Sunday, May 22, 2022

EL MAR DESDE EL ACANTILADO



Buenos días hijo querido.

Te saludo en una mañana desapacible.

Ayer estuve pasando fotos  desde un álbum a un archivo de la computadora.

Entre ellas encontré la imagen que antecede a esta conexión, con el objetivo la tengas en tus recuerdos.

Corresponde a un camino marítimo de la costa de la República Oriental del Uruguay, en la ciudad de Maldonado, donde primero visitamos la casa museo de  Carlos Páez Vilaró, donde se conservan las obras de arte del artista.

Nos impresionó que a simple vista, es una mansión como cualquiera de las otras que se encuentran edificadas sobre la costa.

Desde la entrada no es posible observar los fondos de la construcción, no se nota la misma está construida sobre acantilados de gran altura.

La vista es única desde ese sitio.

Los acantilados son de una altura considerable.

El bosque verde intenso contrasta con el color de la mole de piedra, desde donde se puede mirar el mar azul.

En su constante ir y venir las olas van desgastando las rocas, cuando la marea  está baja, se advierten las rocas desprendidas de las  desprendidas de las paredes de los acantilados, sepultadas en la arena.

Un enclave que no pasa inadvertido por los turistas, hasta que se llega al fondo de la construcción.

En los cuadros del artista ese panorama está plasmado en algunas telas, impresionantes por su belleza tan particular.

Debo reconocer ese sitio produce sentimientos contradictorios, en los que padecemos  vértigo y la hermosura de un sitio solitario, dado que las viviendas se han construido en la mano contraria al mar.

Allí comprendí, la altura de las rejas que están en uno de los bordes de los peldaños de la escalera, por la que se puede acceder a la playa no apta para nadar, como te hubiese gustado por la profundidad que ahí tiene el territorio de Poseidón.

Eolo muchas veces agita el espejo de agua, produciendo olas de gran altura.

Pocas veces te vi disfrutar tanto de un paisaje que si bien es maravilloso, produce temor.

El guía desciende junto a los que se animar y con los aterrorizados como yo.

La protección de altura considerable está para desalentar a quienes, intentaran arrojarse al mar.

Afortunadamente, la guardia  costera pasa con asiduidad, evitando, episodios dramáticos. Por suerte en el grupo no había ningún espíritu suicida que intentara entrar al espejo de agua desde semejante altitud.

Para encontrar calma conté los escalones, ello ayudó a morigerar los efectos del vértigo.

De todo el paseo seleccioné el interior de la propiedad, poblado de cuadros, esculturas y un stand donde se pueden adquirir artesanías que están en un local en las afueras de la propiedad.

Chiquito no tengo vergüenza al reconocer mi temor exagerado a las alturas.

Según tu simpática manera de pensar, decías: “Mami se sube a un banquito y se  tira antes de caerse.”

Es cierto prefiero tierra firme donde sé, si caigo  no pasará más que un hematoma.

Tu espíritu aguerrido propiciaba ascendieras a los espacios más altos que pudieras encontrar.

Cientos de anécdotas evocadas con una sonrisa.

Para hoy encontré letras de un gran autor mencionado los acantilados, la dejo aquí, con el deseo sea de tu agrado.

 

 

“El mar en la llanura

Autor: José Hierro

 

¿Estarás siempre de mi parte,

 

adormecida, entre mis brazos.

 

Primaveral y musical,

 

afirmándote y afirmándonos?

 

¿A centenares de kilómetros,

 

a millares de encinas y álamos,

 

a millones de horas, de ríos,

 

de cumbres de piedra, de páramos?

 

esta mañana te ha teñido

 

el recuerdo de vinos pálidos.

 

En las ramas de acacia, otoño

 

puso a dorar su seco manto.

 

Hojas crujían con la música

 

con que embistes acantilados.

 

La llanura fingió latidos,

 

temblores, fuegos oceánicos.

 

¿Tu compañía? ¿Tu nostalgia?

 

¿Tu esperanza?... ¿Siempre a mi lado

 

estarás, mar, primaveral,

 

afirmándote y afirmándonos?

 

mar mía, ¿pase lo que pase,

 

aún después de lo que ha pasado? ”

 

 

Tesoro de mi alma te amo y extraño de manera inconmensurable.

Los paseos más lindos los realizamos juntos.

Duele la ausencia.

La distancia que no es posible medir.

¿Cómo estás tan lejos de la familia choquita y mamá?

¿Cuándo vendrás a mis sueños?

Necesito abrazarte, acariciarte y por sobre todo darte los besos postergados que esperan vengas por ellos.

¡No permitas se marchiten!

¿Falta demasiado tiempo para estar juntos otra vez?

¿Podrías ayudarme en este trámite interminable?

Continuar en suelo terreno sin tu presencia, carece de valor.

Es triste no tenerte.

Ignorar la existencia de un posible reencuentro.

¿Por qué nadie ayuda a resolver mis disquisiciones?

En este instante está asomando el Astro Rey.

Gracias mi cielo por enviarlo, aún cuando resulta difícil seguir sin saber para qué.

Como lo hago a diario, repetiré mi solicitud, pidiendo por favor, nunca olvides cuanto te quiere, mamá.

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=DxegNmfPYmk

 


 

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