Saturday, August 08, 2020

LUCES EN EL PUERTO


 

Tesoro de mi corazón quiero saludare en un día tan húmedo como gris.

Intensa la neblina desdibuja los paisajes conocidos.

He de contarte que no descansé bien,

Las lágrimas en tu rostro en el día de ayer, nunca podré olvidarlas.

Duele la soledad.

Duele la impotencia de no poder abrazarte para que desaparezca esa angustia que te agobia.

Pocas veces en la vida de vi quebrado por el agobio.

Imposible dejar de pensar en ese sueño.

Casi siempre son premoniciones de aquello que está sucediendo en la realidad.

Es dificultoso mi querido vivir separados por la eternidad.

Nadie puede asegurarnos con verisimilitud nos volvamos a encontrar.

Taladra el corazón pesar en esa probabilidad.

No es justo chiquito de mi alma que tras mil ochocientos días no pueda darte un beso.

Uno solo para luego desaparecer de suelo terreno esperando encontrarte.

De anhelo se convirtió en idea fija que deseo convertir en realidad.

Lo merecemos los dos.

¿No hay nadie que pueda examinar nuestras historias?

¿Nadie nos vio caminar por la vida terrenal?

Si así fuera propiciarían mi partid sin más dilaciones.

Estoy harta de ellas.

Miro tus fotos y las que hemos compartido.

Muchas las tomaste con la cámara de la computadora.

Llegaron a mi gracias a la buena voluntad de uno de tus hermanos de la vida.

Un hallazgo espontáneo.

mientras señalabas algo, aprovechaste para sacar esa foto que preside la mesa de mi comedor.

Inteligente hiciste desaparecer la cámara pues no querías vieran el desenlace que se aproximaba.

Una deducción que partió de tu otro hermano de la vida.

Estando en Nueva York quería verte.

En ese momento preferiste decir que la cámara se había roto.

Generoso como pocos preferías ocultar tu rostro demacrado.

Hijo inmenso como sabio, elegiste callar el dolor para que no sufriéramos el deterioro de tu cuerpo.

Esta mamá te veía y callaba para no alterar tu elección de no mortificar a los demás.

Como una desquiciada comencé a contarte historias nacidas en la mente afiebrada de una mamá que espera impotente la partida del hijo amado.

Retrato del horror.

En sueos estuve paseando por un puerto.

Solitario como pocos.

Atribuí la nulidad de movimientos a esta pandemia que azota al mundo.

Por los carteles fijos en los faroles de la banquina supuse no estaba en uno de los tantos espacios marítimos de nuestro país.

Solo nos hermanaba la densidad de la bruma intensa.

Los estibadores estaban ausentes.

Ocurre eso cuando no hay movimiento en los puertos.

Una escalera de hierro llevaba a las oficinas que creía desiertas.

Error.

Una pareja discutía acaloradamente.

Parecían poseídos.

Las voces se transformaron en gritos.

Pensé descender.

Tu voz me dijo “No lo hagas mamá, no ahora”

Te busqué con la mirada.

Siempre advirtiéndome de los peligros por venir.

Escondida detrás de una columna, deseaba desaparecer.

Detesto los episodios violentos.

Los gritos iban en aumento.

La niebla reproducía paisajes fantasmagóricos.

El ruido seco de un disparo, finalizo la discusión.

¿Qué hacer?

El hombre salió corriendo por las escaleras.

Eolo comenzó a soplar con fuerza hasta desprender uno de los carteles donde permanecía oculta, casi sin respirar.

El hombre enloquecido descendía los peldaños de a dos.

Por efectos del viento furioso mi chalina voló en dirección a las aguas.

Con fuerza y violencia me arrastró escaleras abajo.

El caño de su revólver apuntaba mi cabeza.

Nunca tuve tanto miedo.

Estábamos corriendo por el piso resbaladizo de madera junto a los faroles.

El hombre me amenazaba de manera constante.

Imposible intentar defenderse de la fuerza brutal de ese sujeto dispuesto a todo.

Como otras veces me encomendé a vos.

En un instante en la carrera  endemoniada trastabilló.

Se apagaron las luces de todas las farolas.

Tomaste el arma caída arrojándola al río turbulento.

En el momento que el iracundo se levantó para agredirme, con un movimiento certero lo dejaste caer en el espejo de agua.

Con tu amorosa coz, pediste “Regresá a casa mami”

Las noticias reprodujeron el incidente.

La mujer tenía varios disparos de los que se recuperaría.

El agresor fue rescatado por un barco de la Prefectura Naval Argentina.

Le esperan varios años de condena.

Por una vez pido a la justicia sea justa y ecuánime.

No le corresponde prisión domiciliaria.

Intentó matar a dos mujeres.

Una de ellas era yo.

Si no hubieras intervenido, otro hubiera sido el final.

Te amo luz de mi corazón.

Siempre he de pedirte nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

 

https://www.youtube.com/watch?v=p_7IdMQffUc

 

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