Monday, October 29, 2007

MEMORIAS DE UN PERIODISTA

Desde ayer a la noche la desilusión me acompaña, nos pasa a muchos nativos de mi país.
Nuestra confianza ha sido vulnerada, una vez más los que pensamos diferente hemos sido objeto de la burla, allá ellos y sus conciencias.
Tengo la suerte de residir en unos de los lugares de más belleza del planeta, las aguas corren cristalinas por cauces certeros, les aseguro que la cascada de la Macarena, hoy no canta para estrellarse en el caudaloso río, pese a que la temperatura es baja, sentí que miles de lágrimas conformaban el paisaje.
Los pájaros juegan a las escondidas y se guarecen detrás de la cortina de agua mansa.En ese sitio se siente protegidos, en los huecos de las rocas arman sus nidos, cuando el tiempo sea más benigno nacerán cientos de crías, aprenderán a cantar para beneplácito de todos los que aquí encontramos nuestro lugar en el mundo.
Cientos de periodistas de otros lugares observaron como las ilusiones se hundían en el camino de la nostalgia.
Quiero creer que otro mundo es posible, donde no se muera la gente por hambre o bien por la desidia de sus gobiernos.
Mi patria es grande, somos pocos, recibimos con cariño a todos los que quieran habitarla.
Necesitamos manos honestas que saquen la riqueza de esta tierra bendita, no nos importa su raza, tampoco los credos que profesen.
De un crucero bajó un periodista quería retratar las imágenes de un día de gloria, observar de cerca la cara de los habitantes que eligieron este país soñado.
Iba solo con su cámara, no necesitaba escribir los sueños, las imágenes reflejarían todo.
Estaba en la más absoluta soledad.
A media tarde tres hombres corpulentos, lo intimidaron, no solo le robaron la cámara también por la fuerza hicieron trizas los sueños de los lugareños.
En ese momento conoció, todas las miserias humanas, le habrán quitado los objetos materiales, lo que nunca podrán llevarse es aquello que lleva prendido en sus retinas.
Esta vez no pudo desbaratar un plan maquiavélico, su cerebro tiene espacio para guardar cada unos de los momentos que vivió en esa pequeña isla.
Antes de partir, estira su mano busca otra que le corresponda, no la encuentra, los sucesos no pudieron vencerlo.
En el avión que lo lleva de regreso a su patria piensa en todos aquello que perdieron.
Creyente de una religión cualquiera, reza por cada uno de ellos, espera que algún día ese territorio bendecido por la naturaleza, encuentre su propia historia.

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