SERPETENADO LAS MONTAÑAS

Buenos días ser de luz. Sé que has presenciado el motivo que impidió concretara estos enlaces que me acercan a vos. Te snetí muy cerca en el momento de mayor peligro. Seguramente fue porque siempre te convoco cuando estoy en situaciones no deseadas. El resto prefiero quede entre nosotros dos. Después de transcurrido ese momento en que me sentí tan mal, recuperada, recordé las serpenteantes cintas de asfalto que llevan a uno de los lugares más hermosos de la provincia de San Juan. Tiene una particularidad, al ser camino de cornisa se asciende por la mañana y desciende al atardecer. El largo trayecto abraza las montañas. ¿Recordás siempre te decía prefería un precipicio con piedras y no con agua pues no sé nadar. Reías con absoluta razón cuando expresabas no entender la diferencia. De donde fuese al estar a semejante altura el resultado no cambiaba. La toma que antecede a esta conexión pertenece al inicio del camino, Pinos de un color verde maravilloso saludan a los automovilistas con su preciada carga de turistas impactados por la belleza natural. Como no había carteles indicadores señalando los horarios, intentamos ascenderlo cuando el crepúsculo pinta el cielo de tonos púrpuras y violetas. No impactamos con el camión que descendía, gracias a las palabras del chofer que frenó para decirnos, los horarios, de ese sendero montañoso. Inclusive nos permitió giráramos con el propósito de descender. Los choferes de camiones tienen un comportamiento en rutas y otro en zonas urbanas. No escribo por la ayuda recibida lo percibimos en otras ocasiones. Si estabas estacionado en la banquina frenaban para preguntar si precisabas ayuda. En los centros urbanos, se transforman. Nunca se llega a comprender en su totalidad la conducta de los terrenales. En ocasiones te aman y en otras te ignoran como si jamás te hubiesen conocido. Terrenales que obran de esa forma sobran. A ellos quiero decirles no me preocupa el desdén. Cuando el destino te arranca al ser que engendraste para que viviera, y la muerte se lo lleva con total liviandad, lo demás ni siquiera llega a la categoría de anécdota. Si hemos sobrevivido a la peor de las tragedias por las que puede pasar una mujer, como es la ausencia irreversible de un hijo que no volverá a decirnos “mamá te quiero”, se puede prescindir de aquello que intenta dañarnos sin éxito. No es fácil, en esta vida los imposibles solo se presentan a la hora de querer besar o acariciar a tu hijo y no poder concretar aquello que era parte de la realidad cotidiana. No soy perfecta ni lo deseo. Me siento humana. Siempre encontraremos algún terrenal que cree ser imprescindible. No es así. La muerte iguala a unos y otros. A ella no le importa la calidad sino la cantidad que la deje cumplir con la tarea que vaya a saber quien le asignó. ¡Qué feo llevarse vidas! Tengo la certeza se trata de un ente sin corazón. ¿Valdrá la pena cuestionarla? Ella cumple con su trabajo. Poco le importa los que quedamos viviendo el peor de los duelos. A la deriva como el barco que las olas embravecidas quieren hacer naufragar. ¡Perder la vida será tan difícil como continuarla? Los dilemas no llegan a torturarme, solo deseo resolverlos para creer en ciertas existencias que desde tu partida desaparecieron. Si bien el humano se acostumbra a vivir en penumbras, jamás aceptará el final de un hijo que tenía demasiado para vivir. No es mi deseo continuar en suelo terreno. Me parece obsceno tener vida y vos no. Quiero cristalizar la utopía de encontrarnos. ¿Quién podrá encontrar la respuesta a tantos enigmas? Te amo tesoro como a nadie amé en la vida, por ello no me canso de repetirte, nunca olvides cuanto te quiere mamá. https://www.youtube.com/watch?v=SnLOww3fndE