PUENTE DE LOS DESEOS

Buenos días vida de la mía. Hoy un poco más tarde por una cita con el médico impostergable. Como en otras ocasiones deseo compartirte un sueño. Lugar encantador para encontrarte. Juntos, lo hemos visto en el Jardín Japonés de la Ciudad de Buenos Aires, réplica del que se encuentra en la isla oriental. El paisajista Carlos Thays contratado especialmente cuando se iniciaron las obras, previamente había viajado a Japón con el objetivo de observar las especies plantadas para que todo el año hubiera flores. No solo se ocupó de la floricultura sino de repetir en su recorrido de varias hectáreas en la ciudad, estuvieran las típicas glorietas adornadas con flores de diversas especies. Otro pulmón de aire y belleza para la moderna metrópolis. Las calles que lo cruzan internamente están perfectamente pavimentadas. Un paseo que antes de la pandemia permaneció cerrado. Hasta que en primavera volvió a reabrirse con visitas más cortas y menos público respetando los protocolos estrictos. Ese puente de la imagen está emplazado para cruzar uno de los tantos lagos artificiales circundando el predio. Mientras estuvo cerrado se mantuvo al personal con los delivery de comida internacional que se pueden saborear en un paisaje soñado. En sueños no recorrí todo el jardín. El subconsciente, de quien escribe también resultó atrapado por el árbol de cerezos. Las flores en cascada movidas por la brisa, acarician el puente de hierro. Usualmente es conocido como puente de los deseos. Al llegar a la mitad del recorrido en el punto más alto, muchas parejas, intercambian alianzas de compromiso eterno. Hace mucho no lo visito. Ahora no iría, traería a mi alma herida, evocaciones que ahondarían la misma. Por ellos como los pájaros que lo habitan mis sueños despliegan sus alas para llegar a ese enclave y allí pedir, poder encontrarte para cumplir la utopía de darte un beso. Movilizada por ese anhelo tan grande regresaría. ¿Cómo hacer para conservar las ilusiones? La desventura de no tenerte a mi lado como consecuencia de la peor tragedia vivida, ha logrado convertirme en una mujer absolutamente sin creencias. Es posible sea juzgada por quienes piensan ligeramente y no han pasado por la experiencia de tener un hijo muerto. Cuando el dolor es tan inmenso es imposible disfrazar las palabras. Cada una de las mías es posible sean escritas con crudeza. Quienes me conocen saben que esta realidad tan injusta como impensada no se presta a disfrazar las palabras. ¡Qué más quisiera expresar felicidad! No puedo hacerlo, no adolezco de cinismo. El padecimiento por la muerte de un hijo amado ha paralizado los músculos del rostro para que no pueda sonreír el resto de mi vida. La única personita capaz de dibujar en mi cara la mueca de aquella, es la hijita de tu hermano de la vida. ¿Has notado es bella, más allá del cariño que despierta? En menos de un mes cumplirá un año. Está en la mejor etapa. Es observadora y repite los gestos de los mayores. Cuando vinieron a visitarme la tenía sentada en mi falda, estaba entretenida con un estuche de anteojos. El papá la llamó para que lo mirara, es divina cuando reconoce su nombre abreviado. Ignoraba nos estaba filmando, esos momentos quedan en mi celular para que los veas cuando quieras. Te extraño de manera indescriptible. Una entelequia volver a disfrutar las caminata cerca tuyo por esos espacios donde la naturaleza es un estallido de fragancias y colores. La muerte inoportuna como siempre decidió arrebatarrte de mi lado. Tus proyectos se esfumaron en un instante. Los míos dejaron de existir, al mirar tu rostro inmóvil. No sirve la vida sin la presencia del ser que más se ama. Ello me ha llevado a establecer estos contactos maravillosos. Te pido aparezcas pronto en mis sueños. Te acerques para que pueda concretar mis entelequias. Te amo tesoro, por ello siempre te pido no olvides cuanto te quiere mamá. https://www.youtube.com/watch?v=DrWyBex8kfc