Monday, April 18, 2022

FAROLES EN EL CAMINO


Buenos días hijo querido.

Te saludo en una mañana fresca, vigoroso billa el Astro Rey.

Anoche fui al planetario de la Ciudad de Buenos Aires, alentada por las imágenes de la luna llena de color rosado, suspendida en el cielo azul oscuro.

Un espectáculo digno de observar

con los telescopios de última generación, que cuenta el lugar.

Fui sola, dado que Laura se fue el fin de semana lago con el pequeño Indra, hacia la República  Oriental del Uruguay.

Un paraíso cercano a muestro país, donde se respetan las instituciones, los derechos y obligaciones de cada habitante.

Como no deseaba perderme la visualización de la luna, viaje en un auto de alquiler.

Llegamos rápidamente pues muchos compatriotas, partieron hacia la costa atlántica.

Un placer llegar a la ciudad, sin caos vehicular.

Transité con normalidad el camino de faroles   que lleva al cambo donde  se localizan los telescopios para  ingresa al mundo de las estrellas.

El camino es una escalera que desciende al final.

Cada tres peldaños se ubican los faroles,

con el propósito de ilumina el ascenso y posterior descenso al campo donde se encuentra el edificio del planetario.

Los astrónomos dieron una charla previa, para informar el uso de los telescopios.

Pocas veces sentí tanta emoción ante un evento natural.

En espacios abiertos, las estrellas se multiplican tanto.

Marco brillante para acompañar a la luna de tono rosa.

Imaginé en una de ellas, estarías  mirándome.

No pude encontrarte.

¿En cuál de ellas, estás?

Posiblemente en las sombras de la luna.

Abstraída en la contemplación, escuche a un grupo de personas hablar de los faroles en la escalinata.

Hasta el año anterior, no estaban.

Lo recuerdo porque desde el mismo espacio contemplamos con Laura, un eclipse de luna.

En aquella ocasión las escaleras estaban iluminadas por luminarias de mercurio.

Felicito a quien los reemplazó.

Una noche soñada en la que no dejé un solo instante de pensar en vos.

A donde sea que vaya, te llevo conmigo, aún, cuando quienes están en el mismo enclave puedan percibirlo.

Sos mi vida y siempre acompañarás  a tu madre, más allá del lugar que mis pasos den para llegar  a  cualquier sitio, te siento en mi corazón.

¿Desde tu hábitat has podido observar, la luna majestuosa de ayer?

¿Cuándo aparecerás en mis sueños?

Es propicio para que pueda darte el beso aletargado, pugnado por salir del cofre donde los guardo.

¡No dejes lleguen a marchitarse!

Siempre te buscaré y estoy condenada a seguir esperando el final.

¿Por qué la demora innecesaria?

Llegaré.

¿Cuándo y cómo?

No lo sé.

Elegí un poema para compartir.

 

“Más yo que yo mismo

Autor: Amado Nervo

 

 

 

¡oh, vida mía, vida mía!,

 

agonicé con tu agonía

 

y con tu muerte me morí.

 

¡De tal manera te quería,

 

que estar sin ti es estar sin mí!

 

farol de mi devoción,

 

perenne cual mi aflicción

 

es tu memoria bendita.

 

¡Dulce y santa lamparita

 

dentro de mi corazón!

 

luz que alumbra mi pesar

 

desde que tú te partiste

 

y hasta el fin lo ha de alumbrar,

 

que si me dejaste triste,

 

triste me habrás de encontrar.

 

Y al abatir mi cabeza,

 

ya para siempre jamás,

 

el mal que a minarme empieza,

 

pienso que por mi tristeza

 

tú me reconocerás.

 

Merced al noble fulgor

 

del recuerdo, mi dolor

 

será espejo en que has de verte,

 

y así vencerá a la muerte

 

la claridad del amor.

 

No habrá ni coche ni abismo

 

que enflaquezca mi heroísmo

 

de buscarte sin cesar.

 

Si eras más que yo mismo,

 

¿cómo no te he de encontrar?

 

¡oh, vida mía, vida mía,

 

agonicé con tu agonía

 

y con tu muerte me morí!

 

de tal manera te quería,

 

que estar sin ti es estar sin mí.”

 

 

Certeza en las palabras del poeta, la frase final, está emparentada con mis  sentimientos.

No llego a comprender por qué.

La insistencia de  dejarme donde no quiero estar más.

Entiendo puedas cansarte de este sentir.

Cada lera de estas conexiones, se generan en el alma.

Escribo  desde allí, sin disfrazar los grafemas.

Ignoro hacerlo.

Carece de sentido, la existencia sin tu compañía.

Nada  alcanza para mitigar el dolor.

¿Quién puede seguir impidiendo podamos abrazarnos como antes?

¿Sabrán una madre que hace casi siete años no ve a su hijo, necesita acariciarlo?

Es elocuente no respondan a una sola de mis preguntas.

Es sencillo, conforma la verdad argumentada.

¿Es demasiado grande mi solicitud?

Te amo hijo querido.

Nadie pudo enseñarme a vivir sin vos.

Es fácil decir “Dejalo ir”, difícil se pueda cumplir semejante sugerencia.

¿Conocen algún humano haya aceptado la partida de un hijo?

Solo te solté la mano en el final.

Más no puedo hace.

Quienes asisten la salud mental, expresan “De todos los duelos se puede salir, exceptuando el de un hijo”.

¿Entonces para qué insistir, manteniéndome  cautiva donde no deseo esta?

Mi  mayor utopía es estar a tu lado para siempre.

No poseo, otros derroteros.

No te preocupes, será de manea natural, jamás vulneraría tu memoria.

Evito correr el riesgo de no encontrarte.

Si pudieras ayudar sentiría, atisbos de paz.

Hijo de mi alma, una vez más reiteraré mi letanía, solicitándote  por favor, nunca olvides cuanto te quiere, mamá.

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=uTlPPqPodiA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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