swazilandia, lo había armado con plastilina, con sus manitos formó los animalitos que acompañaban a ese símbolo de un país tan lejano, el vecino le había regalado un par de plumas para ornamentarlo, con cuidado lo subieron al asiento trasero de la camioneta, debía llegar intacto, eso le aseguraría una buena nota.
El camino sinuoso serpenteaba la ruta, a los lados los árboles graciosos parecían saludarlos, los pájaros salían de sus nidos para buscar alimento para las crías.
Luego de unos minutos llegaron a la escuela, los chicos jugaban en los jardines, faltaba para que sonara el timbre que indicaría el ingreso a clases.
Besó a sus hijos y partió rumbo al trabajo, constantemente miraba el celular esperando el mensaje de su mujer, estaba inquieto, decidió llamar a Dora, ella lo tranquilizó, la experiencia le indicaba que aún faltaba tiempo para traer otra vida a la vida.
Mientras tanto ella en la casa de tejas rojas terminaba de ordenar los juguetes que los dos varoncitos de la familia habían dejado por todos lados.
Dos meses antes el médico les había ofrecido conocer el sexo del bebé que Dora acunaba en sus entrañas, prefirieron la sorpresa, ambos deseaban que fuera una niña.
Aún no era tiempo.
Ella llegó a preparar el almuerzo de la familia, eligió un mantel de flores rosadas, dispuso los cubiertos en la mesa.
Los dolores le anunciaban que se acercaba la hora del nacimiento.
Preparó el bolso como antes, no debían faltar los pañales y la ropita que usaría el bebé a la salida de la clínica.
Era hora de avisar a su marido, presuroso él salió del trabajo, estaba ansioso por abrazar a la mujer de su vida, al llegar a la casa finas perlas atravesaban la frente de su amada, una sonrisa con mezcla de dolor intentaba tranquilizar a su pareja.
Llegaron al sanatorio el médico indicó que faltaban unas horas, invitó al padre a presenciar el parto, como otras veces calzó su bata y un gorro, presentía que esta vez sería diferente.
En el quirófano estaba todo preparado, ambos se tomaban de la mano, para darse fuerza.
Llegó el momento tan ansiado, esta vez el destino lloraba en los ojitos de una niña hermosa.
Los dos sonreían, había llegado al mundo una belleza, el nombre sería María.

No comments: