Buenos días tesoro de mi vida.
Te saludo en otra mañana idéntica a la de ayer.
Frío y viento se hacen sentir.
He soñado regresaba en el tiempo.
Exactamente cuando la humanidad vio los primeros relojes de
arena.
Como en los sueños todo puede ocurrir, el que apareció en mi
estado onírico, no se parecía a los que todos hemos visto alguna vez.
En esta ocasión, en lugar de arena contenía tierra.
En el cubículo inferior estaba una niña con sus objetos
favoritos, cual si fuera un espacio de su casa.
Aparentaba, mirar un
libro infantil, en esa casa de cristal.
Poseía plantas y todo aquello que gusta a los niños de corta
edad.
Abstraída en la lectura, enseñaba a quienes la veíamos, un
mundo especial, construido solo para ella, entre los cristales del reloj.
Apenas la vi recordé a Mafalda, un personaje encantador de
una historieta del autor argentino Horacio Fontanarrosa, nacido en la ciudad de
Rosario.
Esa chiquita tenía pensamientos originales, vigentes al día
de hoy, pese a que fueron concebidos hace cincuenta años por un gran escritor.
No está entre nosotros, fue premiado varias veces en
distintos espacios del mundo, por la inefable Mafalda.
Evoco tu risa cuando, llegaba la revista de historietas, por
las ocurrencias de la nena y su amigo, aún cuando los pensamientos los
convertía en realidad, estando sola dado
era la protagonista de aquellas historias que hicieron reír a personas de todas
las edades.
Pienso que hoy el notable escritor no tendía exacta
dimensión de su genialidad.
Tus abuelos maternos. Nos regalaban esa revista, premiando
nuestro apego al estudio.
La esperábamos con
ansiedad el día de la distribución, en los hogares donde vivían niños.
El castigo a una travesura consistía en no comprar, el
ejemplar.
Esos son los valores recibidos de nuestros padres, sumados, al que vertían los maestros en las escuelas.
Un porcentaje amplio
hace falta en la actualidad.
No se quiere más a un hijo por recibir una llamada de
atención.
Única manera de reparar actitudes equívocas.
Al ver a la chiquita en el interior de la copa del reloj,
pensé, sería buenos todos los padres actuaran de igual forma.
Mis musas alentadas por esos enclaves donde no falta creatividad, están estimuladas.
Vivir en aquellos tiempos, tal vez hubiese, evitado te
fueras tan pronto del hogar.
El silbido del viento llegó para anunciar la llegada de un
nuevo día, trayendo consigo, la imposibilidad de darte un beso.
Para hoy encontré un poema de Jorge Luis Borges, referido a
los relojes de arena tradicionales.
Es agradable compartirlo con vos.
“EL RELOJ DE AENA
Autor: Jorge Luis Borges
Está bien que se mida con la dura
Sombra que una columna en el estío
Arroja o con el agua de aquel río
En que Heráclito vio nuestra locura
El tiempo, ya que al tiempo y al destino
Se parecen los dos: la imponderable
Sombra diurna y el curso irrevocable
Del agua que prosigue su camino.
Está bien, pero el tiempo en los desiertos
Otra substancia halló, suave y pesada,
Que parece haber sido imaginada
Para medir el tiempo de los muertos.
Surge así el alegórico instrumento
De los grabados de los diccionarios,
La pieza que los grises anticuarios
Relegarán al mundo ceniciento
Del alfil desparejo, de la espada
Inerme, del borroso telescopio,
Del sándalo mordido por el opio
Del polvo, del azar y de la nada.
¿Quién no se ha demorado ante el severo
Y tétrico instrumento que acompaña
En la diestra del dios a la guadaña
Y cuyas líneas repitió Durero?
Por el ápice abierto el cono inverso
Deja caer la cautelosa arena,
Oro gradual que se desprende y llena
El cóncavo cristal de su universo.
Hay un agrado en observar la arcana
Arena que resbala y que declina
Y, a punto de caer, se arremolina
Con una prisa que es del todo humana.
La arena de los ciclos es la misma e infinita es la historia
de la arena;
Así, bajo tus dichas o tu pena,
La invulnerable eternidad se abisma.
No se detiene nunca la caída
Yo me desangro, no el cristal.
El rito
De decantar la arena es infinito
Y con la arena se nos va la vida.
En los minutos de la arena creo
Sentir el tiempo cósmico: la historia
Que encierra en sus espejos la memoria
O que ha disuelto el mágico Leteo.
El pilar de humo y el pilar de fuego,
Cartago y Roma y su apretada guerra,
Simón Mago, los siete pies de tierra
Que el rey sajón ofrece al rey noruego,
Todo lo arrastra y pierde este incansable
Hilo sutil de arena numerosa.
No he de salvarme yo, fortuita cosa
De tiempo, que es materia deleznable.”
Cuanto te amo y extraño hijo querido, nadie pudo enseñarme a
continuar sin tu presencia adorada.
Duele el dolor.
Preciso verte, así puedo
abrazarte y acariciarte como antes.
Estás en mi refugio.
Puedo percibirlo, lamento no poder visualizarte.
Te amo hijo lindo.
Te extraño un poco más.
Querido mío, siempre
he de reiterar mi petición, por favor, nunca
olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=PBIBViUb-Ys
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