Buenos días hijo querido.
Te saludo en una mañana
diáfana.
El estado del tiempo sorprende a todos, luego del frío
invernal, la de hoy será una jornada primaveral.
Quiero contarte la historia de un Samuraí, guerreros
japoneses que gobernaron Japón, desde el siglo XII hasta el XIX en que se
instauró la figura del emperador.
Los samuaí al principio, utilizaban arcos, hasta que decidieron defenderse con filosas
espadas.
Un descendiente de Shogún se enamoró de una bella dama
perteneciente a la alta sociedad japonesa.
Su cara de porcelana, la delicadeza de su esbelto cuerpo era
codiciado por todos los guerreros.
Ella ignoraba a todos, dado era enemiga acérrima de la violencia y
privaciones de la libertad.
Caminaba por las calles de la ciudad deslizándose como una
gacela, enfundada en bonitos kimonos, acompañados de chalinas de
gasa, que la hacían etérea
cual si fuera un pájaro, desplegando sus alas.
Trabajaba en una casa de arte.
Su aspecto era impecable.
Varias veces el samuraí, la abordó proponiéndole salir.
Obvió todas las invitaciones durante un largo tiempo.
Ante la insistencia, con
la paciencia de un ser angelado, explicó
cual era la razón de sus negativas.
El samuraí, prometió cambiaría, por ella, dedicándose a otro
trabajo que no fuera ataca con su espada a otros guerreros.
Concertaron un encuentro en una sala donde servían licores y
jugos.
Ella notó no era amor sino una obsesión del samuraí.
Bebió el jugo, rápidamente, comentando a su interlocutor
sería la última vez que aceptaría compartir minutos de su vida con un hombre de
características violentas.
Saludó y en el momento de partir, el samuraí desenfundó su
espada y en su temible obsesión la mató.
En esos tiempos no existían penas capitales para quienes
herían de muerte a una mujer.
En definitiva siempre era la víctima quien sería investigada por su proceder,
según los jueces provocaba con sus kimonos al luchador.
Semejante a la justicia que reina en nuestro país donde la
parcialidad de quienes deben impartir justicia, convierten al victimario en
víctima.
Algo irracional.
¿Cambiará en alguna ocasión este proceder inentendible?
Hoy elegí letras de un joven auto referidas al atuendo de
quien como vos, partió precipitadamente.
“EL KIMONO
Autor: José Watanabe
Mi padre y mi madre eran sombras dispares
que ahora, muertas, acaso se encuentran más.
Yo recuerdo: él le regaló un kimono
y ella lloró en silencio
porque una gracia así
no concordaba
con su amor tan austero.
En la espalda del kimono
saltaba un salmón rojo.
Sobre los hombros de mi madre, el pez
parecía subir por la cascada de sus cabellos,
hermosísimos y azulados cabellos
de mestiza:
Una bella imagen que ella no podía ver.
Dígasela usted, padre,
para que deje de llorar.”
Tesoro de mi existencia espero aparezcas en mis sueños para
poder cumplir mi aspiración, de darte uno de los tantos besos que tengo
guardados para vos.
Anhelo verte para conversar sobre los sucesos, que han
ocurrido, durante tu ausencia.
Algunos son buenos otros decididamente incomprensibles.
Los esperaba, si bien no tan pronto.
No es importante por mí.
Produce malestar hayan vulnerado tu memoria, ello no lo
permito.
Abusaron de tu confianza, cuando te faltaban horas para
morir, para ellos no tengo nada pues lo he pasado al terreno de la no
existencia.
Alguien que no soy yo, será quien los juzgue.
Si estuvieras aquí no te sorprendería ese accionar.
Demostraste tener el virtuosismo de escanear al agresor.
En eso nadie te puede igualar.
Te extraño, nadie supo enseñarme a vivir sin vos.
Es difícil continuar en la hostilidad.
Cuando muere un hijo nada es igual.
Puedo afirmar una gran parte de mi realidad se fue a tu
lado.
¿Cuándo podrás decirme donde está tu hábitat?
¿Debo creer en mitos y leyendas o dejarme llevar por la
razón?
¿Hasta cuándo deberé permanece en suelo terrenal?
¿Por qué tu negativa
a prestar ayuda para partir?
Sola no puedo quitar las cadenas que me mantienen cautiva en
la tierra.
Hacés falta.
Te amo de manera desmesurada.
No encontré a nadie
capaz de comprender mi soledad.
No es mi deseo tener la existencia de un ermitaño, solo
deseo estar con vos.
Como siempre hijo querido, en estos contactos, reiteraré mi
súplica, solicitándote por favor, nunca
olvides cuanto te quiere, mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=gHjKtBZslz4
No comments:
Post a Comment