Sunday, August 23, 2020

UN VELERO, NUESTROS SUEÑOS


Sol radiante para saludar al ser más luminoso del universo.

¿Cómo estás querido hijo?

Extrañándote con desesperación.

Un día como hoy de hace cinco años cambiamos de institución médica.

Pensamos llegaría a producirse un milagro te atara a la vida.

Alguien que te quiso mucho sugirió le pidiera ayuda a otro ser que sin saberlo ocupaba el cielo antes que vos.

Te adoraba con locura.

Casi igual que yo.

Te permitía esos juegos de niños mientras te sostenía sobre sus rodillas.

Hoy hubiera cumplido años.

No creo lo recuerdes ya que eras muy pequeño.

El destino quiso heredera su pasión por escribir.

Escribía poemas conmovedores.

Varias veces me pidió lo intentara.

Nunca pude.

Los escritores de poesías respetan una métrica especial.

En mi caso garabateo grafemas para comunicarme con vos.

Reconozco soy irrespetuosa de algunas formas de expresarse.

Es de mi agrado contarte todo como si fuera una conversación para que sepas de la inmensidad de mi amor por vos.

Quiero darte un beso.

Algo tan sencillo que las letras no pueden resolver.

¿Por qué?

¿Acaso no es el derecho de una mamá cumplir con funciones tan básicas?

Seguimos aislados sin saber cuando terminará esta locura que vino de la mano de la pandemia mundial.

Los terrenales  deberemos a no desafiar a seres superiores y ser solidarios con el otro que sufre al lado nuestro.

La indiferencia no tiene cabida cuando se puede tender la mano.

Ahora te comprendo más que nunca.

Te despojabas de lo tuyo sin mirar a quien le brindabas ayuda.

Aprendí mucho del ser que más amo en la tierra y en cualquier mundo o plano que el destino elija para mí.

Viene un poco demorado.

A veces por no decir siempre no entiendo ese ensañamiento de dejarme como un árbol sin savia, a punto de derrumbarse.

Estás siempre sosteniéndome con tu energía inagotable.

He descubierto en este tiempo de dolorosa ausencia que no es necesario dormir para soñar.

Puedo cerrar los ojos y de manera real trasladarme a lugares que no podemos compartir como antes.

Tu refugio siempre fueron los paisajes marítimos.

Una vez más te asiste la razón.

En algún punto del planeta está la playa de arenas claras donde apenas las olas tranquilas deciden que otras las reemplacen.

Sitios para pensarte con amor incondicional de mamá.

Al fondo del paisaje, casi cerca donde nace Helios, un velero solitario se recorta entre la majestuosidad del panorama.

Quiero pesar fervientemente el timonel sos vos y como el caballero de los cuentos vendrás en mi auxilio para invitarme a navegar todos los territorios de Poseidón.

Dios de las aguas tranquilo que se ha convertido en nuestro cómplice para que de algún modo mis utopías se conviertan en tangible realidad.

Mi derrotero es la búsqueda.

No cesaré hasta encontrarte y cumplir el sueño de sumergirme en tu mirada, sin necesidad de utilizar el don de la palabra.

Esos detalles que a otros pueden resultarles intrascendentes para mi son vitales.

Los extraño.

La esencia se vacía de contenido cuando falta el motor de los sueños compartidos.

Era demasiado aquello que querías hacer en suelo terrenal.

Apareció el egoísmo sin anunciarse.

La tarea que emprendería era cruel.

Te arrancaría de mi lado para siempre.

Ayer con tu prima que abriga otros pensamientos que tengo la certeza cumplirá, estuvimos llorando.

En mi caso conocés de sobra el motivo.

Jamás me acostumbraré a la ausencia impuesta con padecimiento de tu parte.

Innecesario es el sufrimiento cuando no modifica el final.

No puedo evitar la responsabilidad de haber impedido dejaran de jugar con vos como si fueras una presa de caza.

No me conforma que las cartas del juego más siniestros tuvieran como ganadora a ese ser al que todos le temen.

Muerte en alguna parte está escondida.

Sabe estoy esperándola.

No para agasajarla sino para que culmine la obra que dejó a medio hacer.

¿No entendió que a su quehacer macabro le falto yo?

No me verá de rodillas rogándole por mi propio final.

Llegará.

¿Cuándo?

No lo sé.

La perversidad puede más que el raciocinio.

Aquí la esperaré.

Nadie tiene vida eterna.

Los tiempos que no se pueden medir con un reloj, los pasaré con vos.

Acudo a tu paciencia y mesura.

No tengo equipaje preparado.

No es necesario.

Solo llevaré para vos los besos y caricias que no te pude dar.

Todo arriba al mundo terrenal.

Los finales también.

Me enseñaste a tener la paciencia de Buda.

Esperaré.

En el interregno de este reencuentro soñado quiero sepas la intensidad de mi amor.

Te amo por ello soporto los arrebatos intempestivos de quien me colocó al final de la hilera.

En ese velero navegaremos juntos por el universo.

Tengo mucho más para aprender.

Mientras esos terceros deciden por mí, te pido  nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

 

https://www.youtube.com/watch?v=QvwToMJdB00

 

 

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